No hay, mejor dinero gastado en la feria, que el que emplea el Ayuntamiento en la Caseta Municipal, y en los Títeres o Polichinelas que en la antesala de la misma, en los jardines de la Fuente del Pisar, se efectúan cada mañana, los días de feria.
Ver las cara de la chiquillería, mientras se deleitan con los cuentos de Hansel y Grethel, es algo fresco, es algo verdaderamente reconfortante, algo que hay que agradecer a la Comisión de Festejos, algo que no tiene precio. Esta menuda juventud lo agradece con sus palmas, y los padres lo agradecen con su corazón, mejor sería poderlo ver por Televisión Linares, pero hay que agradecer a Televisión La Loma de Úbeda, el que pudiésemos ver la carita asombrada de los pequeños de Linares ante los guiñoles.
Pero lo de la Caseta Municipal, al menos a mí, me parece fuera de serie, emocionante, gratificante, hermoso. Cuando suena un pasodoble, y se ve a un sinfín de parejas que han superado los setenta años, lanzarse a la pista, muchos de ellos con dificultades físicas e iniciar el baile bien agarrados, recordando sus años mozos y dando lo mejor de sí mismos, lo más noble que poseen, que es el amor, el agradecimiento, el cariño a su pareja, maridos o esposas, a los que la vida de momento ha perdonado, y que muestran en su rostro el cansancio de una dura existencia, pero que ese momento se transforman y son cual jóvenes quinceañeros unos bailongos cuasi profesionales, al menos a mí me embarga la emoción y pienso que estoy ante algo que sin miedo a equivocarme llamaría felicidad, nuestros mayores son felices, con esa felicidad que consiste en vivir plenamente el presente, asumiendo el pasado y olvidando un poco, aunque solo sea un rato, el incierto futuro.
Lo entrañable de esta situación, es cuando además de los pasodobles, se unen rumbas, valses o cualquier otra música bailable, y vemos como junto a esos “abuelos” dicho sea cariñosamente, los nietos se esfuerzan en imitar a sus mayores en el arte de echarse unos bailes bien agarraos, o cuando los abuelos son los que imitan a sus nietos en esos bailes modernos que se bailan sueltos.
Además la Caseta Municipal, es punto de reunión de las familias que hace meses que no se ven, donde encuentras al viejo amigo que marchó hace unos años y que ha vuelto por la feria. También es lugar en que se encuentran muchos que tienen disputas o pleitos pendientes y puede ser que en un arrebato de honestidad, el pleito quede zanjado con un apretón de manos.
Por todo lo que he mencionado y por muchísimas cosas que seguro se me quedan en el tintero (lo que se decía antes) hay que agradecer de corazón al Ayuntamiento de Linares y a la Comisión de Festejos la presencia de la Caseta Municipal, año tras año en nuestra Feria de San Agustín, e instarles a mejorarla en años venideros, si es ello posible.
Algo habrá para criticar a la Caseta Municipal, todo es mejorable, pero esa labor se las dejo a Ustedes en sus comentarios si los creen necesarios. Gracias.
Cada caseta tiene su público determinado. La de la municipal suelen ser ancianos, por otra parte segmento de población mayoritario e identificativo del actual Linares.
Emotivo artículo, D. Emilio. Mí también me emociona ver a las parejas de mayores bailando y recordando seguro, viejos tiempos.
Y lo de los muñecotes, y juegos infantiles fantástico.
Tenemos la suerte de contar en Linares con un grupo de animación como es «La Escalera» con una gran solera y originalidad, de la que algunos de sus miembros han estudiado Arte Dramático.
Este año la caseta municipa, olía a «fritangas», no se porqué, si es que no tiene buena salida de humos!!! respecto a los precios, ya que es municipal, deberían ser más económicos que en las demás, y ya que por ejemplo la cerveza cuesta lo mismo, al menos, que pusieran alguna tapa, como las demas!!! lo del tema del baile , me parece fantástico que los mayores bailen, pero seguramente que se pasan el rato, eso , bailando y sin apenas consumir… seguramente por los » precios»