Y la luz … se hació!!. No, no crean ustedes que me he vuelto “tarumba” y que se me ha olvidado como se conjuga el verbo hacer. Se trata más bien de cómo nos están afectando y de las consecuencias que está teniendo para nosotros la “liberación” del mercado eléctrico.

Hace unos días, a través de mi cuenta de facebook, conocí el ejemplo de Antonio Moreno, un David contra un inmenso Goliat y decidí de qué iba a escribir esta semana.

Como todas las ventas de lo público, los gobiernos de turno nos convencieron o, al menos, trataron de hacerlo, de que los auténticos beneficiarios de la salida al mercado de la energía eléctrica íbamos a ser los consumidores. Porque con la entrada en el mercado de nuevos operadores los precios disminuirían y la calidad del servicio aumentaría. ¡¡¡¡Jajajajaja!!! … pues si que nos ha salido la broma baratita, sí.

Es cierto que hay nuevos operadores, como lo es que durante años han pactado las tarifas para repartirse la tarta con estupendos beneficios. Tenemos bastantes ejemplos de lo que les digo, pero más que ejemplos, baste con recordar lo que pagábamos y lo que pagamos ahora. Y sinceramente, cuantas ofertas reales hay en el mercado para cambiarse de compañía. Cuando yo lo intenté, descubrí perpleja como las ofertas se reducían a quienes contratarán tarifas conjuntas de electricidad y de gas. Con lo que los que no queríamos gas, desde luego lo que íbamos a querer eran … “lentejas”. No había ninguna alternativa en el mercado. Les estoy hablando de entorno a 2003. Desde entonces he seguido buscando y lo que he comprobado es que abandonar la tarifa de último recurso no garantiza contratos con precios competitivos y seguir en esa tarifa te deja en manos del ministro de turno y de la última ocurrencia de que las eléctricas tengan.

Vamos a ver las ventajas de las que hemos disfrutado en estos años. Desde la liberalización han introducido un nuevo eslabón en la cadena, esto es, antes teníamos compañías eléctricas, ahora tenemos compañías distribuidoras de energía eléctrica y compañías comercializadoras de dicha energía. Y nosotros como consumidores finales con quien contratamos ya no es con los productores de energía como antes sino con los comercializadores. Y digo yo, que estos nuevos tendrán que ganar algo y que de alguien tendrá que salir esa ganancia. Pues va a ser que de la subida de la tarifa. Vamos digo yo. Por otro lado, ahora ya no está claro a quién le tenemos que reclamar cuando el servicio no se presta como es debido ya que donde antes teníamos una compañía ahora tenemos como mínimo dos. Seguimos, otra ventaja es que ha bajado el precio de la energía, ¡AHH, que no!!! ¡Que me dicen ustedes!!! ¡No me lo puedo creer!.

Pues no, no solo no ha bajado el precio de la energía sino que además de subir las tarifas de forma geométrica y debido al actual entorno de crisis en el que vivimos la mayoría, ya se habla sin tapujos de una nueva forma de pobreza, la pobreza energética. Y en que consiste, en que hay familias que para poder llegar a final de mes se ven obligadas a prescindir de la calefacción o del agua caliente en invierno, o a utilizar la electricidad … iba a decir únicamente para lo imprescindible, pero la verdad es que me cuesta mucho pensar en invierno que es lo imprescindible, se quita la televisión, se prescinde del brasero, dejamos de hacer las tareas escolares cuando cae el sol y todos nos quedamos en la misma habitación, … Sinceramente me cuesta mucho ver ¡Dónde naric…! Están las ventajas que nos ha reportado esta liberalización, pero cada mes cuando me llega el recibo descubro porqué las acciones de las eléctricas no paran de subir. A la ciudadanía ¡Qué nos d…! Mientras sus cuentas de resultadas arrojen beneficios millonarios los demás no importamos.