Estamos asistiendo a infinidad de valoraciones sobre el significado territorial de la procedencia de los consejeros, pero echamos en falta un análisis sobre el supuesto beneficio que en nuestra tierra ha representado cada uno de los consejeros que Almería, Granada o Jaén ha dado.

Para aportar algo de claridad al asunto, lanzamos al aire unas preguntas: ¿Ha significado mucho para Granada la presencia como consejero de Francisco Álvarez de la Chica, o de Clara Aguilera? ¿Se empezó a notar en la agricultura almeriense el paso de Martín Soler por la Consejería de Agricultura durante 12 meses, o trató favorablemente a Almería los 11 meses que permaneció al frente de la Consejería de Innovación?. ¿Ha salido la provincia de Jaén del último puesto de renta por habitante gracias a los múltiples consejeros que la provincia ha sentado en el Consejo de Gobierno en los últimos treinta años, o acaso el Santo Reino ha gozado de una inversión en infraestructuras envidiada por otras provincias?

¿Es realmente una buena noticia para Jaén que repita María del Mar Moreno, o supone más de lo mismo para la provincia? ¿Puede sentirse satisfecha la comarca de Linares por la capacidad resolutiva que el consejero de Innovación Antonio Ávila ha tenido con Santana, gracias a su condición de jienense, aunque tenga más vinculación vital con Málaga?

Exponemos nuestra repuesta a las anteriores preguntas: hasta ahora los consejeros, al igual que ha sucedido con algún ministro del PP, han sido sumisos a la dirección regional de su partido que los ha colocado, defendiendo las estrategias regionales de su partido que muchas veces han chocado y chocarán con los intereses de la circunscripción por la que se han presentado o a la provincia a la que supuestamente están vinculados. Y no hay visos de que esa tendencia cambie mientras nuestro futuro siga dependiendo de partidos que impongan en Sevilla sus criterios para gobernar aquí.

Por lo tanto, si hay consejeros de la tierra como si no los hay, las provincias de Almería, Granada y Jaén obtendrán el mismo grado de beneficio de la Junta andaluza. La solución a este problema pasa por la presencia en el Parlamento andaluz de una formación de aquí, que no tenga dirección regional en Sevilla y que pueda ser determinante en el Gobierno de la Junta.