Y yo le dije: ¿Qué pasa el Viernes Santo? El Viernes Santo no hay nada, todo es silencio, Jesús no está, aún no ha resucitado. Me quedé pensativa y volví a preguntar: Y hasta entonces ¿cómo se puede estar dos días sin Dios?
Hoy hemos coincidido en Viernes Santo y veo que hay de todo menos silencio, de todo menos preguntarse cómo sería la vida sin Dios. Supongo que los ateos podrían dar una respuesta, supongo que creen en una vida y en una muerte como un hecho natural, todo empieza y todo acaba y todo queda en eso. Yo lo respeto y hasta lo admiro si pueden hacerlo. Yo no podría, yo soy creyente y además me gusta serlo, pero no es sólo eso, es que admiro y creo en Jesucristo, para mí es fundamental saber que existió realmente, que murió y resucitó un hombre tan excepcional… Y ante estos hechos con una permanencia de milenios yo he decidido creer en Él.
He leído y conozco otras creencias más de lo que pueda parecer, pero ni a sus profetas ni a sus consignas les he podido ver en gestos, en palabras y en trayectoria mucho parecido al amor, al amor al prójimo. Nadie lo dijo excepto Él y nada de lo que dijo ha prescrito. Sé que la Iglesia Católica es otra cosa, pero la fe de los cristianos de base, sinceros y seguidores del Evangelio es lo más parecido al amor y todas sus consecuencias que he podido ver. Y esto es lo que manifiesto en estos días de silencio, no ya pensando en todo lo que pasó y que la cultura iconódula ha procesionado, tampoco siquiera en lo que sigue pasando con la ausencia de actitudes ejemplarizantes y valientes dentro del montaje vaticanista, que esperemos cambie algo. En estos días de silencio pienso en mi libertad de creer, en lo que es una decisión consciente y serena. Yo ya voy descartando dudas, quizá eso sea la vida.
No voy a decir más porque no soy quien para teorizar sobre esto, aunque quiero ser respetuosa con la efeméride. Os dejaré con un poema que mi padre, Antonio Rueda, le hizo a los Viernes Santos de Linares allá por el año 1.962. En él 50 años nos contemplan…
I
Cristo cruz sigue llevando,
más Viernes Santos, sin tasa, .
y al paso que el “paso” pasa,
llegar no le van dejando.
Es Linares que, entonando
saetas casa por casa,
hace oración que traspasa
ese amor que Él sigue dando.
Y es su pueblo, suplicando
que perdón nunca le tase,
por saber que hacerlo puede.
Y es pedirle así, cantando,
que no siga, que no pase,
que entre en casa y que se quede.
II
La Virgen, desconsolada
del Hijo los pasos sigue
y nueva saeta persigue
aliviar a la apenada.
En algo al fin consolada
si el nuevo cantor prosigue
es plegaria que consigue
que a su puerta haga parada.
Y mirándole entretanto
su dulce mirar pregunta
si a Jesús tiene en su casa.
Que sí, le dice aquel canto,
que hacemos vida conjunta.
Y pasa tú también. ¡Pasa!
III
Viernes Santos de Linares,
norte sois de Andalucía,
viviendo el luto del día,
“bibiendo” el duelo en los bares.
Hoy entran en tus hogares
Cristo y su Madre a la vez,
y al ver almas sin doblez,
sus penas llorar, cantando,
su sed de amor van calmando,
pues sólo es de amor su sed.
Hasta la semana próxima que se repetirá lo mismo de siempre y que a lo mejor hasta tiro alguna piedra sin estar libre de juicios preconcebidos. No cambiamos, eso es lo único que no cambia.
Sra. Rueda muy oportuno su artículo, me gustaría que los católicos que salen esta semana a la calle detrás de sus iconos y se emocionan con las tallas y la música y todo lo que conlleva esta fiesta, fuesen capaces de hacer de la libertad, la solidaridad. y el respeto a los que no creemos o creemos en algo diferente, su seña de identidad. Como la esperanza es lo último que se pierde, a ver si este año es el bueno y asistimos a ese cambio .
