No, no voy a hablaros de las memorias de Pablo Neruda, pero pensé que este título me daría pie para charlar desenfadadamente con quien me quiera leer en estos días de estío casi inhábiles, bueno, un poco más inhábiles que de costumbre y un poco más dedicados a leer. Yo me he traído, como siempre, libros, no tengo vacaciones de amigos ni de libros, para mí los amigos son los compañeros de vida y los libros  un manjar muy apetecible, hay alguno al que estoy deseando hincar el diente, entre ellos este año esos “Diez veces siete” de Maruja Torres y “Puñal de claveles” de Carmen de Burgos, dos miradas distintas, así como el año pasado fue ”La ridícula idea de no volver a verte” de Rosa Montero, el anterior varios de María Zambrano, y antes de antes, de Simone de Beauvoir, Esther Tusquets, Fanny Rubio, Angeles Caso, Virginia Woolf, Marguerite Yourcenar y muchas más. Libros de mujeres, sí, escritos por mujeres, sí, bajo la mirada de mujeres, también. Creo que he dicho alguna vez que en mis tiempos leí muchos libros de hombres, era difícil que hubiera otra cosa, afortunadamente  ya los llevo leídos, pero me queda la asignatura pendiente de las mujeres, ahora que afloran de una manera imparable. No podré tener una idea completa de la literatura en general mientras no los iguale en mi conocimiento, y a eso me dedico en la segunda parte de mi vida. Se me dirá, tal vez, que hay que leer libros de hombres y yo diré que si sale alguien, o algo, nuevo, de hecho lo intento conocer, pero que los de los conocidos suelen ser más de lo mismo y ya tengo mi idea. ¡Qué le vamos a hacer! ¡Hay tanto que descubrir en la literatura escrita por mujeres…! Generalmente admiro, sin géneros, las buenas ideas, las sorpresivas imaginaciones, la utilización de las palabras, pero lo que escriben las mujeres me es como… más familiar. Lógico.

Al hilo de esto he llegado a saber que la literatura de hombres y mujeres es igual pero que las miradas son distintas. Y no por casualidad os puedo poner un ejemplo de ahora. Estaba yo investigando, y leyendo, sobre Carmen de Burgos, Colombine, una escritora del siglo pasado, pionera en muchas cosas, y me encontré con que, al ser de Almería, había escrito un libro llamado “Puñal de claveles” sobre el crimen de Níjar, en el Cortijo del Fraile, en pleno cabo de Gata, sucedido el 24 de julio de 1928  y que también inspiró “Bodas de sangre” a Federico García Lorca. Curiosamente Carmen de Burgos lo publicó en 1.931 y Federico en 1.932 y os diré una cosa: el hecho es el mismo, el mismito, no podría ser de otra forma, pero en cuanto a la recreación, a la difusión, a la ignorancia o conocimiento, a la fama… no tienen nada que ver. Y no digo que no sean verídicos y legítimos, sólo digo que son diferentes miradas y diferentes tratamientos, privados y públicos, son las miradas de un hombre y una mujer. Y contemporáneos. Y la mujer una diversificada profesional y personal. Y con vida detrás. Federico con vida delante. Y el de la mujer apenas conocido, el del hombre conocido universalmente. Y luego decimos.

El crimen de Níjar sucedió cuando un hombre mató a otro cuando huía con su cuñada, que se casaba ese mismo día con otro que no era el muerto. Me río ante lo mal que lo he expresado pero es que intento que cada cual se informe a su gusto para ver las miradas.  Sí, esa mujer decidió en el último instante, antes de su boda, escaparse con su amor de toda la vida y no hacer caso a imposiciones familiares. El caso es que les pillaron muy cerca y muy pronto, aunque para esta venganza lo mismo hubiera dado que sucediera antes o después. Iba a suceder. Hasta ahí los hechos puros y duros.

Pero hay connotaciones, la España profunda, la inferioridad de las mujeres, los intereses familiares, la honra… la tragedia. Los dos libros tienen semejanzas ineludibles pero ni la tragedia la describen igual. Una se queda en el análisis de la situación de las mujeres, la otra en la Andalucía profunda de sumisión y falta de libertades. La una llora, la otra teatraliza. Y sigo diciendo que luego decimos.

Por eso es tan interesante complementar las miradas, en este caso las literarias. No sé si tendréis tiempo o ganas para este ejercicio de equidad, pero es necesario para que lo que decimos no lo digamos tan superficialmente. Aunque lo importante es leer, después con ello ya vienen los matices.