Dicen que la mentira tiene las patas muy cortas y yo digo que al final de esas patas, cuando llega el momento de que las palabras y las fotos no se corresponden con la realidad, se produce el engaño. El engaño es la consciencia de la mentira y la forma más inhumana de relacionarse con los demás. Y si ya se hace sin dar la cara durante meses alcanza proporciones crueles. Esto es lo que ha hecho la Junta de Andalucía con los trabajadores de Santana, hay más pero hoy me centraré en eso. Consentir, permitir y olvidar las tragedias personales y familiares, no sólo laborales, de estos trabajadores que ya cumplieron su parte, me llena de indignación. Y todo por si se nos olvida que en todos sitios cuecen habas.

La última forma de protesta de los trabajadores de Santana, que ya no es Santana dejémonos de eufemismos, ha sido boicotear el Pleno del Ayuntamiento y desplazarse una vez más a Sevilla en solidaridad con los que están allí, encerrados, en la Consejería de Empleo, eso sí, acompañados por nuestro alcalde. ¿Y qué vieron? Nada, después de casi un año les dicen: “a ver a que consenso llegamos”. ¿Consenso? No es cuestión de consenso, señores de la Junta, sino de cumplir, la palabra firmada debería bastar, pero no tienen palabra. Afronten la verdad y ya veremos cómo se reacciona, porque lo que no se puede es continuar con esta terrible agonía provocadora de enfermedades, desahucios, precariedad, todo tipo de tristezas y amarguras de vida, hora a hora y minuto a minuto. En Linares todo esto ya nos ha tocado.
Y yo me pregunto: ¿cómo se puede “acoger” a unos ciudadanos en una casa, aunque sea la de todos, y ni mirarles, ni decirles nada ni preocuparse de qué comen, cómo han dejado a sus familias… sin afrontar directamente el intercambio interminable de preguntas sin respuestas sobre lo que están pidiendo? ¿Cómo se puede tener la sangre fría de aguantar una situación humana tan dolorosa? ¿Por qué no se dice la verdad de una vez? ¿No se puede buscar otra salida mientras se soluciona la que tapona el entendimiento y la supervivencia? Hasta ahora no hay ideas, no hay interés, se mintió y ahora sólo veo avestruces escondiendo la cabeza. La foto de Linares Futuro fue una mentira y ahora es un engaño manifiesto. ¡Qué vergüenza!
Aquí hay varias cosas que opino y que ya quiero decir.
En primer lugar, queridos santaneros, deciros que lo siento pero que no me creo nada y que os están engañando “miserablemente”. En segundo lugar que no hay dinero y que por tanto no van a hacer nada aunque tuvieran mucha voluntad política, como se dice ahora, que buena fórmula se ha buscado para hablar por hablar. En tercer lugar que estáis demostrando el espíritu luchador que siempre os ha caracterizado y que sé que vuestro lema es la constancia y ya saldrán por algún lado. En cuarto lugar que veo a Linares muy “contestatario” contra vosotros, debe haberse olvidado de todo lo que habéis significado en esta ciudad, aún con vuestra idiosincrasia, y se hacen comparaciones odiosas de vuestra falta de solidaridad con otros movimientos que no me constan y me parecen injustas. Y ya en un lugar enésimo y evitando ser monótona al mismo tiempo que deseando que la crítica se tome desde el positivismo, diré que creo que el alcalde debe volver, porque ya ha demostrado suficientemente, creo, del lado en el que está. Y aquí hay que seguir.
Son preguntas que me hago teniendo sólo una respuesta y no muy optimista, aunque no queda otra que seguir insistiendo y haciéndose ver y oír. No voy a ocultaros lo que me aliviaría llenar de improperios a los responsables primeros y últimos de toda esta injusticia, la incredulidad que me producen las palabras de quienes no son afectados, porque soy santanera por los cuatro costados, casi más que muchos, y con todos los respetos, puesto que mi familia fue la que “prestó” el suelo y el nombre para que aquella incipiente fábrica se instalara en Linares, amén de que yo he comido y “he dado de comer” con mi donación personal a ese reducto emblemático que tanto orgullo y desarrollo nos ha producido y que ahora se olvida.