D. José Saramago dijo: «No creo en dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes del mundo. Un creyente fácilmente pasa a la intolerancia. En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en dios, no lo necesito y además soy buena persona». Pienso que la religión sin ética es fanatismo y sin embargo la ética no necesita de religión. Ser religioso es muy fácil; vemos que hay tantos millones de personas que lo son y sin problemas para combinar su fe con lo mundanal, la diferencia con los que no lo son es ninguna. Pero ser creyente debe ser muy difícil; si hubiera tanto creyente, el mundo sería un planteamiento de base muy distinto. Hubo una persona que junto a otras en vida estuvo fiel a Jesús y sin embargo lo vendió a la muerte con un beso y unas monedas; luego según se dice, Judas se quitó la vida porque la conciencia no le dejó vivir. La conciencia debería predominar en las personas, verse en el espejo interno y si se es creyente pensar en qué haría Jesús, fundamental guía del cristianismo; en ambos casos, creencia o ateísmo debería fundamentarse en pensar qué hacer diariamente para dormir en paz cada noche. Despejando la jerarquía de la religión, donde hay tanta confusión y contradicciones, predicadores que nada tienen que ver con lo que hablan o hablan por motivos y metas propios, sólo queda uno mismo con su conciencia con respecto al prójimo. Saludos, Mercedes.
Me parece muy bien que Ud., o crea en Dios, por que Ud., es libre, me parece muy bien que no lo necesite, Usted conocerá sus necesidades, pero que ademas sea usted buena persona, eso lo tendran que decir quien la conozca personalmente, no Ud., de si misma, me parece en tanto presuntuoso.
Yo personalmente le puedo decir que no soy una buena persona, que tengo muchisimos defectos y he cometido y sigo cometiendo muchos errores, pero que considero que en lo unico que no estoy desacertado es en creer en Dios..
Emilio: como indico al principio, son palabras del premio Nobel de Literatura D. José Saramago, no mías, por eso están entrecomilladas sus palabras. Con respecto a la religión, lo mismo de libre se es para creer en dioses como para no creer. Cada cual tiene libremente sus opciones de elección en este asunto como en cualquier otro.
Voy a contestar a mujer progresista porque estamos muy básicamente de acuerdo. Y con respecto a Emilio no soy nada presuntuosa, de verdad, sólo que sinceramente creo que no tengo maldad ninguna, no creo que tenga que ver tener errores con no ser buena persona.
No sé si existe Dios, o no existe. Hay tantas cosas que no sé, que sería pretencioso por mi parte pronunciarme. Nadie es malo, o nadie se considera malo, ni el mismo Hitler se consideraba a si mismo malo. Lo cierto es que nuestra realidad es cruel desde un principio, y nuestra existencia siempre termina mal. Me da igual si existe Dios o no existe, intento amar, más que ser amado. El amor, en todas sus variantes, es lo más importante que hay en la vida. Siento pena por las personas que no tienen a quien querer.
Mercedes, me ha gustado el artículo y la poesía de tu padre. Independientemente de las creencias religiosas de cada uno, sabemos que Jesucristo existió realmente y murió; bueno, lo crucificamos.
Hay una pregunta que me hago con bastante frecuencia, ¿qué clase de sociedad crucifica a una persona tan excepcional, que lo único que pide es que nos amemos los unos a los otros?
Realmente hermoso Mercedes. Muy hermoso. Es para reflexionar mucho…pero mucho
Gracias por un artículo así, Mercedes. Desde mi punto de vista, Viernes Santo sólo tiene sentido desde la perspectiva de hoy, Domingo de Resurrección. Por ello, lo mejor que puedo decirte es FELIZ PASCUA.
Todas las respuestas a tu artículo son verdaderamente interesantes y me quedo con la pregunta de Jerónimo cuando dice: » ¿qué clase de sociedad crucifica a una persona tan excepcional, que lo único que pide es que nos amemos los unos a los otros?»
Y mucha gente se pregunta lo mismo.
Para mí la respuesta es que se ve a una persona buena cuando está del lado del necesitado, y que hace una opción por los pobres y el amor. Pero si además hace una denuncia profética sobre las causas de esa pobreza, la persona empieza a ser molesta peligrosa para la sociedad y lo mejor es ignorarla o apartarla. Y esto es lo que hizo Jesús; por eso estorbaba a los poderes de su sociedad, con las terribles consecuencias de su asesinato en la Cruz.
J.A. Estrada dice: «Si la vida de Jesús por sí mismo no valiera, a mí no me valdría decir que ha resucitado»
Pues también es verdad… » Si la vida de Jesús no hubiera valido, tampoco nos valdría que hubiera resucitado»…