Liberando ideas, problemas,
sentimientos. Arrancando brotes
de amarga hiedra que envenenan
mi alma y el pensamiento,
me doy cuenta de esos olivos
que sin mirar, estoy mirando,
y tal vez son ellos los que miran.
Mientras intento hacer surcos
en el papel, sembrando palabras
que den sentido a un poema o a mi vida,
ellos, árboles inmortales que brotan
de su tumba, cuyos surcos de tierra
fueron escritos con las manos;
historias de sudor amargo,
ellos, me observan y callan.
Callan, por ser olivos, lo hacen
por saber, que estoy mirando,
y tras tomar forma sin sentido,
este texto de vagas ideas
empobrecidas, por tantos desengaños,
estos olivos, siguen con su tronco retorcido
observando y callando, en el campo.