¡Anda, es primero de Mayo…! Nos tenemos que involucrar todos en algo tan esencial y tan preocupante como es el trabajo. No soy una sindicalista básica pero me manifiesto públicamente solidaria con quienes forman parte de este movimiento porque sé que muchos y muchas lo hacen sincera y honradamente. Siempre ha tenido más valor la masa que la punta del iceberg. Son las puntas las que nos socavan.

Pero yo quería hablar del Plan de movilidad para Linares presentado estos días por el alcalde y el delegado de Fomento sobre el trabajo de Urbanismo de la Universidad de Granada, un plan que pretende reorganizar nuestra ciudad mejorando la movilidad y accesibilidad en todos sus términos. Todo ello conllevará un mejor compromiso con el medio ambiente, disminuir el consumo energético, descongestionar el centro, potenciar el transporte público y todo lo relacionado con exactamente la mejor movilidad ciudadana ya sea de las personas como de los vehículos. Una iniciativa que lleva varios años y que está transformando la ciudad aunque no veo yo mucho a los linarenses por este civismo, realmente creo que somos bastante despreocupados en el respeto a ciertas normas peatonales y de transporte, por no decir de otras cosas.

Pero hay que hacerlo, como dice el alcalde. Hay que hacerlo porque así se nos educa sí o sí, y eso lo entiendo perfectamente. Y lo comparto, porque si algo le gusta a Juan, y hasta ese punto hemos llegado en nuestra familiaridad con él, si algo le gusta, si algo le apasiona, sin menoscabo de otras cosas, si algo le encanta, son las obras, la consecución de una ciudad que vaya llenando esos huecos de “aspa de molino”, yo lo he llamado de estrella pero va por el mismo camino, la ordenación de esa ciudad “esturreá”, que más vale ponerle nombre a las cosas, poco estética, un poco confusa para los visitantes y un poco incomunicada entre sus barrios, que eso unido a nuestra idiosincrasia individualista aleja. Y desde la Federación Himilce lo sabemos bastante bien.

Yo intento, y me gustaría verlo realmente, visualizar Linares desde arriba, e imaginar el antes y el ahora, aunque quede algo por hacer.  Y cuando lo intento, sí voy viendo las circunvalaciones y las radiales que confluyen en el centro, sí voy viendo esa comunicación, ese ir de un extremo a otro con más facilidad, sí veo que la nueva carretera del Pisar ha evitado un entramado incómodo de calles y semáforos y sí deseo que cuanto antes se complete la conexión con Cantarranas de este a oeste o de norte a Sur, que está en proceso. Yo también pienso, como él, que Linares estaba deslavazada y también me gustan las obras, el movimiento de trabajo para hacer una ciudad más estética, más habitable, más amable, más descongestionada por el centro, incluso más económica y limpia de contaminación. Más cívica, pero eso ya nos toca a nosotros.

La mitad eran sueños pero unos sueños en parte solucionados y en vías de solución. Hay que ir quitando los sitios vanos, nidos de suciedad e incomunicación, hay que darle una apariencia de ciudad moderna, comunicada, libre, abierta y de fácil acceso a un centro que contiene un gran atractivo comercial, convivencial y patrimonial. No tendremos trabajo, que se andará, pero tenemos servicios y sabemos disfrutar de la vida. Un poco anárquicamente, eso sí, con poco apego a las normas externas, también, con una dificultad ante el uso del transporte público, seguro, con poca utilización de los parkings privados, para nada. Pero se educa facilitando las respuestas. Y al final, si estamos orgullosos de nuestra ciudad, la cuidaremos y seremos de libro. Esa sensación tengo cuando transito por la Avenida del Pisar, que me encanta y que pienso que casi “no parece” Linares. Esa es la prueba, para mí, de lo que digo, pero que, manteniendo nuestro fondo, nuestro núcleo de identidad, el extrarradio debe ser así.