1. INTRODUCCIÓN

Lo más sencillo para un no creyente, sea agnóstico o ateo, ante la tesitura de tener que hablar de la figura de Jesús de Nazaret es, sin duda, la negación. Sencillamente decir que el personaje no existió, que es una creación mítica y se acabó la discusión.

Pero, el asunto no es tan sencillo; los defensores del mitismo, que así se llama la posición de negar que hubo un personaje del siglo I llamado Jesús, no sólo afirman la inexistencia de un ser llamado Jesucristo que, por su naturaleza divina, y por los hechos sobrenaturales que se le atribuyen, no pertenecería al campo de lo natural, observable y objetivo, por lo que tendrían, a mi entender, toda la razón, si no que niegan también la posibilidad de un Jesús histórico, con lo que chocan de manera frontal con los hallazgos habidos hasta la fecha por grandes investigadores, historiadores, filólogos, arqueólogos, exégetas, etc. que han demostrado la más que plausible existencia del llamado Jesús histórico.

Con independencia de la fe personal, o la falta de la misma, grandes estudiosos han demostrado que existió un personaje en la Galilea del siglo I llamado Jesús, del que no podremos sacar una información lo más cercana posible a la realidad si no es a través del estudio de lo que esos expertos han venido en llamar, desde el siglo XIX, el Jesús histórico y cuyas características hemos desarrollado en capítulos anteriores.

2. ARGUMENTOS MITISTAS:

Antes de nada, veamos cuales son las argumentaciones de los llamados mitistas, de los que entre ellos Richard Carrier, Robert M. Price, Earl Doherty o Thomas L. Brodie, podrían ser sus representantes actuales más populares, por citar a algunos.

Se define el mistismo como la creencia de que el personaje Jesucristo o Jesús de Nazaret no existió en ningún sentido significativo. De haberlo hecho, ninguna persona llamada Jesús tuvo nada que que ver con el Cristianismo. El personaje descrito en el Nuevo Testamento como tal, es falso.

En general, varios puntos avalarían estas afirmaciones, según los autores citados:

1. Se cuestionan las cartas de San Pablo y los Evangelios para establecer la historicidad de Jesús, puesto que fueron escritos en tiempo muy posterior a su muerte.

2. El origen del cristianismo primitivo es mitológico, Jesús se presenta como un ser celestial que se concreta en los Evangelios.

3. El cristianismo no se fundó en base a los hechos y dichos de un ser humano, si no que se fundamenta en un mitema (porción irreducible de un mito, un elemento constante que siempre aparece intercambiado y atado con otros mitemas relacionados de diversas formas, o unido en relaciones más complicadas, como átomos enlazándose para formar una molécula) compartido por muchos y durante siglos.

4. Aunque hubiera podido existir un Jesús de la historia, al fusionarse con el Cristo mitológico de Pablo, se habría perdido todo conocimiento del mismo, o bien nunca lo hubo y se ha intentado hacer histórico al personaje en los Evangelios, por lo que no se puede llegar a ninguna conclusión, ni siquiera sobre el Jesús histórico, ni saber nada de él.

5. No hay relatos independientes de testigos contemporáneos de Jesús.

El citado Richard Carrier, en particular, argumenta lo siguiente en favor del mitismo:

1. Si Jesús hubiera existido, como indican los Evangelios, habría más testimonios independientes sobre él en la literatura de la Antigüedad.

2. El testimonio de Flavio Josefo (conocido en ámbitos académicos como Testimonio Flaviano), autor judío del siglo I que menciona a Jesús en su obra «Antigüedades Judías», es todo una fabricación cristiana.

3. Pablo nunca habla de aspectos biográficos del personaje, solo de su parte mítica.

4. No hay ninguna fuente contemporánea que hable de Jesús. No hay evidencias escritas de su juicio ante Pilato, por ejemplo.                                                                                                                               5. Los Evangelios no son fiables, se trata de misdrás o comentarios e interpretaciones rabínicas de la Biblia hebrea; así, los relatos de Jesús se pueden emparentar con otros mitos sobre héroes y dioses de la Antigüedad.

6. El cristianismo se sustenta en un mito con apariencia de verdad histórica.

3. HISTORIA DEL MISTISMO:

Aunque hoy en día, como veremos más adelante, casi todos los historiadores serios coinciden en la existencia de un Jesús histórico, el mitismo tuvo mucho desarrollo en sus inicios, allá por el siglo XIX y en los primeros años del XX, si bien comienza a finales del Siglo XVIII en Francia con Francois Chassebouef de Volney y con Charles Fracoise Dupuis, basándose ambos autores en anteriores aportaciones de la Ilustración. Estos autores vienen a decir que el cristianismo es una amalgama de varias teologías antiguas y que Jesús es un personaje totalmente mítico, con influencia de culturas como la siria, la mesopotámica, la persa, la india, la sumeria o la egipcia.

