A mis setenta y dos soporto como puedo este encierro cumpliendo las normas que como sociedad nos hemos dado. Lo que principalmente, aunque lo llevo con compresiva resignación es la falta de ejercicio para mi inclemente artrosis, y la actitud incívica de una mínima parte de la población y algo mayor en el ámbito político. Hoy trato de aportar en estas páginas la información de la que dispongo, por experiencia y querencia, a las que añado la de un amplio informe de Raúl Rajón. De esa manera trato de contribuir, en cuanto pensionista a la tarea crítica que venimos asumiendo desde el Paseo al cuidado de la cuarta edad, la que no se puede valer por sí misma.

Hace unos días en la residencia de Mayores La Paz de Madrid, surgió la primera llamada sobre la situación de mayores en residencias. Casi a la vez, se informa de la muerte 11 residentes en Vitoria. Casi a la vez el personal de la Orpea Loreto de Madrid denuncia de que en ella se ocultan las muertes y la situación de abandono que probablemente ha ayudado a los fallecimientos. Ante la denuncia de los militares de la UME, colaboradora ya con la vicepresidencia de Asuntos Sociales, dicta disposiciones para atajar el problema, a la vez que la Fiscalía General ordena las preceptivas denuncias de los posibles delitos. A ese respecto se recuerda la denuncia de Pladigmare (dignidad para mayores) en mayo la fiscalía por los malos tratos en las residencias de Los Nogales de Madrid.

A partir de los hechos, se suceden comunicados al respecto. Imserso informa de que, según su recuento hay 380000 plazas disponibles en España que quedan por debajo de la ratio de 5 por cada 100 mayores de más de 65 años que señala la OMS, y que para llegar a esa ratio al menos se necesitarían 70.000 plazas más. Ya en 2.019 UGT refería que en Castilla-La Mancha necesitaban personal, pues el activo estaba sobrecargado. Otro tanto decía CSIF de la de León. Los trabajadores de Domusvi, grupo con 29 centros en Galicia, hablaban de que el abandono en ellos se acercaba al esclavismo. Satse en Murcia se quejaba de que el personal médico y enfermero había descendido. CCOO de Asturias ya en 2.018 informaba de sobrecarga de trabajo y faltas de material como grúas, baberos. En conjunto se aprecia que el personal sanitario huye del trabajo en los centros de mayores por las peores condiciones de atención.

A mi parecer, el problema de sector, como en la sanidad la educación y el conjunto de los servicios sociales es la privatización que casi de manera general ha ido creciendo, y con ella la lógica del beneficio económico. En la provincia de Jaén desde hace casi una década ha dejado de ampliar el servicio público, más al contrario, se redujo al cerrar una parte del geriátrico de Linares. A partir de de ahí se ha optado por los conciertos. La llegada de la dependencia ha influido sobrecargando el trabajo de las residencias en general, pues el número de personas dependientes ha crecido y con él las necesidades de mayor personal para sus cuidados. Aunque tanto los públicos o concertados acceden a la misma financiación (el 75% de la pensión, cuantía que completa la administración hasta el módulo fijado), los estándares de calidad no son los mismos. Los hechos denunciados más graves en general son en centros privados concertados o no. Ha de recordarse que estos centros es una competencia de las autonomías y son ellas quienes promueven los conciertos y, por ello quienes debieran asegurarse de la digna atención que debiera asegurarse.

Pues no. La autocrítica es una virtud que está lejos de entrar en la derecha política de este país. De la lamentable situación de la sanidad y de la atención a mayores son los recortes, y se sabe muy bien quien más los ha promovido, así como las privatizaciones consiguientes. Para ocultar esa realidad, que la derecha económica siempre más inteligente trata de atenuar con la caridad, la derecha política lo hace embistiendo. Pese a que dice colaborar, saca punta a cualquier asunto para el que anuncia solución que a veces ya se había resuelto. En vez de haber actuado revisando el abandono de las residencias de mayores, ha tenido que venir la vicepresidencia a compensar lo que la administración autonómica no ha hecho. Por contra, se acusa al titular de haber promovido la cacerolada al Rey, como si no tuviera otras prioridades, ya demostradas con su trabajo. Trabajo para enmendar entuertos ajenos y procurar que esta crisis cause menos daño a las personas más débiles. De eso, sin que sea tampoco una prioridad, deberíamos pensar algo en este encierro.