Con el final de año llegaron los balances sobre los sucesos acaecidos en el periodo. El de 2.016 ha venido con análisis paradójicos; llamemos así a los eventos electorales y otros habidos desde antes del 20 D de 2.015. Lamentablemente se tiende a usar la espuma de las noticias para escamotear a la ciudadanía los hechos que más condicionan la vida en común. Son esa sucesión de acontecimientos imprescindibles en la memoria social para una vida racional en lo personal y democrática en lo colectivo. El soniquete de populismo y la estabilidad de Rajoy se han elevado a la categoría de mantras. La primera palabra retomada en una encuesta capciosa y la segunda en sendas comparecencias de Felipe VI y del propio Rajoy dando gato por liebre. Esto es, que se crea obligada continuidad de don Mariano que ya recomendó González en 2.015. Veamos paso a paso.

Ante la pasiva audiencia, los medios de in-comunicación mezclan en el mismo “populismo” los desvaríos fascistas del yanki Trump, con las insidias que contra “El Coletas” propalaron quienes causan la crisis-estafa. Se mezcla la definición que lingüistas hacen de la palabra del año con la de gente sencilla para el abuso mediático tendencioso y excluyendo citar a Trump, populista estrella. Por contra, al hablar de “político que promete imposibles par lograr el poder” se exhiben imágenes de Iglesias o de su formación. Olvida al supuesto periodismo causante de tal felonía ofrecer el mejor ejemplo de vil y acreditado populismo: el de Rajoy en su legislatura desde 2.012. Será difícil encontrar otro caso de mayor traición al programa prometido. Por ello no cabe extrañarse de que enviara una de las primeras felicitaciones al electo Trump, quizá para asesorarlo en cuanto a incumplimiento de promesas y amordazamiento al electorado.

Claro que en tal singladura populista, Rajoy ha estado bien acompañado. Ya contaba con González desde los primeros escarceos arriba señalados. A ellos se ha sumado con gran entusiamo la señora Díaz. Ya venía dando buenas muestras con sus amistades con Botín para, tras cambiar de alianzas en el gobierno andaluz, presumir sin especial mérito de servicios sociales. Lástima que la ciudadanía viniera a mostrar la inconsistencia de la sanidad, su joya de la corona, y en la educación, con sus debilidades por la privatización en ambas áreas. Pero más allá de sus responsabilidades andaluzas, doña Susana ha extendido su populismo en favor de Rajoy, el único populista acreditado en esta democracia de pega. Así, tras obligar al PSOE de Sánchez a renuciar a una alternativa distinta, promovió, con la ayuda de su padrino González, la destitución arbitraria de la dirección socialista. Desde ese momento, Rajoy ya campa a sus anchas sabiendo lo que tiene acordado con la Sra. Díaz para beneficio mutuo y para mayor indigencia del centenario PSOE en el actual parlamento. Amparado en ese supuesto acuerdo extraparlamentario, e intuyendo un cierto beneplácito del Constitucional para sus excesos, ha podido decir: “Yo sé los acuerdos del Parlamento que he de cumplir”.

Así que como nos han dicho los que mandan (Gónzalez, IBEX35, Felipe VI, Rajoy, Díaz y..) de diferentes modos, ya estamos en la estabilidad del régimen y a callar. Importa un comino que sea la misma estabilidad corrupta y empobrecedora que denunciaba la calle. Esa misma que temía el Sr. González cuando, junto con otros, promovió un lavado de cara con la abdicación de ya insostenible Juan Carlos I. Ahora con las instituciones más desprestigiadas, si posible fuera, una ciudadanía cansada, harta e impotente ante tantas tretas y manipulaciones, asiente al mismo régimen. Como se ha dicho, con un parlamento que adopte acuerdos que el gobierno ningunea. Ya se ha visto durante el periodo de provisionalidad demostrando que el poder está en otra parte. Ahora se han vuelto a proponer medidas rechazadas por la ciudadanía como: elevación del SMI menor al acordado 8%, ralentizar la supresión de la LOMCE, apenas modificar la Ley Mordaza,y atrasar tantas otras disposiciones que la mayoría del electorado ha rechazado en la triple convocatoria. Siguen adelante: el recorte de los 5.000 millones que dicta Europa, los presupuestos continuistas para el 17 bajo amenazas a autonomías, mientras bancos y patronal campan a sus anchas con clausulas suelo.

Si se piensa bien, nadie debería dejarse embaucar por el populismo acreditadamente corrupto e incumplidor de Rajoy y Díaz. No es razonable dejarse acobardar por quien apela a la estabilidad de la mayor y precariedad y pobreza por él alumbradas. Es imposible salir de esta situación miserable e indigna de la mano del gobierno y régimen asentados en la impunidad.