En el anterior escrito como en varios más, volví a decir que vivimos en una sociedad des educadora y es ejemplos sobran cada día. Ayer el diputado Errejón clamaba para que la selección española de fútbol imitara a la “solemne” muestra de malestar llevando un brazalete a favor de los derechos de LGTBI en el mundial de Catar. Así que al final de un largo proceso de obras, de acuerdos con miles de implicaciones de muchos colectivos involucrando, el asunto es un brazalete. Ya podían haber previsto las cabezas pensantes de tal evento que en vez del brazalete que supuestamente van a llevar los capitanes de vaya usted a saber qué equipos de los muchos y allí presentes. Bueno esa es una de las cuestiones que se acaba de suscitar, aunque a lo mejor ni la más importante, si es que un brazalete incluso aunque sea por los derechos de LGETBI, pues puede haber otros DDHH a considerar también. Y es que este tinglado, bastante más complejo de lo que parece se ha ido planificando contando con la autorización principal de quien manda en este nuestro mundo: Don Dinero. Veamos.
Desde el principio en que se decidió que fuera en Catar se sabía que dicho país es una dictadura que pisa cantidad de DDHH además de los que se quieren defender ahora con el brazalete. Sí sabemos que hay una entidad mundial, la FIFA, que se encarga del evento pero con el dinero que aporten los participantes y lo que pueda sobrar al país anfitrión que lo pondrá a con su cuenta y su razón. De esa cuenta la ciudadanía se va empezando a dar cuenta ahora, pues tampoco quiere mucho como es habitual, y hurgar en lo que hay debajo de lo que se mueve es algo incómodo, y yo al fútbol vengo a despreocuparme. Claro entre quienes vienen al fútbol y si se preocupan y entre quienes no vienen, hay gente que se hace preguntas. Preguntas a las que quiere responder como ciudadano del mundo y a sí mismo para que por acción u omisión cumplir con su propia conciencia acorde al mundo que se va construyendo. Es presentable que un evento mundial de esta envergadura cierre los ojos a los valores que se suponen nos venimos dando para convivir sin mayor consideración. Aunque las estructuras de coordinación mundial que nos vamos dando van avanzando menos en aquellas que como la ONU están lastradas por el poder y los vetos que se reservan los poderosos, en encuentros de este tipo, en que el poder es menos obvio, más debiera avanzarse, y así tender lazos compensadores.
La elección de un país para un evento va pareciendo cada vez que es más determinante el dueño Don Dinero, y en torno a él van todas las gestiones internacionales y nacionales. Lo que si que es conveniente o necesario será prescindir del cinismo que se intenta dar por supuesto y que ni siquiera se negocia. El señor poderoso migra, trata y es recibido con privilegios que han de verse si son posibles de ofrecer con una mínima garantía en el lugar que se elija. Esto incluirá, además de un respeto a la cultura local siempre que no chirríen los uso compartibles y el respeto a la persona como tal, tanto para quien llega como para el natural. Estándares que me parecen lejos de alcanzarse en Catar, Arabia y demás.
En cuanto a la implicación de España y aledaños, la cosa no es menos preocupante en cuanto a los procesos que se siguen. Que el mencionado parlamentario entre en el asunto tras lo ya señalado y por seguidismo a la iniciativa de futbolistas de otros países me perece poco serio. Creo que se debería haber entrado más a fondo y antes en el asunto. Creo que el fútbol es una realidad en nuestra sociedad que sirve como instrumento invasor, por sus excesos, del ámbito cultural que se ha venido deteriorando valores esenciales en una sociedad democrática. Esa sociedad poco educacdora. Esas masas amorfas de ciudadanía que se enajenan y propenden a la violencia con cierta frecuencia es algo para mirarlo despacio. Ello sin olvidar el poder económico y mediático que se maneja a la sombra del fútbol, con influencia en la vida del país, más allá de las mareantes cantidades que se pagan por determinados futbolistas. Volviendo a nuestra selección, a la Federación que la rige, y a la instancia gubernamental a la que en conjunto se deben, supongo que podría haber una manera distinta de explicar la participación Catar. Se conoce que en esta sociedad buscamos directivos hábiles que tratan salir de problemas. Son los futbolistas con sus brazaletes quienes han de decidir los derechos de orientación, de igualdad sexual u otros. Quizá sí, yo no lo sé, aunque debiera defenderse cada ocasión posible, incluido en el mundo del futbol, del que se dice que queda homofobia residual. El caso es que a lo mejor se decide algo por lo bajini y por no quedar mal por aquello de la imagen que sigue importando más que la realidad. Y tal vez tanga que ver también con don Dinero, pues como todo el fútbol importante o profesional está en la Liga Profesional y es esta la que vende el fútbol en incluso trató de controlar de lo que se dice del fútbol, aunque al alguien eso pareció censura.