¿Por qué hay menos mujeres que hombres en el sector financiero?

El sector de las finanzas es uno de los más exigentes a la par que lucrativos. Cuando nos disponemos a estudiarlo, uno de los datos que más nos pueden sorprender es la tremenda disparidad entre hombres y mujeres que ostentan cargos de responsabilidad, ganando los hombres por mayoría absoluta. Las cifras hablan por sí solas: sólo el 33% de consejeros financieros de nuestro país son mujeres, y tan sólo el 16% son directivas en la banca.

¿A qué se debe tal disparidad?

Lo cierto es que hay muchas y muy variadas razones que pueden explicar este sesgo de género. Aunque pueda sonar cliché, la primera es la falta de referentes femeninos en la industria. Si piensas en un banco, o incluso si te acuerdas de las famosas películas sobre Wall Street y la bolsa norteamericana, lo más seguro es que te imagines a hombres con traje y corbata. Y lo importante aquí no es el vestuario, sino el género. Te imaginas hombres porque en el imaginario común son los hombres los que se dedican a gestionar el dinero. Crecemos con esta idea y esta idea perpetuamos, lo que hace que cuando una mujer joven tenga que decidir a qué se quiere dedicar, entrar en el sector financiero ni siquiera se le pasa por la cabeza.

La segunda razón por la que los puestos de alta responsabilidad en el sector de las finanzas no están en su mayoría ocupados por mujeres son las interrupciones en la vida laboral de éstas. ¿Y por qué se dan estas interrupciones? En general ocurren por temas de maternidad o matrimonio, o por otros deberes familiares que por lo general están reservados para ellas. En general en estos casos, la mujer o bien dejará su puesto de trabajo -definitivamente o de forma temporal- o bien solicitará una jornada laboral reducida, lo que dificultará su crecimiento en la empresa.

La tercera razón, y quizás la más importante, es la falta de oportunidades. Aunque esto se da en más industrias, la financiera no es excepción. Muchas empresas -incluso las más grandes y modernas- tienen sesgos en los que, de forma consciente u inconsciente, limitan las oportunidades de sus trabajadoras. A veces se les ofrece menos oportunidades de aprendizaje, mientras que a menudo simplemente no se les ofrece la oportunidad de seguir escalando puestos en la jerarquía corporativa.

¿Cómo pinta el futuro? Lo cierto es que no tan mal como podríamos pensar. Cada vez más instituciones y organizaciones privadas ponen en marcha políticas que tienen como objetivo garantizar la igualdad en los diversos sectores. Además, las personas cada vez son más conscientes de las disparidades de género, lo que ayuda a reducirlas en la mayoría de los casos. Por otro lado, la tecnología hace que todo sea mucho más sencillo, y que actividades que antes requerían una presencia física puedan realizarse desde la comodidad de una casa, lo que también ayuda a minimizar desigualdades.

¿Cómo sucede esto? Pongamos el ejemplo de un inversor en bolsa. Este trabajo, altamente estereotipado como “masculino”, antes requería la presencia física del inversor en cuestión; ahora es tan sencillo como abrir un metatrader web en el ordenador y operar desde casa. Para las mujeres con hijos y demás responsabilidades en el hogar, esto se traduce en la posibilidad de acceder a estos sectores sin descuidar sus otras tareas. Además, esta tecnología también le permitiría a dicha mujer ir ganando conocimientos y mejorar su educación financiera, que como antes hemos mencionado siempre ha estado mucho más enfocada a los hombres.

Así pues, parece que al mundo se las finanzas se le vienen años de grandes transformaciones. Las nuevas tecnologías, las nuevas formas de ver el dinero -habrá que tener un ojo puesto en las cripto- y las nuevas generaciones con sus respectivas formas de hacer las cosas lo dirán.