La señora Arrimadas es diputada en el parlament catalán elegida con muchos votos por la circunscripción de Barcelona encabezando la listas de Ciudadanos. Probablemente nos diga el lector que no, que los nacionalistas allí son los otros. Si señor o señora, esos golpistas que trataron de ser independientes usando unas urnas del mercadillo. Claro que en esta bendita tierra los únicos nacionalistas son los catalanes separatistas, los vascos filoetarras, y los gallegos pero muy poco. Lo malo de quienes lo tienen tan claro es que no se miran al espejo. Sería bueno que esta señora y su conmilitón Rivera practicaran algo ese ejercicio. Sin ir más lejos le vendría de perilla al líder del partido anaranjado, pues hace unos días definía lo que es ser nacionalista. Pero claro, entre los nacionalistas hay clases. ¿O es que el españolismo patriotero y excluyente no es nacionalismo?
Hubo un tiempo no lejano en que el separatismo catalán no pasaba ni de una quinta parte y que el sentimiento nacionalista catalán se compartía con agrado. Tanto que nos sorprendían los alardes catalanistas de los charnegos de origen andaluz con unos meses allí. Claro que si empezamos a chinchar con que si no consumamos cava, o que Cataluña es de tal manera o de otra, venga o no a cuenta, las cosas se enfurruñan. El gentío catalán, nacionalista, el no definido, e incluso el hasta ayer charnego satisfecho, empiezan a incomodarse sintiendo que esta crisis es por el nacionalismo. Claro que mientras se enardecen los dos nacionalismos (catalanista y españolista) las cuentas del pobrerío sin aclarar. Si miramos la evolución del voto en Cataluña, encontramos algunos datos que nos hacen pensar. De las más importantes puede ser el que el llamado “cinturón rojo” sea ahora más el “cinturón naranja”. Hay quien dice, y yo creo que no le falta razón, que donde no hay haria todo es mohina. Parece que gran parte de aquella satisfacción charnega era muy superficial y se las llevaron las vacas flacas. En esto llegó Rivera y sus mariachis ofreciendo una paz no independentista y se le escuchó. El cinturón rojo que ahora es naranja en Barcelona sigue con los mismos problemas que el resto de España y las heridas causadas. En el resto las heridas no eran tan viejas y profundas, pero con todo el día Cataluña y Cataluña también se ha encirotado más.
Una de las cuestiones que más me admiran en el personal nacionalista es el uso o abuso de los símbolos. ¿Está bien que nos abriguemos o cubramos con una bandera en cualquier momento, venga o no a cuento? Ojo que no he dicho que sea ilegal o que cada cual no tiene derecho a vestir o a llevar lo que quiera. Lo que pregunto es si resulta de buen gusto hacer un alarde excesivo de algo que puede crispar. Se me puede decir que eso del sentido común no lo es tanto en un ambiente ya enrarecido. A eso quería llegar al hablar de la señora Arrimadas. Ella y su partido que se ofrecieron como salida pacífica, ahora se muestran casi tan intransigentes como los independentistas. El capítulo de los lazos independentistas tuvo su miga. Que los de la bandera estelada colgaban lazos, pues los Cs a quitarlos aun cuando los primeros dejaran de ponerlos en gran medida. En lugar de ayudar a la paz prometida haciendo propuestas en positivo, a seguir crispando. Siguen con el PP en la apropiación de la guardia civil, como si ese servicios del orden lo fuera de una facción de la ciudadanía. Me decía un guardia jubilado “esos aplausos” sirven de poco para que cumplamos bien con nuestros trabajo. Esa era su réplica a cuando yo le recordaba errores o manchas en casos como los tres muertos en Almería que desprestigian al cuerpo. Por eso no quiero esos aplausos me repetía una y otra vez. Pues conmilitones de la señora Arrimadas se presentan con motivo del juicio de del enfrentamiento de unos jóvenes con miembros de la guardia civil en un bar de Alsasua. Hay de por medio una polémica acusación de terrorismo. Pues Cs. Con su patriotismo de para mí la guardia civil allí. Pero no es sólo eso, hay otro asuntos que merece atención aparte: cárcel.
La señora Arrimadas para ayudar a la “concordia” en Cataluña se preguntaba si los presos catalanes acusados de “rebelión violenta” tenían trato preferente. Ella sabía muy bien que estaban en una cárcel con presos comunes y no habían elegido prisión como si fuera un hotel como viene ocurriendo con el cuñado de Felipe VI o el señor Rato, uno de los chorizos con corbata que han metido la mano en la gestión bancaria que pagamos todos. No contenta con esa concordia, la agranda criticando al gobierno cuando trata de aliviar lo de Cataluña “pactando en la cárcel”.
¿Y usted es demócrata? Lo dudo. Parece ser que la libertad de expresión, sólo la pueden ejercer una parte de a población, los que tienen la superioridad moral, o sea, ustedes. Sobre todo el insulto barato al contrario, porque usted lo hace, me callo, será que pierde los papeles cuando se pone nervioso. De la «provocación» de Alsasua, no dice nada, supongo que sabe que los andaluces somos muy especiales con ETA y no toleramos a los asesinos. Si no, también habría metido amano al asunto; al fin de al cabo se trata de crear esa sensación de la nueva extrema derecha que crea crispación y es la culpable de todos los males del país. No sé si se lo cree o se lo dicen. No tiene ni idea. Así se lo digo. Suelo leer algunos de sus artículo, hasta donde puedo, la verdad, pues el conocer las cosas desde la superficie, que es lo mismo que desconocerlas, trae consigo los errores de bulto y usted los suelo tener, al menos en lo que yo conozco, que, aunque no es demasiado, no suele acertar en casi nada. Lo dicho, oír una noticia en la tele o leerla en un periódico no me hace el más experto del mundo y ser maestro tampoco es una garantía de nada, de hecho, era y es una titulación no demasiado exigente. Mire usted, sí, Arrimadas es nacionalista, pero parece ser que ser nacionalista español, que te guste España es ser un facha, un asesino en potencia, un violento. Pues no, no puede ser que decir un viva España sea un pecado y visça Cataluña o un gora Esukadi sea de héroes. La guerra acabó hace ya ochenta años y no hay lugar para las revanchas, sobre todo porque a nosotros, salvo cuatro gatos de un lado y de un lado y de otro, no les importa nada. No me extraña que en su trayectoria vital haya tenido que salir por la puerta de atrás varias veces. Eso sí, la culpa será de los otros…de Urdangarín o de Rato…para que buscar más. Precisamente la libertad de expresión trae estos lodos…y espesos.