En la noche del Jueves Santo, cuando las sombras comienzan a abrazar las calles de Linares y el incienso se convierte en plegaria, la Muy Antigua Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna ha vuelto a escribir una nueva página en la historia de la Semana Santa linarense. A las 21:00 horas, desde la majestuosa Basílica de Santa María la Mayor, se abrían las puertas para dar paso a un cortejo repleto de solemnidad, belleza y profunda devoción. La estación de penitencia se ha desarrollado con brillantez y ha finalizado con éxito, dejando en el corazón del pueblo el eco de una noche de fe que ya se adentra en la espera de la Madrugá.
El paso de misterio, con la imponente talla de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna, obra conjunta de Luis Ortega Bru y Juan Antonio Ventura, ha recorrido las calles con el acompasado sonido de la Agrupación Musical “Nuestro Padre Jesús de la Pasión” de Linares. Custodiado por 40 costaleros, el Señor de la Columna ha vuelto a conmover a su ciudad con el dramatismo contenido de la flagelación, convertido en imagen viva de redención y entrega.
Tras Él, María Santísima de la Amargura, obra de Luis Álvarez Duarte, ha desfilado bajo su palio al son de la Banda de Música “Linarejos Coronada”. Su rostro, entre la pena y la serenidad, ha inundado de emoción cada esquina, mientras sus 30 costaleros la mecían con mimo, como quien lleva entre sus manos a la Madre del Dolor. Su caminar ha sido lento, elegante, silencioso… un susurro de esperanza en la noche de los suspiros.
La cofradía, fundada en 1725 y una de las más antiguas de la ciudad, ha brillado con fuerza en este 2024 gracias también a los estrenos incorporados: la nueva talla del respiradero frontal, 15 nuevas túnicas procesionales y un incensario, que han embellecido aún más una procesión ya de por sí cargada de simbolismo y tradición. Como curiosidad, ambos pasos han portado los relicarios con restos incorruptos de Santa Ángela de la Cruz, testimonio de una fe que se transmite a través de los siglos.
Con la entrada prevista a altas horas de la madrugada, y tras recorrer lugares emblemáticos como la Plaza San Francisco, Alfonso XII o el Convento de las Hermanas de la Cruz, la Hermandad de la Columna ha cerrado con solemnidad el Jueves Santo, dando paso al instante más esperado por muchos: la llegada de la Madrugá.
En apenas unas horas, Linares despertará al latido eterno de su Cristo Nazareno. Desde la iglesia de San Francisco, cuando la ciudad aún duerme, emergerá el Señor del Nazareno para hacerse dueño y señor de la noche linarense. Porque la Semana Santa no descansa, y tras la estela de la Columna, la fe sigue caminando entre cirios encendidos, promesas renovadas y el silencio que grita en cada chicotá.
Linares ya mira al horizonte con el alma abierta, sabiendo que lo más hondo de la Pasión aún está por escribirse.