Estas palabras que transmito son gracias a las introducciones que han llevado a cabo sobre este libro Bartolomé Segura Ramos, que es catedrático de filología latina de la Universidad de Sevilla, y Lamiae El Amrani, que es la editora literaria de esta antología poética de poetisas marroquíes. El libro que comento se titula Poesía femenina y sociedad: antología poética marroquí y está editado con Arcibel Editores, dentro de la colección de Estudios árabes e islámicos, cuyos directores son Juan Antonio Pacheco Paniagua y Katjia Torres Calzada, con un total de ochenta páginas.

Este libro será motivo de la conferencia que próximamente pronunciaré en el Museo Arqueológico de Linares y que será anunciada con carteles publicitarios.

Fue después de la independencia de Marruecos (1956) cuando la poesía marroquí contemporánea empieza a formarse como vehículo de expresión literaria, creando su propio estilo frente a la poesía árabe de oriente.

Este proyecto poético es muy importante para nosotros, ya que nos da la oportunidad de presentar al público español una poesía totalmente distinta a la creada por los autores árabes de otros países, y también de la tradición poética española, aunque no hay que olvidar que la cultura española desde muchos siglos atrás forma parte de la marroquí, por ello podemos encontrar en los poemas de estas autoras una rica mezcla de influencias entre la literatura árabe de oriente y la occidental representada por la española y la francesa.

Para empezar, un aire, digamos, de contención y aislamiento recorre la mayoría de estos poemas. Aparentemente, la mujer marroquí se halla todavía a mucha distancia de la liberada mujer europea, según nuestra percepción occidental, aunque en realidad la situación social de la misma ha cambiado, exigiendo la evolución en todos los ámbitos sociales en los que la mujer en Marruecos esta escalando y  rompiendo esquemas para poder alcanzar la igualdad con el hombre.

Entre líneas, captamos todavía en estos versos, la angustia de la mujer sometida de las Mil y una noches y del harén, de la mujer que suspira tras la celosía, víctima de los celos y autoritarismo atávicos.

En este género que nos ocupa algo queda muy claro y es que estas poetisas marroquíes traslucen un mundo que anhela la superación de los tabús que todavía se contienen en sus sociedades, de tal suerte que estas fantasías erótico-liberadoras nacen fundamentalmente del desasosiego, esto es, del malestar freudiano en la cultura.

Paso a leer algunas de las autoras de esta antología comenzando por Widad Benmoussa. La ventana o ventanas de sus poemas aparecen como ilusión y escapatoria, al contrario de Cavafis, quien en su poema “Ventanas”, del año 1897, expresa su temor de que se abran ventanas al exterior, porque no sabe qué cosas nuevas e intolerables podrían traer para él; pero para esta autora marroquí hay tristeza tras las ventanas, pues ella se halla como encerrada en un harén, separada del mundo por celosías, así lo expresa en algunos de sus poemas como los titulados “Ventana en el corazón”, “Tristeza de las ventanas”, “Guiño”, “Lección”, etc.

Por su parte en la poetisa Fátima Zahra Bennís hallamos una verdadera “mujer de fantasía”; todo es sueño, todo es onírico, y, manifiestamente, erótico. La liberación femenina, comprende la liberación sexual. En ella detectamos ansiedad y frenesí erótico en los versos de su poema titulado “Ansiedad”.

Bastante diferente, en cambio, es dentro de la presente selección, la obra de la joven poetisa tetuaní Lamiae El Amrani, que es la editora literaria de esta antología. Tomemos, por ejemplo, el poema “Sirena Durmiente”. Desde el primer momento percibimos cómo el rasgo metafórico, tan presente en las otras escritoras de esta antología, se diluye casi en ésta, cómo el poema se hace más tangible; cómo su estilo resulta más sereno, concreto, su ritmo más suave, sencillo, conciso y tranquilizador.

Además, la temática de Lamiae El Amrani es más variada. Si antes hablábamos de “poesía social” esto es lo que hallamos, aunque de forma difuminada, lo que distancia el contenido y lo hace más eficaz. En el poema “Con los límites a cuestas”, en que, sencillamente, describe el destino del emigrante africano, que nos recuerda el poema de “El hambre mora” de Machado, en el que el poeta veía el motivo de los “moros” de Marruecos para entrar en guerra junto a los rebeldes del 36; en este poema hallamos idéntica concisión y precisión, así como también compasión, obviamente, por aquellos para quienes la esperanza es como una eterna vela.

También cabe mencionar como Lamiae El Amrani en el poema “Apariciones” puede rastrear un cierto dejo lorquiano.

Por otra parte el miedo se hace patente en la escritora Amal Al Ajdar, que en la breve composición “Cautela” aprisiona una concisa descripción del miedo que acecha a todas horas.

La misma autora, es decir Amal Al Ajdar, nos ofrece, en un poema sus impresiones del mismísimo baile flamenco, unidas aquéllas sin duda a las que siempre le habrán producido las danzas cimbreantes de su propia tierra árabe, y una fantasía de baile en un viejo teatro con música clásica. Se trata de su poema titulado “Baile”.

En los poemas de Aicha Bassry destaca de principio la brevedad de sus composiciones: en “Con sabor a lluvia” la autora quisiera ser todo olfato y alma, que se desprende de su envoltura corporal. Mientras que en “El viaje de la mar”, los seres naturales como el sol, el mar, la arena, desaparecen y sólo queda la poetisa amedrantada por la muerte. Siguen cuatro o cinco composiciones más que no pasan de los siete u ocho versos (“Muerte”, “La muerte del mundo”, “No estoy”, “Si no fuera por el pudor”), en las cuales se hace difícil no pensar en la poesía del místico libanés Gibran Khalil Gibrán.

asd