Incluso desde 1.977, Santana era ya la historia de una muerte anunciada, como tantas que nos han sucedido, de tal manera que he llegado a pensar que Linares quema etapas y va sumando identidades, juega con fuego aunque siempre haya renacido de sus cenizas. Pero cuidado ahora. En este punto os diría que pasados los primeros tiempos e instaurada la competitividad ya se empieza a no creer, no ya en Santana, sino en un tejido industrial permanente para nuestra ciudad. Dejo de pasada que Andalucía no creo que tenga ese espíritu empresarial que tanto mueve, eso lo dejaré para otra ocasión. Quizá se piense que el signo de los tiempos es el cambio abrupto, eso de a rey muerto rey puesto y así se va modificando la fisonomía de nuestra ciudad. Y que nos vaya bien, pero no se puede abandonar ni dejar cabos sueltos antes de continuar. Me parece que siempre hemos hecho lo mismo, sin embargo ahora es ahora y los santaneros, diversificados, se han ganado ya lo que piden. Y me sigo diciendo: ¿No hemos podido conservarla? ¿Sólo medio siglo ha existido Santana? Poco me parece para que piense que somos constantes o que nos importa algo el arraigo. Y ahí lo dejo.
Bueno, también es muy sintomático que el alcalde esté encerrado igual durante tiempo y que tampoco le hagan caso. Eso me dice que la Junta no piensa de ninguna manera atender las reivindicaciones que se plantean, al menos por ahora, y le molesta la mosca cojonera que significamos. Ah!, señor Griñán, pero hay que ser responsable de lo que se ha domesticado, como se decía en “El Principito”, que recomiendo leer con ojos de ver y oídos de oír. Me he ido de nuevo por lo suave porque lo que diría sería muy duro, aunque no nuevo, para la clase política, tan desprestigiada últimamente. Yo siempre he dicho que la política es incuestionable, los políticos no y que a la política la dignifican o defenestran los políticos, por lo que, cuestionemos a los políticos pero salvemos la política. Muy a menudo lo confundimos, o nos confunden interesadamente, así que democracia siempre, pero limpiemos la era, dejémosla en barbecho y conservemos la tierra. No perdamos el norte aunque estemos en el sur.
Aceptemos, traguemos que nos han mentido y nos han engañado aunque eso dilapide la esperanza y no nos devuelva la calidad de vida que teníamos. Hay que comprender que la sinceridad no es fácil a no ser que se valore mucho la finalidad que lleve. Pienso que se es menos sincero cuanto menos nos importa lo que sea. Cuando alguien no importa se puede mentir, la mentira atonta, el engaño daña. Pensad que cuando alguien importa no se miente porque no se quiere dañar. En fin, procuremos no poner la sinceridad encima de un hormiguero para que a la menor discrepancia no se desmorone y “esturree” todas las hormigas alrededor. Si nos mienten es que no importamos, así que escucha, Linares, lo que importas. Y así lo digo, y así recurro a la memoria y a la justicia. Y al ánimo, y a la solidaridad, a pesar de todo, aunque para mí, decirlo a estas alturas, puede resultar muy fácil.
También, y termino diciendo, que hay que mirar hacia adelante porque con todas estas circunstancias sociales, externas e internas, Linares se está configurando de nuevo, convirtiéndose en una ciudad de servicios, esperemos que de comercio, pero apagada, dispersa y desanimada. Y tiene que revitalizarse. Asusta el que haya ya muchos prejubilados y demasiados jóvenes dependiendo de ellos, porque cuando vaya desapareciendo del paisaje social esta red que mantiene una apariencia medio segura por ahora, se evidenciará el hueco por el que irán cayendo quienes se sustentan en él, que ni estudian ni trabajan ni se mueven, ni saben que la respuesta a las dificultades no es la comodidad ni el olvido, sino el esfuerzo y la creatividad, la imaginación y la lucha. Y esto hay que propiciarlo para que no nos pille otra vez la decadencia. Si no lo hacemos, mal vamos.
Así que mi opinión es negociar, buscar más salidas o compensaciones para Linares, exigir la reparación y no dejar de luchar por lo que se nos debe.
Pero por si todo esto tarda, mientras, debemos estar aquí. Porque el resto espera.

Santaneros en el Pleno del Ayuntamiento de Linares del pasado lunes