Como se quiera ver o no, yo creo que en el origen de casi todas las guerras- por no decir todas-está el dinero, por eso apelo a tal calificativo a la lucha emprendida por el sector financiero en contra de la ciudadanía. Se me puede decir que soy exagerado al hablar de guerra, porque en el asunto bancario no ha corrido la sangre, cosa que no es tan cierta. Por lo menos hemos de recordar que en la mundial de 2.008 hubo un suicidio de un directivo que asumió responsabilidades en beneficio de familiares y adláteres. En cuanto a nuestro país, incluso en nuestra ciudad podemos recordar el suicidio del señor Blesa quien, por ser directivo de Caja Madrid y responsable de las tarjetas black, se inmoló cargando con culpas propias y ajenas en ese y en otros asuntos de criminal delincuencia social. Delincuencia de la que la infinita mayoría de directivos se evade, pese a retribuciones millonarias que detallaré. Al daño de los suicidios citados, hemos de añadir las penalidades a clientela por hipotecas suelo, desahucios sin mayor consideración del daño causado y la desatención a los compromisos de servicio contraídos. Con el personal trabajador al promover cierres injustificados propiciando traslados, jubilaciones y el temor por la inestabilidad que se ha generado en sus vidas que antes preveían más estables y hasta muy agradables por la relación humana con la clientela. Por no decir la agresión al erario público al que han pedido generosa ayuda financiera luego no devuelta. En Linares además del citado vecino encontramos varias señales de los daños en esta guerra. En la calle Peral desde Correos, donde estaba la Caja Postal hasta las Ocho Puertas, en unas cuantas décadas podemos recordar el baile de oficinas bancarias con la desaparición de algunas y el deterioro del servicio que en general se ha producido. Ello por no citar las obras benéficas y culturales que en la ciudad podíamos recibir. Yo estos cambios los entiendo como una agresión continuada. No es como la de Ucrania, pero parecida a las de Afganistán, la del Sáhara y más de las que tan poco nos hablan. Aquí a noticia única. Pues no. Veamos otra.
Resulta que ahora se cumplen diez años de una cena secreta entre el ministro de ramo y los banqueros principales: Botín del Santander, González BBVA, Fainé Caixa Bank y Rato Bankia. Ojo no estaba en tal cena Miguel Ángel Fernández Ordóñez, entonces titular del Banco de España, responsable de la legalidad financiera que con frecuencia emite valoraciones menos necesarias de lo que se ventilaba en aquel mantel. Se trataba principalmente del saneamiento de Bankia, esto es la entidad resultante de Caja Madrid, la de Blesa, y seis cajas más. Se habló de un plan con ayuda de siete mil millones propuesto por Rato que no aceptó la mayoría. Por lo que se acordó la dimisión de Rato y el nombramiento del señor Goirigolzarri respaldado por el FROB Fondo para Reorganización Bancaria como presidente. En esas condiciones empezó esa etapa a la vez que en el juzgado se tramitaba las denuncias por la desaparición de fondos. A pesar de que en aquellas cenas no estaban el Banco de España y la CNMV como he señalado, aunque en ésta si había recibido la comunicación de la dimisión del señor Rato, la sentencia acabó con la exculpación del señor Rato y los treinta y tres acusados más. Al no haber culpable, la sentencia dice lo realizado contaba con el beneplácito de las entidades responsable de vigilancia. En 2.020, una vez saneada Bankia con el dinero público se decidió una vez más privatizar un banco público tan rentable como bastantes años antes lo era Argentaria. En este caso el FROB se deshizo de la mayoría de acciones a cambio del 16% del valor de la entidad resultante Caixa Bank. De esa nueva entidad fue elegido el señor Goirigolzagorri. De este nombramiento y de otros que en el ramo tienen tan buen y selectivo trato hemos de verlo más despacio.
El vasco nuevo presidente de Caixa Bank había empezado a trabajar en el Banco de Bilbao en 1.977 para acabar jubilándose en 2.009 con una buena indemnización y una jubilación anual de tres millones anuales. Parece que no estaba de acuerdo con el señor González, director mandamás del ya BBVA. de CaixaBank. No entro a indagar sobre cuál será la nueva retribución del antes prejubilado banquero, si le mantienen la pensión o si le hacen un prorrateo entre los anteriores y los actuales ingresos. Para cualquier persona trabajadora cuya pensión se rige por lo dispuesto en el Sistema Público de Pensiones causa bastante envidia la del señor Goirigolzzari. Está claro que no tendrá que llegar a los sesenta y cada vez más años para tener derecho a la pensión previsible. Hay además más cuestiones dignas de reflexión al mirar la “sacrificada vida” de la especie de banqueros y otros directivos de pedigrí similar. Si miramos el listado de asistentes a la cena del “saneamiento” de aquella noche de mayo de 2.012, podemos ver que se han quitado de en medio. Don Rodrigo Rato quedó limpio de los millones que habían volado de Bankia, quizá le quedaba algo sobre lo de las tarjetas o algún asunto menor. Botín murió y heredado en el cargo por su hija. El ministro de economía ascendió a la Unión Europea. El señor Fainé se ha retirado, al menos de la primera línea de la nueva Caixa Bank. El señor González, que proponía la inclusión de economía en la educación desde las primeras etapas, ahora que se va desterrando la filosofía, también se ha jubilado, aunque le queda por ahí algún pleito pendiente. En fin, pecata minuta para lo mucho que ha influido este personal en la vida del común en aquella cena y en tantas otras reuniones. Me habré equivocado yo hablando de guerra en todo esto, o debo ir por ahí también agitando la banderita.