El pasado mes de enero viajó a Israel el rey de España Felipe VI con motivo del Foro Mundial sobre el Holocausto, es decir por el exterminio determinado por la Alemania Nazi. Como quiera que la gran mayoría de las víctimas eran de origen judío, tiene cierto sentido que tal encuentro tenga lugar en el estado que durante aquel crimen no existía. Recordemos que el actual Israel empieza a existir en 1.948 por un acuerdo de la ONU. Conviene que se sepa la realidad del drama palestino, a la hora de desear que no haya más holocaustos. Es bueno que pese a las contradicciones que la política impone, y de manera especial la diplomacia y relaciones internacionales, que han de representar los Jefes de Estado, los pueblos no olviden la historia. Creo que el mencionado viaje concita bastantes “sapos” para el pueblo español, para la comunidad internacional, y para buena parte de ciudadanos judíos a quienes duelen las graves contradicciones de unos y otro holocausto.
El Israel creado en 1.948 tiene lugar en el amplio territorio llamado Palestina, donde había una comunidad de judíos, junto al resto de palestinos. Como conocemos por la historia, el pueblo judío ha sido una comunidad errante, que en distintos colectivos ha rodado por el mundo. Al igual que en Palestina, en mayor cantidad vivían judíos en la Alemania nazi, en otros países de Europa y en Norteamérica. Tras la II Guerra Mundial del exterminio, renace el histórico deseo de la “tierra prometida”. La ONU divide la gran Palestina en dos estados: Israel con 272 pueblos árabes y 183 pueblos judíos, con una población total de 509.780 árabes y 499.000 judíos; el estado Palestino tenía una población más homogénea, pues había 725.000 árabes y 10.000 judíos. En ese irracional reparto estaba previsto el conflicto que ha ido surgiendo de manera recurrente. El drama es que el problema en origen se ha repetido después por la gran influencia de la rica y poderosa comunidad residente en EEUU y Gran Bretaña. Pese a las justas denuncias palestinas apoyadas en la ONU, el poder de EEUU y otros aliados ha permitido las muchas anexiones y violaciones al territorio palestino. El resultado es el territorio casi cárcel que hoy es Gaza. En ese contexto el presidente del Estado de Israel pide a Felipe VI que Palestina ceda aún más. Olvida que España ha promovido varias cumbres buscando una solución honrosa para el conflicto que se ha estrellado contra el poder americano, como ahora ha vuelto a hacer el indecente Trump.
Volviendo al asunto de la reunión, el Foro sobre el Holocausto, bien haría la comunidad mundial en reprochar a los poderes que han vetado tantas veces propuestas para que la deriva palestina no acabe en otro nuevo holocausto en el siglo XXI. En cuanto a los campos de exterminio en Alemania, bien haría el Jefe del Estado español, cualquiera que sea en cada momento, recordar a los republicanos españoles afectados. Más de 10.000 por allí pasaron, de los que murieron más de la mitad, en los campos de Mauthausesn, Dachau y Buchenwal. Tampoco vendría de más mostrar voluntad para aliviar esa herida colectiva que permanece en las cunetas. Ya sabemos la dependencia, que un estado mediano como es España, ha tener con el forzoso aliado poderoso y la política que ha de seguirse en beneficio de los intereses patrios. Pese a esos inconvenientes bien pudiera seguirse un papel más pacificador en Oriente Medio y en Hispanoamérica como se ha mantenido en otras épocas. En cuanto a la memoria democrática, tampoco vendría de más la inclusión de aquella España que luchó por la democracia, imitando en lo posible la actitud de la Alemania democrática, como ha venido a recomendar a través de Angela Merkell, Cancillera de dicho país. Sería bueno seguir también el ejemplo que dicho país mostró al mundo, para que los horrores del holocausto no se vuelvan a repetir.