No sé si es un tópico o no, pero se dice que los italianos, hartos durante décadas de sus políticos, cuando salen por la mañana a la calle, haga el día que haga, sobre todo si llueve, miran al cielo y dicen: ¡“Porco Governo”! Creo que no necesita traducción ni aclaración.
¿Llegaremos nosotros en el paroxismo de nuestra hartura, de nuestro padecimiento, a decir lo mismo?
El fraile dominico Eckart de Hochheim (O.P) también conocido en los círculos filosóficos y teológicos como Maestro de Vida Eckart, nacido en Turingia (Alemania) en 1.260, eminente teólogo, tenía una frase que repetía con cierta frecuencia y es la siguiente: “Sólo pido a Dios, que me libre de Dios”. Esto para que se entienda, significaba su amargura respecto a la forma que tenía la Iglesia de presentar a Dios, como un Ser vengativo, iracundo, extremadamente exigente, juez implacable… Fue un hombre que se adelantó varios cientos de años a su tiempo y por eso fue sometido a juicio inquisitorial. Entonces, el ya pensaba que Dios era sobre todo Padre. Esa fue su culpa.
Yo, parafraseando a Eckart “pido al gobierno que me libre del gobierno” y no soy un adelantado a mi tiempo. No es por rechazo alguno al PP, porque a estas alturas de mi vida ya vivo retirado en mis aposentos.
Estoy convencido de la buena voluntad de muchos de nuestros políticos, porque vamos, no creo que quieran hacer las cosas mal, pero a veces dudo de su competencia. Gestionar lo público es harto complejo, y por eso se necesitan gestores auténticos que pongan el bien común por encima de los intereses de partido. Y en este aspecto camina la ciudadanía de una forma mayoritaria, porque somos la mayoría los que sufrimos el problema lacerante del paro, salvo esas minorías que nos tienen cogidos por donde más nos duele. Son bochornosos los casos, algunos excepcionales y me refiero al comentario de una diputada en su escaño del Congreso, cuando el partido de la oposición apoyaba la marcha y las reivindicaciones de los mineros asturianos al espetar : ¡que se jodan! Cosas muy graves están pasando en nuestro país. No se vislumbran horizontes. Esperamos como por arte de magia una recuperación en el crecimiento económico y la creación de empleo… ¿Quién la hace y cómo se hace? ¿El Mago Merlín?.
Este gobierno no cumple la mayoría de sus promesas, sumiendo a la ciudadanía en un desespero y una desconfianza total, no me vale lo de la herencia recibida. Que sí, que es verdad, pero que no se conviertan en papagayos repitiendo siempre lo mismo, porque el gobierno sabía cuando tomó posesión, el panorama que se le presentaba y si no el Sr. Rajoy, que no hubiese aceptado el nombramiento.
Que sí, que sí, que llevan razón respecto a la gestión de Zapatero. Pero digo yo, que mientras pierden el tiempo en lamentarse, a lo mejor podían pensar en otras cosas para bien de la ciudadanía.
En las elecciones pasadas, fue el voto del hartazgo, del desencanto y de la esperanza en el futuro, el que llevó a Rajoy a la Moncloa. Hoy si se celebrasen de nuevo las elecciones veríamos a ver qué pasaba. Lo malo es que la inmoralidad de algunos, están llevando a la bancarrota a nuestro país y nosotros ya nos estamos acostumbrando, como la fábula de la rana de mi artículo anterior.
Es inmoral que haya jubilados que no llegan a mediados de mes.
Es inmoral que existan parados a los que ya se les ha acabado el subsidio por desempleo, sin saber cómo van a poder sacar a la familia adelante.
Es inmoral que tengan que existir infinidad de padres que tienen bajo su techo a sus hijos casados y con familia porque no tienen para comer y a los demás no nos importa. Esta generación actual, está viviendo peor que sus padres.
Es inmoral para muchos casos, sobre todo de vejetes enfermos, con pensiones de 400 euros, el copago sanitario.
Son gravemente inmorales los drásticos recortes en sanidad y educación.
Es inmoral la masacre de los funcionarios. Y que contra ellos, están lanzando a la ciudadanía.
Es inmoral la alabanza en la flexibilidad de los despidos. Existen casos realmente sangrantes.
Es inmoral el aumento del IVA al 21%, cuando el salario mínimo interprofesional es de seiscientos y pico de euros, y este salario, comparado con algunos países europeos es casi tres veces inferior.
