“Hoy hace un año que nos dejaste, y te fuiste dándonos, como lo hacías siempre, una lección de vida. Un día mágico como es hoy, día de reyes magos, hiciste desmerecer todo la ilusión material y llevaste la felicidad más absoluta en forma de donación, a muchos enfermos que estaban desesperados. Y es que así eras tú, Mamá! Con una generosidad que no dejaba indiferente a nadie. Siempre pensando en los demás, siempre preocupada y dando lo mejor de ti, aunque no les conocieras demasiado. Personas como tú no hay muchas, Mamá! Incluso a mí a veces, me costaba entender esa generosidad tan desinteresada. Pero ese era tu principal don, por eso eras tan bella por dentro y eso te rebosaba por fuera. Eras una autentica belleza y además tenias lo que mucha gente anhela tener, pero que por mucho que lo intenten no lo conseguirán jamás, por que con eso hay que nacer y era tu elegancia, Mamá!
Lo que nunca tuvimos… fue suerte, Mamá! La vida ha querido que cada paso que damos aunque lo demos con firmeza y entrega, nos cueste un autentico esfuerzo. Y lo que no depende de nosotros, tampoco estuvo a nuestro favor. Por eso tenemos ese desconsuelo, Mamá!, porque nos sentimos impotentes de no haberte podido ayudar en el momento que más lo necesitabas, ya que no estaba en nuestra mano.
Me produce gracia las frases que dicen que la vida te dará lo que te mereces, porque no ha sido así, Mamá! no te lo merecías para nada. Y nosotros tampoco merecíamos que te arrebataran de nuestro lado tan pronto.
Aun así agradezco a la vida e incluso creo que así fuiste, un ángel que nos enseño los valores más bellos y elegantes que se puedan tener y que se han dejado de practicar, aunque a ti te nacían innatos. Nosotros tuvimos el lujo de disfrutarlos de tus propias manos. Y quiero que sepas que los hemos aprendido, Mamá! Y que los seguiremos practicando “No tanto como tú”, que eras tan especial, pero sí seguiremos ese legado tan hermoso que nos dejaste. ¡Te quiero tanto, como de menos te echo! “
Ante esta carta de Amor, añoranza, recuerdo, que me ha puesto el vello de punta, no sólo por la autenticidad de las palabras de una hija a una madre, salidas de lo más íntimo del corazón, sólo queda descubrirse ante ella y ante su autora Patricia Barrios López. Porque Manoli, su madre, que falleció la víspera de Reyes del pasado 2015, hace ya un año, era una mujer tal como la describe el inconmensurable amor de su hija Patricia y el callado sufriente y destrozado amor de Sara, su segunda hija y el eterno amor de su esposo Alejandro. Fueron muchos años los que nos conocimos y Manoli era así, altruista, generosa, limpia y bella, por dentro y por fuera, tal como la describe Patricia. Manoli era una persona de bandera, una persona grande. Muchas veces, la vida hace que nos replanteemos muchas cosas, pero ¡A qué precio! Y se fue dando lo más grande que una persona pueda dar a los demás: Todos sus órganos, para que fuesen trasplantados a quien los necesitase.
Suele decirse que lo que se siembra se recoge, pero en este caso, este dicho, queda absolutamente fuera de lugar, porque una persona, una mujer como Manoli, no merecía irse de este mundo con 57 años, en los que sembró todo el bien del mundo. Todos quienes le conocemos, sólo podemos hablar bendiciones de ella y en ella se cumple aquella frase de Jesús: “Venid, benditos de mi Padre, porque…”
Son más veces de las que crees, Manoli, las que tus amigos y amigas pensamos en ti; tus amigos personales de hace décadas y tus amigos y amigas más recientes que encontraste en “CAVIAS”. Jamás te olvidaremos. Jamás olvidaremos a un “ángel”. Eso fuiste para muchos de tus amigos, ese ángel, ese ejemplo de bondad, de alegría.
Gracias Juan Parrilla por tus preciosas palabras. Gracias a Cavias donde mi madre se sintió apoyada y entendida. Y gracias sobre todo a vosotros Juan y Aurita, por hacer este homenaje a mi madre tan bonito. Mi madre era un ángel y los ángeles protegen a las buenas personas. Y sé que nos protegerá. Gracias.
Patricia
Me uno a tus palabras, Juan, por ella, por los suyos, pero sobre todo por Alejandro, que ya no nos distrae con sus cosas y lo tenemos «encima de nuestra alma». Patricia dice que no han tenido suerte y no la han tenido, pero la suerte es puntual, viene de vez en cuando y sé que vendrá. Yo a la suerte la llamo «providencia» y estoy segura de que la tendréis, no puede ser de otra forma. Yo lo creo. Os acompañamos. De verdad.
Muy emotivo Sr. Parrilla.
Un abrazo.