Corea del Norte ha vivido y sigue viviendo momentos tan trémulos, como para preocupar al resto del mundo.

Por un lado EEUU y por otro Rusia, cuyo presidente Putin, ahora se plantea la intervención militar en Siria si se demuestra la utilización de armas químicas, siempre con la autorización de la ONU, ya que si este organismo no lo autoriza, dice, sería una violación de un estado soberano.

Y dice bien, pero yo me planteo: si el estado sirio es soberano ¿el estado es más soberano que su propio pueblo al que masacra?

Y si Al Asad es derrocado… ¿sería mejor lo que vendría después de manos del islamismo?

Por bien de la humanidad, esperemos que las razones más que posibles de intervención de EEUU en Siria, no sean como las que argumentó para invadir Irak y derrocar al sátrapa Hussein, razones que resultaron falsas, dejando el país infinitamente peor que como lo encontró.

Pero volvamos a Corea del Norte.

Allí se da el culto desmesurado, obligado y vergonzoso, a la personalidad de su “líder”, un niñato chulo, que juega con sus fuerzas militares como si fuesen soldaditos de plomo y con sus armas atómicas como si fuesen balines de carabina, todo ello heredado de su papaíto, un canalla de tomo y lomo.

Este pájaro, Kim Jong-un y sus acólitos, están jugando con la comunidad internacional de manera insultante.

Miedo da pensar en la “Crisis de los misiles” de 1962, en que Norteamérica sembró de misiles Turquía, haciendo lo propio, la URSS en Cuba. Jamás el mundo ha vivido momentos tan tensos desde entonces. Y ahora este niñito de las narices, quiere poner en jaque a la comunidad internacional.

Cuando se leía en los 90 el acta de defunción del régimen soviético, como cayó otrora el régimen de Pol Pot en Camboya, con el horror de los “Jemeres rojos” nos sale un nuevo grano en el trasero cada vez más virulento, que nos impide sentarnos a gusto. Todo el apéndice asiático al sur de China es un auténtico volcán que por ahora vive larvado, a excepción de Corea del Norte.

Me entran náuseas cuando veo al “niñito líder” coreano, Kim Jong-un, presenciar los desfiles de sus fuerzas armadas en la celebración de la “Victoria” del que este año se ha cumplido el 60 aniversario y que supera con creces a los desfiles soviéticos en la Plaza Roja moscovita.

En esta dictadura comunista, hay pobreza y hambruna. Posee un poderío bélico y nuclear preocupante. Allí, eres comunista o eres un difunto.

Se invierte más en armas y ejércitos que en desarrollo humano, el bienestar social un es lujo al que muy pocos pueden acceder, sólo la élite del partido comunista…. Y el resto en la más absoluta miseria.

Este niñato, pelado a lo tazón, está haciendo bueno al canalla de Stalin, que junto con Hitler y Pol Pot, han sido los mayores asesinos de la historia de la humanidad.

Los alimentos son para el ejército a costa del hambre de millones de personas.

En este país ya han muerto por el hambre y enfermedades, más de 2 millones de personas, la mayoría niños, estos últimos años.
¿Qué habría que hacer con estos asesinos?

La desesperación ha llegado a un nivel tan grave, que muchas familias venden a sus niñas y adolescentes a hombres chinos para que se conviertan en sus esposas o para la prostitución a cambio de dinero y de esta manera poder sustentar al resto de la familia.

El socialismo en el mundo en general, acaso pudo y pudiera en un futuro, llegar a ser un buen sistema de equitativa distribución de la riqueza, de justicia social, donde lo importante es el grupo y todo lo individual se alimenta y acrecienta con el grupo, tal como se puede inferir de las obras de Marx, Engels, Hegel, Bakunin y Trostky (nada que ver con la dictadura soviética, porque éstos últimos fueron asesinados por sus amigos comunistas) O al menos en un plano de igualdad entre lo individual y lo colectivo.

También de las comunidades primitivas de cristianos en los dos o tres siglos iniciales de nuestra era.

El comunismo, unión en común, ya estaba planteado en estos primeros siglos, bastantes siglos antes de la revolución industrial y bastó que unos pocos canallas se apoderaran no sólo de los bienes, sino también de las ideas, primigeniamente sanas, para hundir un ideal referido a la vivencia en común y en el compartir, elementos primordiales de la humanidad, ya que el ser humano es social por naturaleza.

Ocurrió lo mismo con el cristianismo de las primeras comunidades, hasta que llegó Constantino y se lo cargó al hacerlo religión oficial del imperio. Supo quitarse a sus enemigos los cristianos, uniéndose a ellos. Ya se sabe, si con el enemigo no puedes, únete a él.

Pero volviendo al tema…mucho ojito con Corea del Norte, que cualquier día nos da un buen susto.

Creo que los países democráticos hacen bien en ignorar (en parte) las provocaciones del asesino régimen norcoreano.