Bueno, como el pan, fuerte como un roble, alegre como una pandereta;
Trabajador y siempre de buen humor.
Ese es el padre que me dio Dios:
El mejor.

Mágico, como la brisa de la noche,
y el helado de nata y fresa.
Fuerte, como los olmos de plaza aquella,
Donde comí pasteles de hojaldre,
Y besé por vez primera.
Grande, como la sombra de aquella alameda,
que marcaba el destino del río,
y mis pasos hacia la rosaleda.

Fuente de molino,
Que olía a aceituna exprimida,
a orujo caliente, a aceite amargo, a leña quemada,
pan tostado ,aceite y ajo.

Cueva en la tormenta,
Casa de caracol.
Por eso y por mucho más…
Te quiero.