Hoy, los don pedros,
las migas, la calabaza con orégano
me acercan a ti.
En la hora de la matanza,
cuando huelo a chorizo en lebrillo,
a morcilla en caldera,
a leña apilada.
A zureo de paloma, a vuelta de cigüeña,
a leña quemada, a conversación secreta,
me acuerdo de ti.

Y me acercan a ti los recuerdos…
Una sombra de higuera
a la orilla de tu cortijo,
rumor de agua pasando en la acequia,
mi cuerpo joven echado en la tierra
acariciado por una brisa cargada de aromas de huerta.

Y al atardecer, olor a don pedros.
Y al anochecer, olor a don pedros.
Por ti amo. Los don pedros.

El roble, las encinas, los olivos.
Los molinos en invierno.
Las margaritas amarillas, los lirios,
las mariposas blancas, los toros de Miura.

Lo más tierno, como lo más fuerte, madre,
eres tú.