Lo tenemos muy cerca, hoy no vamos a poder decir que es algo que les pasa a los demás, nunca a nosotros, aunque de antemano os digo que no es así, que todo nos afecta o todo nos debería afectar. Tampoco nadie podrá decir que no ha sido un asesinato y que entiende poco de esto. Estamos ante nuestra última muerta por violencia machista: Sandra, de Úbeda, que estaba bien, que no estaba enferma, que tenía 28 años y que ha sido asesinada, que la vieron aquí y allí y que nadie sospechaba nada. Y yo me digo… ¿Y si lo hubieran sospechado o visto? Tampoco habrían hecho nada. Desgraciadamente nadie había hecho nada.
Cuando se ejerce violencia contra otro ser humano lo siento y me duele como ser humano, cuando se maltrata a un animal lo siento y me duele como animal racional, o eso dicen. Todo sufrimiento infringido con violencia me duele y me indigna. Como punto y seguido cuando se ejerce violencia contra una mujer por serlo lo siento y me duele como ser humano, como animal racional y como mujer y no por este orden. La clase de violencia que se tiene para con las mujeres es un plus. Un ser humano por sí, un animal por sí no está en peligro, las mujeres por sí, e incluyo a las niñas, sí estamos en peligro. ¿Por qué sino eso de que no vayas sola, no vengas tarde, ten cuidado…? Porque son mujeres. Sí, porque somos mujeres.
Una vez dicho esto veréis clarísimo lo que digo sobre que las mujeres por serlo tenemos un plus añadido, tanto en peligrosidad como en infravaloración. Una mujer casi no es nada, se dice y no por eso los hombres dejan de parecer inteligentes, y desde los griegos a los talibanes no hemos avanzado mucho, seguimos teniendo el mismo poco valor aunque hable en general. De nuevo ejemplos que están a la orden del día. Lo más bajo, lo último siempre es una mujer y hay un dicho por ahí que lo corrobora y lo podréis entender. ¿Quién está por debajo de un hombre? Una mujer. ¿Quién está por debajo de un hombre blanco? Un hombre negro. ¿Y debajo de un hombre rico? Un hombre pobre. ¿Y debajo de un hombre blanco y rico? Una mujer blanca y rica. ¿Y debajo de un gay blanco o negro? Una mujer gay blanca o negra. ¿Y debajo de un hombre pobre y negro? Una mujer pobre y negra. El denominador común y nunca mejor dicho lo de denominador por su situación fraccionaria, es ser mujer. Y lo podéis hacer al revés porque una mujer blanca, rica, de éxito, también estará menos considerada que un hombre en sus mismas circunstancias. Y me podéis achacar y atacar porque parezca que pretendo arrimar el ascua a mi sardina, como si nadie lo hiciera en lo que le interesa, pero lo acepto porque es verdad, la arrimo en lo que puedo, mis sardinas, en este sentido, están de lo más doraditas y “hechas”, aunque no rechazo en absoluto compartir la misma barbacoa y que cada cual la arrime, el ascua, cuánto quiera y pueda. Y mientras hasta hablo. Y sigo.
Me encantaría que fuéramos iguales los hombres y las mujeres, de verdad, creo en la igualdad, para nosotras sería un descanso. Yo ando por la calle pensando que lo soy pero en cosas casi imperceptibles, hasta en mi caso, veo que no es así. Pero es que mujeres somos todas y no valen unos cuantos ejemplos privilegiados. Por eso mientras no estemos todas, que imaginaros la mitad de la población mundial, no podremos decir que somos iguales. Las leyes han hecho mucho, avances los va habiendo pero ni mucho menos somos tratadas en igualdad, por eso me hace gracia cuando la gente lo dice y para quien lo dice yo les advierto que no tengan prisa en subirse a ese carro, que todavía no se puede. De ahí las acciones positivas necesarias.
