Daniel Moreno Rodríguez, un joven emprendedeor linarense de 24 años, nos ha enviado este artículo en el que hace una reflexión sobre el mundo del emprendimiento empresarial.

 

 

El emprendimiento como solución a una economía no sostenible

¿Que la solución a »la crisis» está en el emprendimiento?. Cualquier emprendedor debe pensar que sí, pero no tal y como lo hacen el resto de los mortales.

El emprendimiento está caracterizado por la confluencia de varios factores, estos son la oportunidad de mercado, un visionario y los medios físicos y económicos necesarios para llevar a cabo la operación. Pero la operación incluye algo muy imprevisible: el periodo de incubación. Ahí es donde mueren las ideas, por buenas que sean. En ese periodo el emprendedor debe sostener económicamente el negocio aún no siendo rentable en sus inicios y donde más apoyo, confianza e ilusión debe poner y recibir.
Hasta el año 2008 nos hemos lanzado muchos a emprender. Muchos emprendedores de sangre que confiábamos en nuestras posibilidades y que no quisimos acomodarnos como trabajadores dependientes, nos tiramos al charco. Hemos soportado que nos miren mal y hemos tenido que hacer oídos sordos a consejos como »deberías buscarte algo fijo». Sin embargo supimos aprovechar el dinero y los recursos en tiempos de bonanza para invertir y tener nuestro propio negocio. A día de hoy, al menos yo, me alegro.
Sin embargo ahora vemos muchos emprendedores a la desesperada. Personal en el paro que viéndole las orejas al lobo se lanzan a emprender lo que sea y tan sólo porque no encuentran trabajo. Corretean en el mercado como pollo sin cabeza y mueren en el intento porque, en un vano y fuerte esfuerzo, gastan todos sus ahorros (y a veces el de las personas que las rodean) en vehículos, maquinaria, herramienta, mobiliario, alquileres, seguros sociales y de responsabilidad civil, desplazamientos, publicidad, engordar barrigas a través de hacienda, etc… pero echando la vista a un lado cuando oyen hablar del periodo de incubación. Pues bien, ahí mueren. No tienen el capital suficiente para sostener sus ideas hasta que el mercado les aporte su confianza.
Siempre pensé que había dos formas básicas de emprender: con trabajo o con dinero. La primera es el ejemplo claro de autónomo dependiente que presta servicios regulares a otras empresas o instituciones, eso le sirve para dar el gran salto hasta el mercado, y a partir de ahí comenzar a crecer. La segunda manera es teniendo el capital suficiente para constituir la empresa, comprar todo lo necesario e incubar una idea durante el tiempo necesario. Hay muchas maneras de dar solución a la falta de alguno de estos dos factores, pero suelen estar ligadas a entidades de crédito, avalistas o en el mejor de los casos disponer del apoyo de una empresa ya constituida para aprovechar sus recursos. Ésta última, a diferencia del resto, es una buena opción.
Aquellos políticos y otros irresponsables que al hablar en público animan al personal a emprender (por ejemplo en las graduaciones universitarias)… ¿acaso saben lo que dicen? o en su caso ¿a quién se lo dicen?. No hay nada más lamentable que una persona se gaste sus últimos recursos económicos (o primeros en el caso de los jóvenes) en intentar emprender un negocio sin conseguir rentabilidad, además perdiendo toda la ilusión en volver a hacerlo. Tan sólo los que hemos recorrido el camino del emprendimiento sabemos la cantidad de contratiempos y gastos que hay que asumir y que es imposible prever en un plan de empresa. Había que haber animado a esas personas durante el tiempo de bonanza, cuando era fácil emprender, y ahora esas empresas estarían consolidadas. Sin embargo en las universidades o institutos de formación profesional nos animaban a opositar para la inflada administración pública, aquello que llamamos «colocarnos» y que tanto valoran nuestras abuelas.
¿Cuál es el problema del emprendimiento?. La falta de capital. ¿Quién debe emprender? Los capitalistas. Si el capital emprende, sin duda, obtendrá beneficios y en su camino creará puesto de trabajo reactivando la economía. Ahí es donde deben estar los empresarios de verdad. Se necesitan empresas públicas rentables (por extraño que suene) que traigan beneficios a España, Andalucía, Jaén, o Linares y generen puestos de trabajo a cualquier escala. Lo difícil es que los políticos que gestionan el capital consigan emprender algo competitivo en Europa y además tan sólo por el beneficio del país, región, provincia o ciudad, y no por el suyo propio.
Desde luego no podemos esperar nada de los capitalistas puros, esos buenos empresarios que están cansados de que el estado les robe una y otra vez y que se ven obligados a defraudar para conseguir rentabilidad. Es muy triste poder afirmar a día de hoy que sin defraudar la mayoría de los negocios no son rentables.
A la pregunta, ¿La solución a la crisis está en el emprendimiento? La respuesta es que sí, pero de la mano del capital. El resto de personas con pocos recursos debemos buscar nuestras propios mecanismos y medios para emprender y siempre con la balanza inclinada hacia el éxito, pero nunca hacerlo llevados por la necesidad. El ingenio y la audacia son los principales aliados del emprendedor para aprovechar los recursos que tenemos y minimizar las inversiones. Nosotros no solucionaremos el problema económico de nuestro país, pero sí podemos dar trabajo a nuestro vecino, para ver crecer a sus hijos… sin necesidad de hacerlo.

Campaña promoción del emprendimiento ante la crisis en Madrid . Foto: Antonio Domingo (Licencia CC)