Es inmoral el trato de favor a las grandes fortunas y los resquicios legales para tener aquí en España un paraíso fiscal legal, que sólo grava en algunos casos el 1% de las inmensas fortunas que existen.
Son inmorales los sueldos de sus señorías los políticos y cómo han amañado la pensión vitalicia por tan sólo siete años pisando alfombra, cuando el resto de la ciudadanía, currando de sol a sol, necesita casi cuarenta años de cotización.
Es inmoral la forma de proceder del Tribunal Constitucional en algunos casos.
Es inmoral también, el chanchullo reciente del Consejo General del Poder Judicial con el caso de su Presidente.
Es inmoral que mientras unos se pudren en la abundancia de sus fortunas, muchos en España estén pasando realmente hambre en pleno siglo XXI. No digamos en el tercer mundo.
Es inmoral que los pequeños y medianos empresarios, que son el auténtico tejido productivo del país, estén sometidos a las cargas contributivas y fiscales tan exageradas, teniendo que cerrar sus negocios porque no pueden sostenerlos, y la consecuencia derivada de ello, que son más trabajadores en la calle. ¿Pero es que no se dan cuenta de esto nuestros políticos?
Es inmoral (aunque sea legal) la forma en que se están llevando a cabo los desahucios. El último caso, el del Guardia Civil en la Reserva. Nada menos que 20 de sus compañeros con atuendo antidisturbios se presentaron en la casa a desalojarlos.
Es inmoral que un país, con casi seis millones de parados, se paralice por un puñetero partido de fútbol. ¿Dónde están ahora las banderas? Si no hay fútbol, no hay banderas. ¡Qué infelices que somos, qué pena que necesitemos de algo tan banal, tan efímero, para sentirnos españoles!
Es inmoral que esta gente haya secuestrado la razón, la ética, las escalas de valores a cambio de un mejunje de pseudofelicidad consumista.
¿Y qué no hay de inmoral en éste país que algunos llamamos España? Seguimos en la España del Lazarillo de Tormes, que robaba al pobre ciego el queso y el vino.
Todas las medidas en recortes sociales, no dejan de ser sino aquello del “chocolate del loro”. Al menos a mi juicio.
Lo explico: Los señores marqueses, acostumbraban a dar por la tarde una onza de chocolate a su loro, chocolate que el bicho agradecía sobremanera. La economía familiar empezó a resquebrajarse y así lo comentó el Sr. Marqués a la Sra. Marquesa. Ella encontró de momento una solución inmediata. Empezarían para ahorrar, por suprimir la onza de chocolate al animal.
Las medidas políticas neoliberales de austeridad y recortes salariales, tan sólo han conseguido aumentar el beneficio de los de siempre, pero no han generado riqueza ni creación de empleo.
Es constatable que los países que han aplicado las medidas con más rigor, son los que están sufriendo peores resultados en sus economías (Irlanda, España…) En cambio, los que se separaron voluntariamente de la exigente ortodoxia neoliberal no han sido tan afectados y no hablemos del Reino Unido, que le da igual lo que pase en la zona euro, pues su moneda se ha revalorizado enormemente.
La causa paradigmática que ha provocado la crisis es la desigualdad en todas sus manifestaciones. No soy economista, soy lego en esta materia, pero es blanco y en botella.
El Banco Central Europeo, en mi opinión, es co-responsable de la crisis y sus consecuencias, al no ser capaz esta entidad, de prevenir la hecatombe y tomar las primeras medidas con bastante retraso. Los vigilantes económicos no hicieron bien su trabajo y los bancos centrales de cada país, a mi juicio, han sido conniventes con la banca privada y los gobiernos, abocándonos a la situación presente.
El premio Nobel de Economía, Paul Krugman, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, vaticinó en Mayo de este mismo año, la salida de Grecia de la zona euro y el “corralito” en España e Italia. Que Dios nos coja confesados.
Para salir de la crisis hace falta mucha más democracia, una democracia real y esto sólo se consigue con la implicación del grueso de la sociedad en la vida pública. No se puede arreglar una situación como la nuestra en las barras de los bares.
Decía el miércoles 18-07-12, el comentarista político José Torné en el periódico Ideal de Jaén: “Urge en mi opinión que la clase dirigente, regrese al espíritu de la Transición y conecte con la raíz de la Democracia: el pacto ,la concordia, la honestidad, la más transparente legalidad, la erradicación del sectarismo y la exclusión ideológica” Casi nada.
Y visto lo visto y lo del “chocolate del loro”, sólo pido al Gobierno, que me libre del Gobierno… Pero creo que voy listo.

 

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