Noche de los Santos y mañana de difuntos. Negocio no sólo con las flores, sino que este año con los ataúdes también.

¿Qué por qué digo esto? Pues porque no tenemos bastante todo el año con enterrar mes tras mes, empleos, que ahora también en días tan señalados enterraremos de una tacada a 5.600 familias económicamente de un mismo pueblo.

Me refiero a Mondragón, modelo de cooperativismo y racionalidad empresarial que ya oye el “Lacrimosa” del Réquiem de Mozart que les acompaña al cementerio de los seis millones de enterrados en el paro estos últimos años, para sumarse a ellos. Nadie en España se explica lo que ha pasado con “Fagor”. Marca que muchos tenemos en casa en cocinas y demás, que no tiene que envidiar para nada a cualquier firma extranjera del ramo.

Siempre hemos sido cainitas con nosotros mismos supervalorando lo de más allá de nuestras fronteras, respecto de nuestros propios recursos, que los tenemos y buenísimos, además de inteligencia y buen hacer profesional. Pero parece ser que estamos condenados a negarnos a nosotros mismos hasta el pan y la sal. Así nos va.

Hoy, Euskadi, sufre un luto doble: el de sus difuntos biológicos y el de sus difuntos en paro. Euskadi es un pueblo que aprecio y quiero, porque además tengo mucha familia allá.

Y cambio de tercio hacia los primeros, a sus parados.

La noche del jueves en la Sexta, en el programa “el Intermedio” hicieron una entrevista a una viuda, Carmen Hernández, que hace trece años perdió a su marido asesinado por ETA.

Demostró ser una mujer fuerte, valiente, con paz interior. Una paz interior que casa perfectamente con su actitud solícita, de justicia para con sus asesinos, porque al morir su marido ella también fue asesinada.

Parece ser que cuantas más personas matan estos canallas, más redención de pena tienen. Y aquí entra lo que se ha dado en llamar la “doctrina Parot” en referencia al más sanguinario de los asesinos etarras, el “chico de las bombas” lo mismo de 8 que 80 muertos.

En marzo de 1978, en los últimos estertores de la dictadura, mes en que me casé, una de las noticias de nuestra luna de miel,que fué parte en Galdakao, parte en Francia, fue el asesinato de dos trabajadores de la central de Lemoniz.

Después en enero de 1981, asesinaban al ingeniero Ryan, director de la misma central energética.

Mi vida de joven y de siempre, ha estado muy ligada al País Vasco y puedo decir y digo, que la gente vasca, ya está hasta los mismísimos cojones de ETA, mantenida por los extremistas radicales y con un PNV, que siempre ha mirado de lado todos estos asesinatos, porque en el fondo le ayudaban al proceso independentista. Es lo que yo he sacado en conclusión después de tantos años.

Gentes del PNV, como en el caso de Hipercor solían decir…” jo,estos chicos se han pasado” Esa era la condena ante los asesinatos. Lean por favor el libro “El árbol y las nueces” que ya verán.

Estrasburgo ha meado fuera de tiesto al dictar una sentencia que exige que asesinos múltiples como la Inesita del Río salga del trullo por ser esta llamada doctrina, violadora del derecho internacional y a los derechos humanos.

La mayoría de los países de Europa, contemplan la cadena perpetua, menos España y pocos más.

Y esta gentuza, ha matado por la independencia, pero quieren seguir beneficiándose de las leyes penitenciarias españolas.

El primer paso de un etarra, habría de ser, mirar en privado a los ojos a las familias que ha asenidado y pedirles perdón. Vamos, ni en el cuento de Los Osos Amorosos.

Y quien quiso reinsertarse como Yoyes, acabó con un tiro a bocajarro en la cabeza.

Hoy quienes abogamos por la unidad de España, pero unidad de verdad, unidad sin fronteras coercitivas, atendiendo a las diferencias como elemento aglutinador, parece ser que o somos fascistas o somos alienígenas.

En fin, esto es lo que tenemos…

 

Muerte - Foto: Jordi Casasempere

Muerte – Foto: Jordi Casasempere