Nos has pillado a más de uno por sorpresa, el fallecimiento de un amante de la historia local, que ha ejercido en numerosas ocasiones como cronista de su querido Linares. Ahora que no te tenemos, los Amigos de la Económica de Linares, nos hemos quedado huérfanos de tus sabias reflexiones y sugerentes propuestas, en la investigación histórica a nivel local. Tu pérdida ha desmontando el dicho “que nadie es profeta en su tierra”. En el caso de Ramón, hemos podido disfrutar de tu presencia, de tus reflexiones y sugerentes aportaciones, en las distintas Jornadas de Historia y Cultura. Sin tener el “sin título oficial” como cronista de la ciudad, has ejercido de facto y de corazón, en la ciudad que te vio nacer y morir. Desde tus primeras publicaciones sobre Linares, has marcado un antes y un después en el estudio de la historia linarense. Como buen humanista, has sabido conjugar tu profesión de abogado, las publicaciones, el coleccionismo gráfico y la docencia universitario– recuerdo tu cara ilusionada cuando me contaste que te habías doctorado doctorado–. En los últimos años me hablabas, con gran satisfacción y sin faltar a la modestia; del detalle que tuvo uno de tus alumnos, al entregarte una nota de clase, en la que te felicitaba por tus clases magistrales. No era para menos… conociendo bien tu dedicación y empeño en dar lo mejor de ti allí donde estuvieras. También recuerdo tus improvisadas charlas – tanto en tu despacho como por la calle–sobre curiosidades de la historia local por escribir, dándome consejos y posibles líneas de investigación. También recuerdo tu sonrisa al verter alguna que otra crítica sobre el inmovilismo institucional de quienes detentaban la “cultureta linarense”. Ahora es el momento de recoger tu testigo, y beber del manantial de todas aquellas ideas, palabras y proyectos que rondaban tu cabeza, y estaban en el tintero por sacarlas a la luz. No me cabe duda que, de haberlas puesto en práctica las autoridades municipales de uno u otro signo, hubieran dado a tu Linares un futuro más esperanzador. Querido Ramón, aquellos que te apreciamos y te hemos tenido como amigo y consejero, vamos a seguir adelante con tu legado; aunque no tengamos la capacidad de trabajo y dedicación en tantos asuntos en los que te enfrascaste. Espero, deseo y me gustaría que tu nombre apareciera en alguna que otra calle de tu amada Linares. Por mi parte, y de los Amigos de la Económica, te haremos un cumplido homenaje por tu fidelidad a la causa cultural de esta ilustre y emprendedora ciudad.
Fernando Fernández Chacón
Amigos de la Económica de Linares