En la Torre de Londres existe lo que los ingleses llaman “Little Ease”, una pequeña celda en la que es imposible el estar de pie o el acostarse, debido a sus dimensiones. En ella el prisionero puede permanecer agachado, en cuclillas o tumbado, pero nunca estirado todo su cuerpo de manera horizontal ni vertical. Normalmente se utilizaban este tipo de prisiones medievales durante un cierto tiempo antes de comenzar a ser torturados los encarcelados por sus custodios o, se les abandonaba a aquéllos a su suerte para el resto de sus vidas. Los franceses las llaman “Cellule ne Réconforter” y a ellas hace alusión el Nóbel Albert Camus en su libro “La Caída”, en un contexto más existencial que físico, aunque no por ello menos efectivo. En español se diría “Celda del no confort” hablando de una pequeña estancia de poco menos de un metro de alta por un metro ancha por un metro de larga. El objetivo fundamental del castigo infligido en este tipo de encierro no es otro que el de hacer sentir al reo la incapacidad de estirarse, asociando la libertad al estiramiento corporal.
Idéntica sensación es la que vengo experimentando desde que el tema recurrente de la crisis comenzara a hacerse evidente en mi mente; es decir, desde que nuestro anterior Presidente del Gobierno, el señor Zapatero, y el partido que él representaba, PSOE, negaran su existencia por activa y por pasiva. Desgraciadamente, en nada ha cambiado la mencionada sensación de agobio e impotencia, desde que el nuevo Gobierno del Partido Popular, encabezado por el señor Rajoy, dirige los designios políticos y económicos de este país, apretando las clavijas económicas “a los de siempre”, entre los que me incluyo.
De todos es sabido que la tortura psicológica es tan infalible o más que la física y que las emociones de quién la vive se transmiten de manera rápida y eficaz a quienes le rodean, haciéndoles partícipes de parecido sufrimiento (empatía del torturado). Así, gracias a la ineficacia de nuestros políticos, la ayuda de otros sectores de poder social y religioso (sindicatos, poder judicial, empresarios, iglesias, etc.) y por supuesto al cuarto poder, la prensa (salvo honrosas excepciones), creo que vivimos un momento de aguda angustia existencial, de indefensión, de amargura sociológica (con la excepción de las glorias futbolísticas que nos da la Selección) y que esto, además de hacernos más vulnerables a los españolitos de a pie, nos condena a la falta de libertad, a sentirnos prisioneros en una “Little Ease”, en definitiva, a la infelicidad.
Desconocemos como va a terminar el asunto, o como vamos a salir de aquí (me parece que va para rato –con minúscula, sí-), de esta pequeña prisión torturadora de telediarios, de noticias en prensa que utilizan, para más escarnio nuestro, términos que hasta ahora desconocíamos y que ahora conocemos, sólo su nombre desde luego, no su significado, tales como Prima de Riesgo, ERE, Activos, Hipotecas Subprime, Burbuja inmobiliaria, Ibex, Eurobonos, Empresas de Rating, y un largo etcétera.
Lo que sí podemos predecir, pues así la Historia nos lo demuestra, es que toda crisis conlleva grandes cambios y no sólo “puntuales” o “estructurales” (otra palabreja) si no mucho más profundos, de valores, de ideas, de formas de vida.
La palabra Crisis proviene del griego “κρίσις” (Krisis) que significa “mutación”, “cambio a”; es decir, que si atendemos a su etimología, deberemos estar preparados para grandes sorpresas sociales, políticas, culturales e individuales; pero todos, no sólo los ciudadanos sencillos, también los que ahora son o se creen poderosos, pues las crisis más recientes en el microcosmos histórico del mundo occidental han propiciado grandes cambios: Revolución Francesa, Revolución Industrial, I Guerra Mundial, Revolución Bolchevique, II Guerra Mundial, Mayo del 68 Francés… y casi todos para mejorar las condiciones de los más perjudicados, aunque, casi todos también, utilizando como vehículo principal la violencia.
Creo que no hay otra opción.
