Érase una vez un reino muy lejano donde la “gran mayoría” de sus ciudadanos vivían bastante bien. Había una pequeña minoría que no trabajaba y sobrevivía gracias a los impuestos que pagaba la “gran mayoría” y existía otra minoría que vivía mucho mejor que todos gracias al trabajo y al consumo de la “gran mayoría”. Ésta trabajaba duro y pagaba sus impuestos. Sus ingresos los dedicaba a comprar comida y ropa y el resto a divertirse en vacaciones y a consumir unas veces cosas necesarias, otras pequeños lujos, nunca excesivos, con lo qué facilitaba que otros ciudadanos trabajaran cultivando la tierra, en hostelería o en fábricas, pudiendo formar parte también de esa “gran mayoría”. Entre tanto, unos pocos ciudadanos que dirigían el país (Gobierno, Banca, Multinacionales…) se dedicaron a hacer lo mismo (gracias a lo que ingresaban de la “gran mayoría”), primero con excesos, luego de manera fraudulenta. Entre el despilfarro y la corrupción, los servicios que el Estado ofrecía a “todos los ciudadanos” (gracias a la “gran mayoría”) mermaron considerablemente y aquella pequeña minoría que vivía mucho mejor, se enriqueció más.
Denunciada, por unos pocos, la peligrosa situación, los que gobernaban entonces se dedicaron a desmentirla, desprestigiando a los ciudadanos que veían con malos ojos que se malgastaran los recursos, por mucha aparente abundancia que hubiera. Entonces, unos nuevos ciudadanos llegaron al gobierno después de prometer que arreglarían las cosas sin que la “gran mayoría” tuviera que hacer muchos sacrificios. Pero, en lugar de cumplir sus promesas y exigir a los que habían negado los problemas que pagaran por ello y a los que se habían enriquecido fraudulentamente que devolvieran lo que no les pertenecía, se dedicaron a empobrecer a la “gran mayoría” con más y más impuestos, permitiendo que esa pequeña minoría que vivía mucho mejor (y de la que seguro ya formaban parte) se enriqueciera también más, sobre todo cuando algunos reinos cercanos decidieron ayudar al reino en crisis y los nuevos ciudadanos en el gobierno, en lugar de repartir equitativamente lo recibido y facilitar de nuevo el poder adquisitivo de la “gran mayoría”, lo dedicaron a pagar las deudas de los que ya se habían enriquecido a costa de lo exigido a aquella “gran mayoría”.
Así, entre los antiguos gobernantes y los nuevos, se destruyó la economía y el bienestar de «todos los ciudadanos» (bueno, de casi todos) y la “gran mayoría”, que en otros reinos se llama “clase media”, no pudo adquirir productos ni consumir nada, ni hacer con su dinero que otros menos afortunados pudieran trabajar o tener escuelas y medicinas gratuitas, por lo que pasó la “gran mayoría” a llamarse “clase baja”. Cuando los ciudadanos gobernantes y los muy ricos (pocos ya) se dieron cuenta de sus errores, era tarde, porque ellos también pasarían a engrosar las filas de la “gran mayoría”, pobre ahora, pues nadie podía ya pagar con sus impuestos los sueldos que recibían aquéllos por gobernar, ni sostener con su consumo de gasolina, vivienda, automóviles, electricidad o telefonía, la riqueza de los muy ricos y de los gobernantes; apenas si llegaban sus ingresos para alimentarse.
Sr. Ad-Contrarium, tremendamente didáctico su cuento para niños. Toca todas las causas de esta crisis de forma clara, respetuosa y atrayente.
Si ayudas a gente desfavorecida, dirán que eres una buena persona; pero si te preguntas por las causas de esa exclusión social, eres un comunista. Puñetera gente que ha hecho del capitalismo su «dios». Un abrazo
Hay quien se excluye por voluntad propia. Con un sistema educativo universal y gratuito, al menos hasta ahora, quién no aprieta, quien no amplía horizontes es porque no quiere. Hay muchas personas que no quieren salir de su ignorancia y vulgaridad por pura comodidad, y también las hay que no quieren salir del gheto sencillamente porque no les da la gana, en nuestra ciudad tenemos ejemplos. ¿Debemos solidarizarnos con esas actitudes? no creo, solidaridad con quien quiere y no puede.
El dinero es el poder. Quien tiene dinero tiene poder sobre las personas y las cosas. No son muchos los que tiene mucho dinero, pero los pocos que son, quieren tener mas. Menosprecian y se aprovechan del que no tiene. Son malos por eso, porque lo vienen haciendo desde siempre. Y se nota mirando al mundo. Siempre ha sido así.
