Neutralidad es una distinción de libertad para un país y, por lo mismo, algo deseable para el conjunto de los que existen en el planeta. Sin embargo será una realidad más escasa como consecuencia de la guerra de Ucrania. Sigo aquí los datos facilitados por Javier Biosca en el Diario.es. Los gobiernos y parlamentos de Finlandia y Suecia se están planteando la posibilidad de integrarse a la OTAN. Conviene recordar que estos dos países del norte de Europa venían disfrutando de neutralidad y la consecuente buena vecindad con los países limítrofes. Finlandia había firmado un tratado de neutralidad en 1948 con la Rusia de entonces (URSS) prometiendo no integrarse en la OTAN ni colaborar ninguna acción contra sus vecinos. Lo de Suecia venía de antes, desde 1.834, lo que le permitió quedar al margen de cualquier acción bélica, incluidas las dos guerras mundiales del siglo XX. En la última, tuvo que transigir ante Hitler para que sus tropas pasaran por su país para invadir a Finlandia. Tras ese lamentable episodio y desde el final de la Segunda Mundial ambos estados han disfrutado de un gran periodo de libertad y desarrollo. Tanto que, como he mencionado aquí, la Suecia de Palme pudo gozar del mayor reconocimiento en pro de la paz mundial.
Hoy, cuando tras la descomposición del Pacto de Varsovia y del conjunto de países que en torno a la URSS han desaparecido y que Rusia es una potencia militar y económica inferior al actual Occidente, surge esta guerra. Guerra en la que ha desaparecido el motivo ideológico, el comunismo, al que se apelaba como peligrosísimo enemigo. Quien lo ha querido ver sabe que la Rusia de Putin es tan capitalista como la de Trump, con quien tan buenas migas hacía el primero, así como con el presidente Orbán de Hungría tiene hoy. Así que el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania se debe a conflictos anteriores, al rescoldo del mayor poderío residual ruso de la etapa anterior y de aviesas intrigas. Evidentemente, lo es también por la torpeza rusa de no saber mantener el entendimiento como el que sí aceptó Finlandia en 1.948. Claro que hay algunas cosas que son diferentes y que no se acaban de apreciar en su real valor. EEUU ha quedado como única gran potencia militar que lidera además a la OTAN, cuya función defensiva iba decayendo. En los últimos tiempos se había convertido en el mandamás mundial, promoviendo o azuzando guerras lejos de su territorio. No acabamos de analizar bien el abandono en que dejaron Afganistán tras acudir como supuestos salvadores. Otro tanto podemos decir de su apoyo a Israel en perjuicio de Palestina, por no mencionar la de Irak y las supuestas armas de destrucción masiva y más de cien mil muertes. En esta guerra televisada se ven en Occidente con más atención que en el lado ruso tantas atrocidades como la olvidadas en otras.
Desgraciadamente en medio de tanta barbarie y martingalas está Europa, que ha perdido reconocimiento en sí misma y en el mundo, lo que requiere una mayor reflexión. Ahí puede entrar la de Pedro Baños, acreditado militar español en política de bloques: “Hoy Europa es apenas un 8% de la población mundial y un porcentaje algo mayor en economía, pero aun así poco importante en el mundo. Para estabilizarse como bloque potente tendría que haber propiciado un acercamiento tras la hecatombe comunista. Así podría haber mantenido parte del eurocentrismo de su historia y el respeto ante la potencia militar de EEUU y la económica de China. Por contra el debate por el poder de hoy se juega en el Pacífico”. Algo por el estilo parecen haber percibido Finlandia y Suecia. Ambos países que entraron en la Unión Europea en 1.995 viendo las posibilidades del artículo 42-7 que hablaba del supuesto del ataque a un país de la Unión Europea, recibirían ayuda de los demás. La realidad es que la fuerza militar europea en gran medida está integrada en la OTAN. En ella son los EEUU quienes acaban decidiendo, pues se ha dejado para luego la necesaria estructura de defensa específica de Europa. Así que parece que nos encontramos peor que al final de la Segunda Guerra Mundial. Hay una OTAN manejada desde lejos y una UE menos unida de lo dice y sin los contrapesos que en otros tiempos permitieron la neutralidad admirable que ahora se extingue.