No deja de aparecer cada día en la tele la señora Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, con noticias a veces disparatadas, casi siempre contradictorias entre sí. El caso es que, o por esas propuestas o sus continuos ataques al gobierno de España, siempre está en candelero. Valga el dicho más o menos popular de que “se hable de mí, aunque sea mal”. Tanto es así que parece que la comunidad madrileña es toda España. Tal es la proliferación de apariciones de esta señora que ha de soportar la audiencia nacional que hemos de soportar un buen número de portadas y una porción de noticias muy superior a las de cualquier otra comunidad y con frecuencia a la de la suma de todas. El caso es su estrategia mediática goza de gran acogida por parte de la gran mayoría de los medios de masas de este país. Por todo ello, y por la relevancia de este fenómeno puede tener para la realidad de España y sus semejanzas con la realidad internacional, creo que merece especial atención hoy.

Recuerdo que fue elegida para las últimas elecciones entre varias opciones dentro del PP, sin gran predicamento entre el conjunto de las mismas. Desde los primeros contactos con la prensa durante la campaña electoral ya se hizo notar, pues siempre ofrecía aquella frase destacable para abrir una crónica. En general esa idea, además de llamativa, era tan estrafalaria que pronto merecía el nombre de “ayusada”. El caso es que, dentro del PP, se siguió adelante, a lo hecho pecho. Ya se veía que la mano de la señora Aguirre seguía adelante patrocinando a Ayuso como, hasta su salida del PP para el nuevo partido, había protegido a Abascal. En las elecciones no mantuvo la mayoría anterior del PP, que fue a parar a la candidatura del PSOE encabezada por Gabilondo, aunque casi nadie parece recordar. Tras las elecciones y en los despachos se formó una coalición con Cs y apoyo de Vox que apartó a la lista más votada, como es normal aunque en su cuerda no se acepte. Ni que decir tiene que contó con el apoyo de Vox como preconizan su madrina Aguirre y su padrino Aznar de “unir a toda la derecha desde el PSOE. En ese camino importa poco contar con la extrema derecha y no como Merkel. A partir de ese momento empezó la batalla de Ayuso contra el gobierno central social comunista malo, que procedía de una legítima moción de censura para depurar la corrupción. Ahora, aprovechando que por Murcia iba a haber otra moción de censura contra el PP por los mismos motivos que a Rajoy, ella decide convocar elecciones porque le parece que las encuestas le son favorables.

Efectivamente ese parece ser el escenario que se les presenta a los madrileños y que veremos en toda España como he señalado al principio. Para entender las desatinadas encuestas busco en las similitudes con los EEUU de Trump. Como el depuesto presidente americano en aquel país partía de una sanidad incapaz de afrontar la pandemia con una sanidad calamitosa. Aquí para tapar el abandono por los recortes de la era Rajoy, se atacó al gobierno central como si fuera el culpable de la pandemia y señalando como oposición menos democrática. En el Madrid de Ayuso, donde la pandemia ha causado mayores estragos y muertes en residencias de mayores y en general, han tratado de tapar con engaños y polémicas esa realidad. La sanidad primaria de los centros de salud diezmada por la falta de personal que se aumenta detrayendo de allí personal hacia el hospital de campaña. Algo que vuelve a ocurrir con el hospital Zendal, gasto faraónico incrementado por las prisas para mejora de imagen. Se alaba al personal sanitario, pero no se atienden las justas reivindicaciones de mayores plantillas que obliga a convocar huelga por esa política privatizadora. Política que se decanta a favor de la economía y de las clases acomodadas bajando impuestos pese a las grandes necesidades. De la misma manera que reprocha al gobierno central por adoptar una decisión o no adoptarla, por no controlar los aeropuertos mientras ella ahora convierte su comunidad en territorio permisivo para turistas de Francia. Pese a todo la imagen de esa Ayuso decidida que no duda convences a una audiencia que quiere creerla, pese a que hay indicios para desconfiar de ella. Puede que como Trump, queden al descubierto cuando los medios le pidan pruebas de sus mentiras indemostrables como aquel fraude inventado. Entonces aquí en Madrid, la realidad vendrá a poner las cosas en su sitio y a la fantasiosa Isabel Ayuso también.