Entiendo que este es un tema muy polémico, y quiero manifestar que estas opiniones están hechas con la mejor voluntad. Hoy hablamos mucho, nos quejamos de que nuestros jóvenes deben emigrar. Están muy bien preparados, no como sus mayores emigrantes de los años 60, pero deberíamos pensar si su emigración no es una causa directa de la inmigración recibida desde que comenzó el siglo.
¿Cuántos inmigrantes han llegado a España en el Siglo XXI? Es imposible de cuantificar, pero al menos cinco millones de seres humanos han llegado a nuestro país con intención de ganarse el pan, en casi su totalidad honradamente. Pero ¿estaba España en condición de absorber a esa cantidad de personas?, máxime si tenemos en cuenta que esos cinco millones de personas, han llegado en edad laboral, con la imperiosa necesidad de trabajar.
Pues bien, en los primeros años, con la famosa burbuja inmobiliaria, es indudable que sí, todo el que llegaba, en poco tiempo había alcanzado la meta soñada, trabajar, no digamos ya de los países latinoamericanos, o de África, también de los antiguos países comunistas del este, hemos recibido inmensos contingentes de hombres y mujeres, quien no ha conocido algún rumano. Otra cuestión es el fenómeno inmigratorio que sufre España, de ciudadanos chinos, muy distinto a los anteriores.
En el momento actual, datos del Instituto Nacional de Estadística, viven en España, 41.600.000 nacionales y 5.100.000 extranjeros, por lo que pueden suponer estos sobre el 12 % del total de la población. El crecimiento vegetativo de los cuarenta millones y medio, que habitaban España al comienzo del siglo, nos debería situar en una cifra de cuarenta y dos millones y medio, representando un incremento lógico de los habitantes de este país, ahora bien estamos en cuarenta y siete millones, los nacionales estancados y los extranjeros ligeramente disminuyendo.
Dada la situación de crisis que estamos viviendo en España, yo al menos me pregunto si esta maldita crisis no sería mucho menor si no fuésemos menos, es decir si ese flujo de inmigrantes en lo que llevamos de siglo de casi cinco millones de personas, hubiese sido mucho menor.
A esa afirmación yo diría que sí, y no por ello le niego el derecho a cualquier ciudadano o persona del mundo a establecerse y buscar trabajo en el lugar del mundo que desee, es un derecho básico, reconocido ya en toda, la muchas veces criticada, Unión Europea, pero entiendo que ese derecho básico debiera ser regulado a nivel mundial, por decir algo, por Naciones Unidas, ya que agrupa a todos los países del mundo. Pero es evidente que la situación española mejoraría con tres millones de extranjeros menos, sobre todo en las estadísticas de paro.
Los parados búlgaros, rumanos u otros que están en las estadísticas españolas debieran estar en las de sus respectivos países, y más siendo miembros de la Unión Europa, o al menos yo creo debiera ser así.
No está en la mano de Europa y mucho menos de España, solventar el problema de los flujos migratorios hacia el viejo continente, de casi toda África, flujo que cada vez será mayor, la falta de un control de natalidad, el influjo que los medios de comunicación que llegan hasta el último rincón del continente africano, que venden la arcadia feliz de Europa y el avance callado de la Yihad (Guerra Santa del Islam), son los factores desencadenantes de estos niveles de inmigrantes africanos.
Los centenares de millones de habitantes del golfo de Guinea, y de los países subsaharianos, seguirán llamando a nuestras puertas, durante todo este siglo, si alguien o algo no lo remedian. Porque Europa erró, primero al descolonizar a poco que era presionada por Rusia o China, creando unos pseudo estados marxistas, a mediados del siglo pasado, y en segundo lugar, independientes estos, se desentendieron las potencias colonizadoras dejándolos en la órbita de esos países, que se aprovecharon y esquilmaron el doble que los europeos.
Al caer o convertirse al capitalismo salvaje esas potencias, los han abandonado y solo queda en ellos la ley de la selva viéndose episodios tan anacrónicos, como el emperador Bokassa. ¿O no nos acordamos? Un político español, con el que yo no comulgo, Jordi Pujol decía que había que crear industrias en África, en lugar de que fuesen los africanos los que viniesen a trabajar en nuestra industrias. Esto no se ha hecho o se ha hecho poco, por ello nos quedan muchos años de inmigración africana, y desgraciadamente con hechos tan lamentables como los de la Isla de Lampedusa, o los que habitualmente ocurren en Ceuta o en Melilla.
Por una razón muy simple, la mayoría de los estados africanos, son estados fallidos, donde impera mucho más la tribu y sus costumbres, que la estructura estatal, que si existe, lo es por la fuerza de las armas.
También en España, tenemos la inmigración sudamericana, de esta no nos podemos quejar, ya que primero fuimos nosotros allí, y de hecho muchos ya están volviendo, es decir los inmigrantes se están convirtiendo en emigrantes. El país al que han emigrado más españoles de América, en lo que llevamos de año ¿Adivinan cual es? Es Ecuador, porque marchan ciudadanos españoles, que hace diez años llegaron como ecuatorianos y han conseguido la doble nacionalidad.
Toda esta problemática que es europea, mal que les pese a algunos y sobre la que hay que es urgente tomar decisiones, afecta a Francia, a los Países Bajos, a Bélgica y como no a Alemania, además de los países del sur europeo. En Francia, la inmigración supone casi el 20% de la población y en Alemania llega casi al 15%, destaco que en estas últimas elecciones, ha sido elegido un diputado de color y en el gobierno francés hay varios ministros hijos de emigrantes. Es una ardua tarea que los ha de unir a todos, por encima de todas las consideraciones perjuicios e ideologías.
Siempre España, ha sido un país de emigrantes, se cuenta el viejo chiste de que cuando llegaron los americanos a la luna, se encontraron ya allí un gallego, fuimos a Europa en los años 60 y 70, la emigración interior fue masiva en tiempos de la dictadura, el pase del campo a la industria y servicios, la genero con sus tragedias personales y familiares.
Escribo esto el 12 de Octubre y oigo por televisión, que muchos emigrantes jóvenes españoles, han protestado por su situación fuera del país, desde luego seguro que no será la situación ideal, pero si estuviesen en su lugar de origen estarían en el paro dada la situación actual, y no hablo ya de mano de obra, sin cualificar o cualificada, hablo de licenciados y doctores salidos de nuestras Universidades, Arquitectos, Ingenieros, Médicos y un largo etcétera de profesiones.
Hemos creado lo que yo llamo la burbuja “titulitis” y nos hemos quedado sin carpinteros y con infinidad de aparejadores. siendo la única salida la emigración, pero hoy en día, eso ya no es tan trágico, los medios de comunicación, los transportes, acercan a los jóvenes a los suyos, ya no se comunican por carta que tardaba diez días en llegar, o trenes que iban a paso de tortuga como los usaron sus mayores, para eso está el Skype.
Lo verdaderamente trágico es aún ver a jóvenes ir a la vendimia francesa, y si se me permite expresar lo también trágico para Linares, no es ya la visita del líder de Izquierda Unida, que ojala viniesen todos y no en elecciones, es que venga a hablar de reindustrialización, cuando estando en el gobierno de la Junta, Izquierda Unida es corresponsable del gobierno andaluz, que no ha hecho nada, absolutamente nada en aras a esa tan necesaria y demandada reindustrialización, lo dicho trágico, y por lo tanto toca emigrar a nuestros jovenes.