Tempo II
El mar, puños de cristal
golpea su tambor, tam-tam.
Las olas agitan los cuerpos
ávidos de puerto:
Hombres y mujeres,
Ulises sin más leyenda
que sus nombres,
evocados en la aldea.
Ulises arañados por las olas,
errantes, sedientos,
estatuas que el mar cincela
en la noche amoratada.
Muerte y no versos
la oscuridad entraña.
Gemidos y lamentos
de las madres sirenas
que el ruido del mar apaga.
La vela blanca aún alumbra
las estancias de la casa.
El mar, puños de cristal
golpea su tambor, tam-tam.
Foto: The harvest moon – Jef (Licencia Creative Commons)