La Hermandad de los Estudiantes ha iniciado este Miércoles Santo su esperada estación de penitencia desde la Parroquia de San José Obrero con la ilusión intacta y bajo una meteorología que, tras mostrar signos de estabilidad durante toda la jornada, acabó truncando los planes de la corporación. La salida procesional comenzó a las 19:30 horas y, como es tradicional, lo hizo con la solemne ceremonia estudiantil que se celebra en el exterior del templo justo antes del paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte. Este año, el texto fue pronunciado por Manuel Valverde, director de la Escuela Politécnica Superior de Linares, en un acto emotivo que volvió a unir fe y academia bajo el amparo del Cristo crucificado.

Sin embargo, cuando el cortejo avanzaba ya con solemnidad por enclaves como la calle Serrallo o la parroquia de San Francisco, un inesperado cambio en la meteorología forzó una decisión dolorosa. La lluvia hizo acto de presencia justo en los momentos previos a la entrada de Nuestra Señora de la Consolación en la carrera oficial, obligando a suspender la estación de penitencia de forma inmediata.

Con rapidez y organización, la Hermandad condujo a los titulares hacia uno de los entoldados dispuestos en la plaza del Ayuntamiento, donde se resguardaron de la lluvia tanto los pasos como los hermanos nazarenos. La estampa, aunque no deseada, fue reflejo del compromiso y el amor de la cofradía por su patrimonio y sus titulares.

El Cristo de la Buena Muerte, tallado por Luis Álvarez Duarte en 2011, iba acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores “Nuestra Señora de los Dolores del Rosario” de Baeza. Por su parte, el paso de Nuestra Señora de la Consolación, obra de Mario Castellano Marchal (2008), marchaba al compás de la Asociación Cultural y Musical “Maestro Alfredo Martos” de Linares cuando la lluvia interrumpió su caminar.

Este año, la Hermandad había preparado con esmero varios estrenos destacados: la restauración y el baño en plata del llamador del paso del Cristo, un nuevo llamador para la Virgen, un relicario de Santa María Rosa Molas y nuevos guiones para ambos tramos del cortejo. Aunque no pudieron lucirse en todo su esplendor, fueron presentados con la dignidad y la elegancia que caracterizan a esta cofradía.

Entre sus señas de identidad, destaca el uso de la clámide en el hábito penitencial —siendo la única Hermandad de Linares que mantiene esta tradición— y la presencia de una lágrima en la mejilla de la Virgen de la Consolación, procedente de la antigua titular mariana.

Aunque el cielo no dio tregua, los Estudiantes han vuelto a demostrar que el valor de una estación de penitencia no se mide solo en pasos dados, sino en la fe y el ejemplo con que se afrontan las adversidades. La Hermandad ha dejado una huella imborrable en este Miércoles Santo, marcada por la emoción, la responsabilidad y el profundo amor a sus titulares.