Yo he reflexionado mucho sobre esto aunque lógicamente desde mi perspectiva de mujer. A ver. Pienso que hombres y mujeres físicamente somos un cuerpo parecido en muchas cosas, sigo pensando que somos una mente parecida en muchas cosas, podemos tener trabajos, todos trabajamos, parecidos en muchas cosas, tenemos finalidades parecidas en muchas cosas… Compartimos el mismo camino, la misma vida… No veo desigualdad aparente aparte de la complementaria. Entonces me digo: ¿Por qué, entonces, desde siempre, las mujeres han llevado una vida diferente en trato y en responsabilidad? Las mujeres siempre tenemos un plus, como decía, más de peligrosidad, de trabajo, de culpas y de responsabilidades. Dicen que es la maternidad, que la maternidad condiciona y hasta estoy dispuesta a comprenderlo, pero es que hay mujeres que no son madres y a quienes les persigue la frasecita… “tú te callas, que no eres madre”. Pero en realidad eso no se le dice a una casada o a una con pareja porque si no es madre es que no ha podido. ¿Por qué? Porque tiene hombre y porque se supone que ha hecho todo lo posible. Luego no es tanto la maternidad, con serlo, sino que se tenga o no se tenga hombre, que se haya procurado o no se haya procurado ¿Os lo digo más claro?
En consecuencia, no es sólo la maternidad o al menos no lo que subyace, lo primero. La maternidad tiene dos caras: la física que desde luego es de las mujeres y la construida que se relaciona más con la procreación, la perpetuación de la especie, el cofre de la seguridad en la descendencia para los hombres. Y de esta teoría puede que hable otro día que venga más a cuento. Pero yo sigo pensando y cuando voy viendo la maternidad en plano secundario llego a la conclusión, personal desde luego, de que todo viene del sexo, del sexo físico, de ahí parte todo, a la maternidad física se va por el sexo físico, lo primero es antes. En todos los principios se nos ve como sexo físico, no como género complementario aunque añadido. Lo último de lo último, o lo primero de lo primero, es que somos receptáculo puro y duro. Y no dejo de lado a los hombres que también ya en lo último de lo último, o primero de lo primero, está el sexo, el sexo físico. En el origen está el sexo, sólo el sexo, lo que luego se ha camuflado con el género para educarnos conforme a él.
Pondría muchos ejemplos pero siempre me acuerdo de uno, siempre me acuerdo de las catástrofes para poder explicarlo. Las guerras existen, los raptos de todas las sabinas existen, los botines de mujeres en cualquier litigio existen… ¿Por qué? Porque son susceptibles de ser violadas. Así de claro. Cuando nos dicen que tengamos cuidado y no vayamos solas es porque temen que seamos violadas, esa es la explicación, no nos quieren decir que nos roban o al menos no roban a quienes primero apetecen. Y yo me pregunto en todo ello cuántas mujeres son violadas y vejadas en cualquier guerra, o secuestro, o catástrofe, de estas de las que todos los días tenemos noticias. Siempre, aparte de la guerra, pienso en ellas y no me puedo imaginar el horror que sentirían antes de ser asesinadas. Eso un hombre no lo piensa ni lo teme, su muerte es más directa. Las mujeres tenemos un plus y no hay quien me lo quite de la cabeza. Hemos hecho de ser mujer la injusticia más gratuita que podamos ver. Siempre pienso: ¿Y las niñas? ¿Y las mujeres? Mi último, o primer pensamiento es éste.
