En lugar de crear sociedades de derecho público, nutridas por ciudadanos, administración y empresas, la vulgata liberal, exige privatizar todo cuanto se pueda, de modo que la gestión y los beneficios queden en manos de una empresa privada, que siempre buscará exclusivamente, el indecente e indignante lucro.
Esto lo hemos visto con muchas empresas de servicio público básico, que se han dedicado a las inversiones financieras y bursátiles y han abandonado el horizonte de servicio a la sociedad, con en el que estaban comprometidas (no hay más que mirar quienes componen el IBEX 35) haciendo pasar hambre y frío a muchas familias españolas.
Esto, lo hemos visto en la masacre inhumana, que el Ayuntamiento de Madrid, ha hecho con las VPO vendidas por treinta monedas de plata a los fondos buitre, creando la desesperación en familias pobres. También lo estamos viendo en la cantidad de familias sumidas en la pobreza, que no tienen ni para comer, ni electricidad para calentarse este invierno, teniendo que acostarse tres o cuatro personas en una misma cama, para darse calor por la noche. Lo estamos viendo en España ya con trece millones de seres humanos en el umbral de la pobreza y cinco millones de pobres energéticos.
Cuando empresas de energía, que optan por el servicio público primario y elemental, se dedican a invertir en bolsa y hacen operaciones especulativas financieras, que le acarrean enormes beneficios económicos, el negocio, queda sometido al abuso y pierde así el derecho a prestar ese servicio. La única manera de legitimar que una empresa privada,se convierta en proveedora de servicios a la comunidad, es que lo haga desde la perspectiva del servicio, no del lucro insultante. El beneficio normal, debe ser la consecuencia natural de un servicio bien prestado, pero no es así. Aún así, dentro del modelo neoliberal, las empresas privadas, están estructuradas para obtener el máximo beneficio posible, mediante el control de la política con su corrupción correspondiente. En el caso Gürtel, vemos que un partido político, que debería gestionar el bien común, se pone al servicio de un negocio que perjudica a la sociedad. En el caso de los ERES andaluces, más de lo mismo. ¡Ah! Y ahora el escándalo internacional de la lista Falciani.
El bien común, para que no se convierta en objeto de robo, solo puede ser negociado por empresas de gestión social y derecho público. La forma más eficiente de proveer servicios públicos, es que exista una sociedad pública, participada por todos los interesados: administraciones, empresas y usuarios, que establezca el terreno de juego y provea el servicio básico. El modelo, sería el más ajustado a derecho, porque reduce al mínimo los costes , ofrece el mejor servicio posible, asegura el bien común y genera un mercado regulado y eficaz.
Lo que tenemos hoy es un oligopolio protegido por el Estado, una suerte de ´socialismo` de ricos, que crea escandalosos, insultantes y pecaminosos beneficios, sin eficiencia y sin eficacia. Dicho en otros términos, la sociedad neoliberal capitalista actual, esta vulgata liberal, protegida por el Estado, aglutina lo peor del duro socialismo soviético de antaño, y lo peor del capitalismo, por su codicia materialista.
Las afirmaciones de Alberto Garzón, en cuanto que sólo les interesa el pueblo liso y llano, sufriente y olvidado, no son nuevas para mí, ya lo decía Anguita y pienso como ellos. Simplemente, están los de la bota que pisa y los pisados por esa bota, y porque los gobiernos son los títeres de los que pisan.
Hay izquierdistas y derechistas, con cerrazón absoluta, que como la Iglesia, creen que fuera de su ideología no existe la salvación. Y desgraciadamente, hay gentes que sin contrastar noticias, sin hacer la digestión de esas noticias, del único medio monocolor que oyen, leen y ven, al que adoran, vomitan después lo que escuchan, sin cuestionarse nada, siendo ofensivos y sin criterio personal alguno.
Cada día creo menos en derechas o izquierdas, sino en el pueblo, en la honestidad y la decencia personal, porque paso frío con el que no tiene para calentarse, con los desahuciados, siento el estómago vacío junto al que no tiene para comer, me siento enfermo con los afectados olvidados de la hepatitis C…sufro con todos ellos, porque son lo único que me importa.
Primero es atender el hambre y la salud de la gente y después lo demás. Muchas cosas cambiarían, si las vacas sagradas de todos los partidos, dejaran entrar el viento fresco en la hediondez de su alma. Si es que tienen alma. Pero ya se sabe: Abierto el cajón, convidado está el ladrón.