Desde marzo el común de la ciudadanía mundial estamos sufriendo un mal que nos afecta, más o menos según el parecer de cada cual o cada colectivo. Como ya he abordado aquí sobre la naturaleza del propio mal y ofrecí mi parecer para encauzar el debate sobre el posible disenso, hoy me centro en la realidad del día a día. Para ello me fijo en los tres conceptos del título que abre este escrito: debate, medidas y convivencia. Cada una de ellas, y en el orden que se quiera, contienen aspectos varios que quizá convenga repasar con mesura para convencernos de que vamos por buen camino o hemos de corregirlo. Veamos.
De lo dicho se deduce que medidas hemos de tomar, y estamos tomando como es natural, cuando hay algún problema. Otra cosa distinta es que estemos de acuerdo, o no, con las actúales o con las sucesivas porque la información, dudas, compresión que tengamos sobre todas y cada una de ellas. También de las posibilidades o no de adoptar otras o de mejorar las que hay en curso. No vendría de más conocer los inconvenientes que limitan el mayor éxito hemos para continuarlo o corregirlo. Sobre las medidas habrá al menos dos aspectos para adoptarlas. Una muy importante, y ya señalada, es la información. Ésta debiera ser verdadera por comprobable, completa sin ocultar hechos, objetiva y no condicionada por opiniones ni intereses partidarios. Si no es así se considerará de manera crítica mientras no se aclara. Esto es, si son numéricas haciendo medias acogiendo el prestigio de las fuentes por ejemplo. Otra será la clase de medidas según los ámbitos sectoriales y geográficos. De entre los primeros tendríamos que señalar población y familias, sanidad con pacientes y personal sanitario, salud y economía, y ámbito administración y político. En cuanto a lo geográfico podríamos ver el barrio con su centro de salud, ciudad, provincia, comunidad autónoma y estado. Marcados los aspectos necesarios, habrá que pasar al debate para decidir las medidas de manera democrática por quienes han de percibir el resultado de las mismas.
El debate es algo muy diverso de lo sale por la tele ni lo que dice la gente dejándolo todo en mano de los políticos. En la tele sale algo muy distinto de la información clara que acabamos de comentar. Lo que nos pasa no es solo responsabilidad de los políticos, entre otras cosas porque habitantes de la “polis o ciudad somos todos. Otra cosa es que nos escaqueemos de nuestra responsabilidad como posibles pacientes ante el problema sanitario, incluso antes de la Covid 19. El deterioro de la sanidad es algo innegable casi desde hace una década para acá. Hay menos personal sanitario porque parte se siente mal tratado y ha emigrado. Así las listas de espera y quirúrgicas y de especialistas se alargan hasta la saciedad. A la vez los centros de salud y los hospitales, además de con menos sanitarios están peor dotados de menos. Ello ocasiona tres posibles males: el peor servicio, la sobrecarga para gran parte del personal sanitario, y el conflicto entre los dos colectivos que en genera cargan con culpas ajenas. Ahí sí debíamos mirar hacia administración sanitaria y quienes deciden la política sanitaria. Vuelvo al conflicto sanitario que había empezado con los recortes citados, pero como decía antes se ha dejado pasar. Si, entre pacientes postergados y sanitarios que si se quejan, lo hacen donde no se les oye y el problema acaba saliendo en los medios con una agresión que –aunque siempre indebida- es una noticia parcial. El cegato, si no interesado- corporativismo acusa a uno de los causantes del conflicto que acaba en agresión, pero no al origen del problema. Puede ocurrir quien agrede a un sanitario, cagado por la indignación de un teléfono que no atiende de un centro de salud sin médicos, se comporta como un energúmeno con quien no debiera. Claro que de esos detalles se dice muy poco entonces y sin la nitidez que se necesita en otras ocasiones. Ocasiones como los sanitarios, tras agradecer las palmas de la ciudadanía pedía a la misma que no se quedara en las palmas y entrara al fondo del problema. Tampoco se quiere ver el problema de un barrio envejecido de buena gente que muestra su desesperación así y los grandes medios los trata como chusma para encubrir la miseria de este país.
Inicié citando el debate y medidas para convivir durante el covi19, conflicto que hemos trascendido, mirando dos aspectos importantes: precedentes y responsabilidades verdaderas. Dejando de lado varias de las cuestiones previsibles, nos he puesto ante el espejo para repartir culpas en un conflicto global y repetido. Con serenidad y centrados en el debate las medidas las hemos de adoptar sin escondernos en los políticos. Si nos equivocamos será nuestra responsabilidad. Ya está bien huidas mientras que intuimos que hay miserias resultantes de los conflictos que no queremos ver desde su raíz..