Si algo bueno tienen las nuevas tecnologias, es que podemos liberarnos del terror psicologico que vivimos n el mundo actual, de ese «pequeño cuarto» en que desean que vivamos enclaustrados, conectando nuestro ordenador a Spotify y oir la musica que más nos agrade. También a poco que tengamos un equipo de musica, podemos deleitarnos con una Zarzuela, una Sinfonía o un concierto del maestro Rodrigo o de Andrés Segovia.
La sociedad actual nos da esa posibilidad, quiero decir, que pese a lo negativo que nos lo ponen políticos y periodistas, tenemos en uso de nuestra libertad, cerrar los aparatos de radio o televisión y escuchar si Ud., quiere a los Brincos cantando «Lola», a fin de cuentas mi estress psicológico no va a resolver nada a nadie. El movimiento 15 M dentro de su anarquia, no uso la herramienta más importante que tenía, antes bien la maluso para obtener una masiva asistencia. Se equivoco, como hubiese hecho verdadero daño al poder establecido era, pidiendo la baja de moviles y conexiones a internet, hay les hubiese dado en el higado. Pero esta generación no sabe lo que son progresiones geometricas es decir nunca han sabido lo que vale un tablero de ajedrez. Salvando ya este paréntesis anarquista de mi comentario manifestar que como la esperanza es lo último que se pierde tenemos que ser optimistas con el futuro, aunque lo veamos lejano.
Y sobre todo que aprendamos la lección, que consideremos una mayor disciplina en el gasto, una mejor aplicación de las cargas en todas las clases sociales, pagar IRPF por los alquileres de nuestros apartamentos en la playa, pagar el IVA a profesionales de todo tipo Médicos, Abogados, Pintores, Albañiles, etc., denunciar a personas que conocemos hacen trabajos en dinero «B», y a inválidos que realizan trabajos que no deberían y asi cuantos por activa o por pasiva. A reprochar los despilfarros del Estado, Autonomías, Ayuntamientos y como no a no tner miedo a funcionarios sin uniforme y con uniforme, puesto que muchos de ellos con su actitud, nos colocan en la «Little Ease»
Ya, yo estaba pensando en los millones de españoles SIN futuro.
¿Por qué no hay una política fiscal que haga que desgrave todo lo que se consume aunque sea un euro de cada cien pagados? Así pediríamos factura a todos: Fontaneros, médicos, abogados, electricistas, supermercados, farmacias…al final nos devolverían 40 ó 50 euros al año, pero todos tendrían que declarar lo que ganan; y no rebajar sueldos a los de siempre, que ya está biren, por favor…
Quisiera decir a los contertulios informáticos,si me lo permiten, en un tono distendido, no agresivo y que no es referido a ellos, que ¿donde está la gente que quiere el cambio en ésta sociedad? Porque cambiar un país en el caso de España, no es votar cada cuatro años.
Es comprometerse seriamente cada día que nos levantamos, en estos casos que nos ocupan, para que aquellos que hemos elegido para que nos representen, estén mas atentos a la necesidades de su pueblo y no se sientan superiores a nosotros. y el 15-M lo está haciendoprogresibamente. Baste ver la recogida de firmas de días pasado para la dación en pago, ante la imposibilidad de seguir pagando la hipoteca.
Saludos.
Dice Antonio Machado: «Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo, porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura»
Y como el comentario lo he escrito rápido, pido perdón por los despistes ortográficos.
Los comentarios los hacemos a vuela pluma y siempre tenemos algún lapsus ortográfico o de redacción. Tiene mucha razón cuando dice Ud., que los politicos deben comprometerse, pero el ciudadano de a pie también.
Si compara Ud., la Universidad de Jaén/Linares.,con 16000 alumnos, con más de 1000 profesores y 400 administrativos con cualquiera de alemania, (puede encontrar facilmente sus datos en internet) ve que la de Heidelberg, con 27000 alumnos solo tiene 403 profesores, de un ratio de un profesor por 16 alumnos a un ratio de más de 80 por profesor. Con esos datos nos damos cuenta de que nosotros mismos no hemos metido en la «Little Ease» que tan bien describe el Sr. Ad Contrarium