El miércoles pasado en duerme vela, echando una siestecilla, me despertó una noticia de un programa de TV sobre un reportaje en la cadena “Viajar” cuyo título utilizo para mi artículo, acerca del problema del abandono de los estudios por parte de los adolescentes. En este caso, se refería este programa, a la enseñanza inglesa en la secundaria, cuyo fracaso escolar de los chavales era en torno a 300 000 cada año.

La agencia EFE ofrecía una noticia acerca del abandono escolar en secundaria, bachillerato y universidad, de los jóvenes españoles entre 14 y 25 años, que llega al 30% duplicando la media europea.

Un poco largo es este artículo, pero he creído necesario fundamentar lo que pienso con informes oficiales y notas de prensa.

Para los responsables del informe (Unesco)) las cifras de abandono escolar en España son «preocupantes» habida cuenta de que se trata de un país «duramente golpeado» por la crisis y donde el paro juvenil superó el 50 % en marzo de este año.

La falta de competencias profesionales de los jóvenes europeos «les aboca a desaprovechar su potencial, les hace perder oportunidades de empleo y les impide ayudar a sus respectivos países a volver a la prosperidad» El estudio señala y asevera que, en tiempos de crisis, dotarles de herramientas es «más esencial que nunca»…. El estudio recupera además la expresión «ninis» (ni estudian, ni tienen trabajo, ni lo buscan).

El ejemplo de lo contrario vuelve a ser Alemania y nosotros, como ejemplo de nuestro fracaso, de nuestro mal hacer, en el furgón de cola en Europa, junto a Malta y Portugal.

Pero no echemos la culpa a los políticos exclusivamente, pues la sociedad en su conjunto, es y somos corresponsables de esta dramática situación.

«Crear puestos de trabajo `per se´ no va a ayudarnos a salir de la crisis», indicaron los autores, para quienes, «Europa debe formar a jóvenes con competencias profesionales adecuadas, con experiencia previa (?) y con capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías».

Por ello, desde la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) se insiste en fomentar las prácticas y en mejorar la formación profesional como se ha hecho «con gran éxito» en Alemania, a fin de preparar a los jóvenes para el mundo laboral.

El esfuerzo merece la pena, según los cálculos de la Institución, que estima que cada dólar invertido en educación y en competencias, supone un retorno de 10 dólares para la economía del país inversor.

Sin dejar de estar personalmente de acuerdo con gran parte del informe de la Unesco, me llama la atención lo de “experiencia previa”. ¿Cuándo van a coger esa experiencia previa, si no hay trabajo?

Parece ser que en Europa se han dado cuenta (y nosotros no) de la gran equivocación que supuso, eliminar la Formación Profesional reglada. En un artículo anterior, decía que era buena la decisión del ministerio de Educación, de implementar de nuevo la FP. Pero también advertía sobre lo cara que sería realizar esta enseñanza reglada, con un mínimo de calidad respecto de los medios técnicos y tecnológicos que se necesitan.

A mi juicio es una de las pocas cosas positivas que tiene la Ley Wert, lo demás para mí, es nefasto.

Por otro lado, vivimos en una sociedad del “usar y tirar”, es decir, ¿Para qué arreglar un televisor, cuando comprar uno nuevo nos sale más barato? Luego,con esta mentalidad sobran los técnicos en reparaciones de televisores (por poner un ejemplo).

Se insiste en este informe, de la implementación de nuevas tecnologías sobre todo informáticas, pero… ¿No estaremos creando una nueva burbuja tecnológica al estilo de la construcción? Y si es así ¿cómo saldremos de esta nueva burbuja?. Y ojo, creo necesaria la informática como herramienta de presente y de futuro, como herramienta y no como fin en sí misma.

La FP para que sea exitosa y cumpla su función, debe estar orientada a resolver los problemas en sus distintos campos de consumo de bienes, en el día a día. Es decir, formar a albañiles, fontaneros, encofradores, carpinteros, electricistas, pintores,, informáticos, torneros, fresadores, electrónicos, restauradores (cocina) administrativos, sanitarios, mecánicos y así un sinfín de profesiones.

¿Pero el mercado laboral puede absorber este tipo de profesiones de toda la vida, ante la realidad económica y tecnológica que se nos ofrece? ¿Se genera la suficiente riqueza productiva para formar todas estas profesiones? Entonces… ¿una formación profesional para qué? Porque la informática no puede solucionarlo todo y parece ser que los posibles caminos van por ahí. Alguien tendrá que hacer el pan, vamos, digo yo.

Pero esto, sólo es una cara de un complejo poliedro, porque luego están otros temas tremendamente complejos y olvidados, como el enseñar al alumnado a aprender a pensar, a aprender a aprender, siempre como una propuesta del docente a sus alumnos, como una propuesta a nuestros jóvenes. Articular una verdadera escala de valores personales y sociales. Enseñarles auto-disciplina, a contener su emocionalidad, el valor del esfuerzo, el valor de una sana competitividad, respetar al compañero, a respetar a la compañera, y combatir el machismo juvenil, porque de ahí vienen los maltratadores. Y a muchos profesores, decirle que tienen que hacer las clases amenas, que es su responsabilidad. Todo esto que no se hace, es el gran fracaso de nuestra sociedad. Exigimos a los chavales resultados, cuando nosotros mismos muchas veces estamos suspensos como padres y como docentes.

No interesa a los suprapoderes una juventud culta que cuestione, que exija, que pida transparencia a los poderes de un Estado y la prueba, es la cuasi defunción de las profesiones y las licenciaturas en el campo del humanismo y de las letras. Y a los chavales enseñarles de forma inequívoca que tienen derechos, pero que primero tienen responsabilidades. Que se tienen que ganar todos los días el plato de comida y que tienen una co-responsabilidad en el hogar.

Se dice en el informe de la Unesco que todo es consecuencia de la crisis y no del sistema educativo… y yo pienso ¿Dónde empieza y acaba una circunferencia? Y lo grave es que este esperpento de sociedad, es un monstruo que se retroalimenta.

PD: Interesante enlace que merece la pena leer.

Formación Profesional - Foto: Víctor Santamaría (Licencia Creative Commons)

Formación Profesional – Foto: Víctor Santamaría (Licencia Creative Commons)