He rizado algo el rizo para abordar la violencia contra las mujeres a propósito del asesinato de Sandra. Y este año van 6 en Andalucía y 38 en el resto del país, incluidas Cataluña y Euskadi, que la última era de Tarragona. Yo siempre digo que es el tipo de violencia más invisible que hay, nadie se esperaba nada, todo parecía normal, se cuestiona qué habría hecho, no se lo explican, nunca se lo explican… Y no sé por qué yo sí me lo explico. Desde el momento en que una mujer, vinculada a un hombre, ejerce su libertad, sea hacia donde sea, ya es reo de maltrato, maltrato de palabra, de intención y de obra. Aunque generalice pero tenemos demasiadas mujeres muertas para avalarlo. Solamente en el siglo XXI, o sea cuento desde el año 2000, van más de 600 mujeres muertas por violencia machista, que se dice pronto, así que permitidme que contabilice 600 asesinos hombres, aunque me deje a mi pesar muchos más, cientos, miles, que hacen de la vida de las mujeres algo insoportable. A ellos va.
Estos hombres son de libro, no son enfermos, no son alcohólicos, no matan ni una mosca en público. La ley circunscribe la violencia de género al ámbito familiar o de parentesco y deja de lado el acoso, la vejación, la violación, la discriminación, el dominio y el rechazo si es sin vínculo. A estos hombres de libro no les pasa nada, simplemente consideran a la mujer de su propiedad y como lo que es de uno pueden matarlo pues las matan en cuanto se les contradice lo más mínimo. No dicen es mía y le voy a hacer la vida feliz y agradable, que las mujeres somos lo suficientemente tontas como para creernos esas propiedades, no, lo que dicen es que es suya o de nadie y entonces las matan. ¿Sabéis lo que os digo? Que estos hombres no tienen nada de ídem, no pasan ni un control de masculinidad, que ahí está el quid. Seguro, no compensan, no satisfacen, no pueden oír lo que saben que tienen que oír.
Estamos en peligro y las mujeres deberíamos estar preparadas por si acaso nos toca uno de estos. Hay que ver si hay indicios de exclusividad, de prohibiciones o de manipulaciones. Hay que atisbar un enfado sin motivo, unos celos enfermizos, unas preguntas que atosigan, unos desprecios en público, unas indiferencias en privado, unas exigencias aunque sean nimias, una comodidad en cosas evidentes, unos silencios despectivos, unas respuestas crueles, unas amenazas de soledad, unos chantajes sobre hijos, unos alejamientos de las familias o amigos… en fin, todo lo que no sea un amor en diario proceso de crecimiento. Ya digo: lo más nimio.
No avanzamos demasiado, hay todavía muchos flecos de miedos y dependencias que impiden a la mujer liberarse, le aterroriza. Les aterroriza, sí, muchas mujeres ahora, cerca, viven con terror, y se les nota pero… no quieren ni hablar de ello. Sin embargo me gustaría que pensarais y actuarais por ellas, porque cuando estas mujeres no pueden, nosotros sí podemos, es nuestro deber humano. Nosotros podemos denunciar, no es algo privado como nos han hecho creer, nos compete como ciudadanía o vecindad, y como decía al principio todos denunciaríamos y reaccionaríamos ante el maltrato a un hombre, un viejo, un niño o un animal… Luego no es entendible que no reaccionemos cuando la maltratada es una mujer y mucho más sabiendo que es por serlo. Por eso denunciad, conservad el anonimato si queréis, pero hacedlo, que luego no seamos hipócritas y digamos: “pues era una pareja normal”, “me ha extrañado mucho”… Que no, que protestamos si un vecino pone la tele muy alta y no cuando insulta, veja, pega y amarga la vida a la mujer que le acompaña su violencia continua.
Que actúe la ley, que juzguen los jueces, ya sé que hay también picaresca en esto pero son muertes, muchas y en muchos lugares. Se irá mejorando, se seguirá luchando. Seamos consecuentes con el siglo en que vivimos y enseñemos a nuestros jóvenes, a unos y a otras, porque nos puede tocar de cerca a cualquiera de nosotros. Que por ahí van los tiros.
Sé que vais a complementar mi opinión, lo que será muy útil para desenmascarar esta lacra, y os lo agradezco. Mientras, seamos humanos, sin diferencias, que al fin y al cabo eso es el todo de una existencia.

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