Quien me conoce bien sabe que soy una persona (jubilada o ciudadana) de mi tiempo que trata de pronunciarse ante lo que cree importante y oportuno. En ello no me han parado temores varios como que: se me reproche mi ego subido, soy otro oportunista, u otro iluso quijote iluminado que no se resigna a ser el simple pensionista ya bien despachado con sus encuentros en el paseo. Y puede que en todo tengan razón. Sin embargo, he de explicar que cuando estoy convencido de algo, sólo me hace desistir una argumentación lógica. Hasta el momento, tal no ha ocurrido entre la gente con la que me relaciono, al menos referida a la esencia de lo que aquí planteo. Por eso he esbozado, aunando ideas y experiencias TRAS LA VIOLENCIA-MIEDO, RACIONALIDAD SERENA PARA EL 10N que hago llegar desde estas páginas para quien tenga a bien leerlas.

Una vez más las banderas están sirviendo para que las derechas, siempre mejor avenidas de lo que el común piensa, encuentren el escenario que más conviene a sus intereses. Llevamos mucho tiempo soportando que el asunto catalán desplace de la atención mayoritaria los profundos problemas. La violencia y miedo que nos meten en casa nos hace olvidar que fue hace ocho o nueve años el independentismo catalán apenas era una cuarta parte del actual y bastante menos reivindicativo. Habrá que recordar lo que ha pasado desde entonces y quién ha emponzoñado la situación para sacar tajada. Se olvida, desgraciadamente más en Cataluña, la reacción popular ante la ley ómnibus (neo liberal a tope) de Convergencia, que hizo que Artur Mas, el president de entonces, tuviera que salir del Parlament en helicóptero. En aquel tiempo el pueblo catalán atendía a los mismos problemas que el del resto del estado. Esa estrategia le ha seguido sirviendo al poder. La derecha corrupta española del PP y la catalana que heredara de Pujol han seguido en el gobierno, lamentablemente con el apoyo de catalanistas y españolistas damnificados/as.

Ahora, cuando hay un atisbo de que esa situación pudiera girar tanto en el conjunto de España como en Cataluña, otra vuelta de tuerca. Tanto es así que ese movimiento catalanista con una gran tradición de manifestaciones pacíficas, ahora aparezca como muy violento. Aquí habrá que analizar hasta qué punto el hacer coincidir un periodo pre electoral-o electoral- con la previsible polémica publicación de la sentencia del procés. Ya sea por torpeza o por mala leche, estamos en las mismas: en unas elecciones distorsionadas en las que el clima pasional condicione el ejercicio racional de la democracia para una vida más digna en todos sus aspectos.

Es por el conjunto de esas finalidades por las que ha de esforzarse la izquierda.Toca ahora, además de enmendar tantos desencuentros, la defensa de las libertades y de la racionalidad frente al abuso de la plural violencia y del miedo que de la misma se desprende. Es momento de denunciar el abuso de la extrema derecha y las ideologías cómplices propensas a instrumentalizar la seguridad en detrimento de la justicia y demás derechos humanos. Sería ideal que la información, la racionalidad y la calma lleguen con tiempo para el 10 de noviembre esté menos condicionado.

Ésa debiera ser la tarea de la ciudadanía en su conjunto. Así personalmente lo creo y así lo deseo.