Hay gente que le cuesta entender, qué es lo que quiere decir Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955). Es verdad que su lenguaje resulta complicado, porque inventa palabras. Además, Teilhard no escribió nunca una síntesis organizada de su pensamiento. Es necesario leerlo mucho y después intentar sintetizar su pensamiento en este siglo XXI.
Y no es una tarea sencilla. Al intentar “integrar” conceptos religiosos, filosóficos y científicos, sus formulaciones son complejas. Aquellas personas que deseen iniciarse en el pensamiento teilhardiano, no lo van a tener demasiado fácil. No hay libros que, en un lenguaje asequible, expliquen qué quiere decir, porque quizá nunca hayamos conocido estas palabras, estos pensamientos y estas ideas.
Poco a poco, voy ya descifrando algo con la ayuda de alguien, versado en éste concreto menester.
Sabemos que Teilhard sólo escribió dos o tres trabajos que se puedan considerar como “libros”: El fenómeno humano, El Medio divino, El grupo zoológico humano. El resto de escritos son textos breves, ensayos que Teilhard nunca pudo publicar, amén de cartas y conferencias.
Después de su muerte, una comisión internacional, los agrupó en volúmenes que se publicaron en Francia y luego se tradujeron, en los años 60 del siglo pasado.
Desde la Asociación de Amigos de Teilhard de Chardin y la Cátedra Ciencia, Tecnología y Religión (Universidad Comillas) han organizado diversas actividades para reivindicar la vigencia de muchos de los planteamientos de Teilhard. Los jóvenes, por lo general, nunca han oído hablar de él.
En los años setenta, cayó en el olvido. Sus obras fundamentales (El fenómeno humano, El Medio divino, Ciencia y Cristo, Cartas de Viaje, Escritos del tiempo de Guerra, El Himno del Universo, El grupo zoológico humano..) ya no se volvieron a imprimir y hoy solo son accesibles en muy concretas librerías.
Desde la Asociación, se ha percibido por parte de algunas personas, que existe un renovado interés por conocer la obra de Teilhard.
La dificultad está, en que no es fácil encontrar unos materiales claros para introducirse en su pensamiento. Antes de leer sus obras conviene conocer, aunque sea superficialmente algunos jalones de su pensamiento.
Desde que oí hablar de Teilhard, su figura me sedujo. Ya entonces me atraía el conocimiento de la vida del pasado, la evolución, los orígenes humanos
Me seducía su aventura en China, y que sus superiores jesuitas de entonces, hablaran de él, como de un hombre de ideas peligrosas.
Un jesuita de ideas teológicas, que contravenían la doctrina oficial de la Iglesia y por tanto, había sido prohibida la publicación de sus obras.
Eran los años del Concilio Vaticano II. Y las ventanas abiertas por Juan XXIII, dejaban penetrar el aire fresco del mundo, dentro de los muros polvorientos de la Iglesia Católica.
A partir de su fallecimiento en 1955, la Fundación Teilhard de Chardin comenzó a publicar sus trabajos. Muy pronto, la editorial Taurus (según cuentan, por consejo de Xavier Zubiri) inició la publicación de la traducción castellana. Y fue precisamente Carmen Castro, hija de Américo Castro y esposa de Zubiri, que realizó gran parte de las traducciones.
La lectura directa de algunas obras de Teilhard, me atrajo muchísimo.
Sus textos, encajaban con muchas de las formulaciones atrayentes de la Constitución Conciliar “Gaudium et Spes” de aquel renovador Vaticano II.
Y en 2013, con ocasión de los 60 años, se recuperó su memoria con la creación de la Asociación de Amigos de Pierre Teilhard de Chardin (sección española) vinculada a la Red Mundial de Amigos de Teilhard radicada en París.
Existen hilos, que conectan a sus seguidores, formando un compacto y complejo puzzle.
Muchos, hemos sentido la atracción por la materia, por el contacto con los científicos, por el diálogo con los no creyentes…
Por eso, la figura de Teilhard de Chardin, me fascina más cada día.
Me agradan las citas de sus obras, que iluminan la comprensión de una forma de ver y sentir, mucho más encarnada e inculturada.
Llega a decir: “Cristo, Tú nos salvas, pero la Evolución te salva a Ti”.
Comprendo que esto, no es fácil de interpretar o entender, frente a una concepción dogmática de las creencias religiosas que nos impusieron.
Es lógico, sin Evolución, actualmente no existiría el ser humano. Y Cristo. fué un Ser Humano, amén de Hijo de Dios. Bueno, en sí todos lo somos.
La Evolución, no está reñida con el Creacionismo, sino que ambos conceptos están y han estado, en permanente y clara simbiosis.
Fuentes y referencias:
-Asociación de Amigos de Teilhard de Chardin.
-Leandro Sequeiros. Jesuita. Palentólogo, geólogo, antropólogo y teólogo.
-Cristianisme i Justicia.