Indignado por los recientes casos de corrupción, destapados al parecer en el momento que interesa según partidismos, por diversos medios de comunicación ideologizados, “Urdangarín” en la Casa Real, “Gúrtel” “Caja Madrid” o “Bárcenas” en el PP, ERES fraudulentos en Junta de Andalucía, Cuentas en Suiza de miembros importantes de CiU, “Mulas” en el PSOE, etc. etc., quisiera hacer algunas reflexiones.

De un lado indicar que, a pesar de que es buen síntoma para el Estado de Derecho que dichos “delitos” salgan a la luz pública y estén, la mayor parte de ellos, ya en los Tribunales, la sensación que tenemos muchos ciudadanos, así como gran parte de la llamada opinión pública, es de indefensión ya que se ha sembrado la sospecha de que existen muchos otros temas que permanecen ocultos y, de los que están a la vista, no existe certeza que vayan a ser juzgados con imparcialidad ni vayan a haber sentencias no ya ejemplares, si no justas, entre otros muchos factores porque no se aprecia una clara contundencia para depurar responsabilidades ni escarmentar a los responsables por parte de los organismos de los que forman, o han formado parte, los corruptos (partidos políticos, instituciones públicas, gobiernos…) y porque, a pesar de ser declarados culpables aquéllos, e incluso vayan a la cárcel algunos –de lo que yo dudo razonablemente- la creencia popular es que ¡¡¡no van a devolver lo robado!!! Existen ejemplos en nuestro reciente pasado democrático que así avalan tal sensación: Roldán, Mario Conde…

La indefensión además se acentúa ante actos ejecutados por el Ministerio de Justicia que se perciben como arbitrarios: El ciudadano ya no confía en la Justicia porque los jueces (al menos sus máximos representantes) y la Fiscalía, al estar tan politizados, no muestran intención de regenerar el sistema en el que impera la corrupción y porque las leyes aprobadas por el Parlamento y ejecutadas por el Gobierno no parecen, a la presente, aportar soluciones al tema cuestionado; sirva de ejemplo la intención del Gobierno de aprobar una ley que permita dirigir un banco a una persona que ha sido previamente condenada por un tribunal o que Mulas siga disfrutando de un contrato millonario con el FMI.

Por echar más leña al fuego citaré la indefensión en la que nos hallamos los ciudadanos de a pie frente a los medios de comunicación, que forman parte de esos mismos poderes a los que pertenecen los corruptos: Día de 30 de enero de 2013, hora aproximada 15´15, noticia el indulto de Gallardón a un conductor camicace condenado por la muerte de una persona, Tele 5 destaca que en el bufete que ha llevado el caso del indultado trabaja el hijo del ministro, Antena 3 obvia lo anterior y resalta que el indulto se ha basado en uno de similares características del Gobierno de Zapatero otorgado unos meses antes de abandonar el poder (información no dicha en Tele 5), TVE (La 1) se dice que un familiar de Gallardón trabaja en el bufete que ha defendido al indultado (no se habla del parentesco) y se cuenta que Zapatero dio un indulto similar meses antes de dejar el gobierno.

Juzguen ustedes mismos con este nimio ejemplo. ¿Qué no ocurrirá con noticias mucho más relevantes?

Pare perder la sensación de indefensión sólo nos queda a los ciudadanos unirnos en plataformas no politizadas desde las cuales informar a la opinión pública y aportar alternativas legales y de movilizaciones para demostrar nuestro descontento, sin seguir el juego a partidos ni a cúpulas sindicales ni a ninguna institución de poder, o mirar para otro lado y con fe ciega en una ideología o partido político, defender lo indefendible.