La cultura es el arma. Quien aprende, conoce y piensa. Así crecieron los pueblos y fueron conscientes de esa avaricia. Como los pobres eran mas, uniéndose consiguieron mitigar con el tiempo las ansias de enriquecimiento de esos pocos y dictando leyes, nos dimos lo derechos que eran nuestros desde que fuimos personas. La solidaridad llegó con la prosperidad. Queremos ser tenidos en cuenta y no estadísticas. Entre los pueblos, el intercambio, los conocimientos, la Ley y la Justicia fue cuajando y vientos de libertad soplaron por algunas zonas del planeta. Mientras, en otros rincones la brisa de la igualdad comenzaba a llegar. Esa idea, que era gratis, empezó a extenderse y fuimos conscientes de que juntos se podría hacer un mundo nuevo. Un mundo para todos. Así que se comenzó a hablar de la guerra y para que servia, del hambre, de lo pobres, de los ricos y de los abusos. Y aprendimos que detrás de todas esa injusticias estaba el dinero. Los avaros no se podían conformar con eso. Inventaron el concepto de la “aldea global” “ los mercados” , “la prima de riesgo” y su tío el especulador. Nos empadronaron a todos en su mundo, su mercado, ya no seriamos personas sino consumidores. Si el dinero era suyo, si podían comprar petróleo, gobiernos, jueces, todo, para que tanto derechos y pamplinas. Así, que en un alarde de poder, desafiaron al mundo y escondieron lo que decían suyo. El mercado global, siguió vendiendo los mismos artículos, pero ahora se pagaría al precio que ellos quisieran. Y robaron. rompieron nuestro dinero para que fuéramos mas pobres y ellos mas ricos. Desbarataron el sistema y jugaron al monopoli con nuestros derechos. Son pocos, tienen el dinero y el poder, pero no tienen razón ni escrúpulos. Solo nos queda luchar. Comprender lo que está pasando y por que. No resignarse. Defender esos principios colectivos que nos hicieron humanidad. Proteger esos valores por encimas de sus intereses económicos. Como? Pues desde la trinchera de tu voz. Con la integridad que nos dá la esperanza.
Sólo una puntualización, Señor óPINO, cuando algunos pueblos han logrado, a través de su voz o de una revolución sangrienta, reconquistar el poder, en teoría para el pueblo, ciudadanos, o humanidad, como prefiera, quienes han dirigido esos cotarros, han caído en la misma falta de escrúpulos que los antes llamados «ricos», porque ahora se han convertido en ricos ellos.
¿Está en los genes que el poder sea así, lo tenga quién lo tenga?
Gracias por leer y dar su opinión.
Sr. Ad Contrarium:
He leído varias veces, su escrito, desde luego y Ud., creo que al menos por mis comentarios ya me puede conocer, yo no lo haría así y menos para niños, creo que circunscribirlo a una película de buenos y malos no es lo mas adecuado, puede preconcebir ideas y mas en niños que se basen en sentimientos rechazables.
Creo que los niños, cuando tienen ya 9 o 10 años, saben muy bien, lo que es la envidia, la soberbia, la avaricia o la pereza, que estos cuatro vicios (pecados para algunos) han sido la causa de la crisis actual, pues hemos sido todos individualmente y en sociedad, el estado la iglesia, y todo tipo de instituciones, las que no siendo humildes, generosos, caritativos o diligentes, hemos en los últimos años, dado al trate con el vellocino de oro, fruto de muchos años de grandes esfuerzos. Una sociedad egoista (como son los niños de corta edad) una sociedad insolidaria con los suyos, y muy solidaria con los otros a golpe de trompeta ONG y Sindicatos a porrillo, practicando la soberbia, nos ha traido donde estamos. Los niños no son tontos, y como a los mayores, hay que contarles las cosas como son y por derecho.
Creo que esto está mas allá de los gobiernos y de la gente. Aquí se están situando para controlar el mundo a través del sistema. Antes eran dictadores o imperios y se conquistaba en guerras . Ahora en las sociedades avanzadas, la guerra es de mercados e intereses, de control y dominio. Hay mas dinero en las multinacionales que en los gobiernos. Sus ejércitos son los corruptos y especuladores, políticos y banqueros, defraudadores, agentes de bolsa, emires y reyezuelos, todos detrás del dinero. Estamos en guerra y luchamos contra un enemigo invisible, que manipula la información, que controla el estado, que mete miedo al futuro. Concretamente nos gobiernas unas marionetas, que han sido presionadas por esos poderes. Quieren esclavos y sus cadenas son las hipotecas, el desempleo, la incultura. Su estrategia: la crisis, romper los derechos humanos y sociales, esos que le impiden vender armas, desforestar el amazonas, abrir pozos de petróleo en el patio de tu casa. Hay que esforzarse mucho para averiguar que está pasando y no caer en su juego. Esto es un problema global y deberíamos empezar a ser conscientes.
Totalmente de acuerdo con Vd. Sr. óPINO. No se puede decir en tan poco espacio tanta verdad.