En un típico y conocido merendero de la carretera de Pazo Ancho, tuvo lugar el pasado sábado día 17 la cena de hermandad de la Peña Cultural Flamenca de “Luis Moreno El Niño de la Paz”, en la que no faltó el arte flamenco ni su titular, el maestro Luis Moreno, como debe de ser.

A esta cena acudieron, como es obvio sus socios, así como artistas de la talla de Joselete de Linares, Paco Soto, Silverio Flores “El Veri”, Alejandro Mondarai, o Pepe Linares, y amigos de la peña invitados por estos.

La cena se desarrolló con el buen ambiente que siempre reina en esta gran Peña, humilde pero de una grandeza encomiable. Como es obvio, al término de la misma disfrutamos de un rato de cante y baile flamenco, que nos hicieron pasar una vela extraordinaria.

Tuvimos la oportunidad de volver a escuchar el cante de dos extraordinarias y futuras artistas, María y África Soto, dos de las “veteranas” artistas de los Duendecillos Flamencos” 11 y 5 años respectivamente, que hicieron las delicias de todos, y a algunos, como a sus abuelos, hube que dejarles pañuelos para varios menesteres. ¡Qué delicia de criaturas!

No faltó en compás, ni otros artistas, como Sonia García, Andrés Miñarro, Silverio Flores “El Veri o Paco Soto, que hicieron villancicos en varios estilos flamencos, sin olvidar los de sello propio de la familia Soto, los campanilleros.

Hubo, como no podía ser de otro modo, acompañamiento de guitarra, que fue la del Presidente de la Peña, Rafael Martínez. Y la caja no fue tocada en esta ocasión por Antonio Molina el Chiri, a ella, se subió, y nunca mejor dicha esta palabra, un artista marca de la casa de los Sotos. Vean la foto y juzguen. ¡Que acertado eso de… Genio y figura…!

Esto es, sin duda alguna, el futuro del arte, el aprendizaje desde la cuna, el sentir del pueblo, pues desde sus progenitores se siente eso que es hoy, afortunadamente, PATRIMONIO INMATERIAL DE LA HUMANIDAD, y que siempre ha sido el clamor lírico de un pueblo, el arte que hoy muchos se quieren apropiar, haciéndonos creer que ellos siempre lo defendieron, y que nunca hablaron de él peyorativamente, diciendo que era una “baja cultura de fiestas y borracheras”. Qué le vamos a hacer, mejor así por el bien del arte, ellos ya lo saben y saben quienes lo sabemos.

Quiero despedirme en este artículo dándole las gracias a la Peña Luis Moreno El Niño de la Paz, por su invitación y por la amistad con que me honran, y desde esta página desearles, tanto a ellos como a mis “paisanos de adopción”, a todos los linarenses, hombres y mujeres de esa bendita y minera tierra, muchas felicidades y un fuerte abrazo.

¡¡Que viva Linares, y su Taranta!!