En 1835, David F. Strauss en su obra “la vida de Jesús examinada críticamente” aunque no niega la existencia de Jesús, viene a decir que los milagros atribuidos al personaje son adiciones míticas con poca base en la realidad. Según él, la iglesia primitiva desarrolló estas historias para presentar a Jesús como mesías de las profecías del Antiguo Testamento. Este autor se opone tanto al racionalismo que justifica los milagros como malas interpretaciones de sucesos no sobrenaturales y al sobrenaturalismo que afirma que los relatos bíblicos son completamente precisos.

Poco después, Bruno Bauer, en su obra “crítica de la historia de los Evangelios sinópticos” habla de Jesús como una figura literaria; es el primer autor que niega la existencia de Jesús abiertamente. Continuando en el siglo XIX, la llamada Escuela Holandesa rechazará la autenticidad de todas las cartas paulinas como argumento mitista, por ejemplo Abraham Dick Loman, de la Universidad de Amsterdam, en 1881 fecha todos los escritos del Nuevo Testamento en el siglo II, aunque luego rectificará con respecto a la credibilidad de los mismos.

A principios del siglo XX, otro grupo de autores revitalizan la creencia mítica de Jesús: Sir James George Frazer, entre 1890 y 1913, desarrolla su obra utilizada por muchos como argumentos mitistas; aunque llegará a creer en un Jesús histórico, sus argumentos son bastante mitistas. John Mackinnon Robertson, en 1900 afirma en sus tesis que Jesús nunca existió. George Robert Stowe Head, en 1903 adopta una postura singular, afirmando que Jesús existió en el año 100 de la Ec. tomando como base el Talmud (obra escrita entre los siglos III y V que recoge las enseñanzas rabínicas sobre leyes, tradiciones, costumbres, narraciones y dichos judíos). John Eleazar Remsburg (1909) distingue entre el Jesús de la historia y el Jesús de los Evangelios, es decir, Cristo, siendo este una creación mitológica.

Christian H. A. Drews, en 1009 también, en su obra “el mito de Cristo”, informa que el cristianismo fue un culto gnóstico judío que se extendió al apropiarse de aspectos de la filosofía y de la mitología griegas; hizo una gran revisión de todo lo escrito hasta entonces sobre mitismo, intentando demostrar que todo lo hallado sobre el Jesús histórico era mítico.

En el último tercio del siglo XX se revitaliza el mitismo, con los argumentos expuestos en apartados anteriores, pero con una enorme difusión gracias a Internet, de la mano de autores ya citados, como George Albert Wells, Earl Doherty, Robert M. Price, Richard Carrier, representantes que siguen destacando en el campo del mitismo en la actualidad y que apuntan argumentos que se resumen en:

1. Dicen que no existen registros de nacimiento del nazareno, ni transcripciones de su juicio, ni certificados de defunción.

2. Las teorías actuales sobre el Jesús histórico apuntan a varios personajes diferentes, Rober M. Price ha elaborado una lista de los posibles Jesucristos, incluyendo a un filósofo cínico, a un rabino conservador, a un fariseo progresista y a un hasidista (judío ortodoxo).

3. Los primeros testimonios del Nuevo Testamento ignoran los detalles de la vida de Jesús. Incluso las cartas de San Pablo no nombran a los doce apóstoles, solo habla de Pedro y Santiago.

4. Los Evangelios no son escritos de primera mano de Jesús, además se contradicen entre ellos sobre manera

4. RESPUESTAS AL MITISMO:

¿Pero, qué dicen los grandes investigadores del Jesús histórico, con independencia de sus creencias (o falta de ellas) sobre el mitismo?

Recogemos opiniones diversas sobre este asunto, citando al autor correspondiente:

Bart Ehrman (profesor de la Universidad de Carolina del Norte, maestro y doctor en teología, de pensamiento agnóstico): Prácticamente todos los historiadores cuerdos del planeta, sean cristianos, judíos, musulmanes, paganos, agnósticos, ateos, lo que sea, han llegado a la conclusión de que Jesús existió.

Robert E. Van Voorst (erudito teólogo estadounidense): La teoría de la inexistencia de Jesús ahora está muerta como una cuestión en la erudición. Este autor rebate las tesis del mencionado Wells; las fuentes no cristianas brindan «una corroboración pequeña pero cierta de ciertas tradiciones históricas del Nuevo Testamento, sobre los antecedentes familiares, la época de la vida, el ministerio y la muerte de Jesús«

John P. Maier (erudito sacerdote católico y profesor de teología): Cualquiera que use el argumento de que Jesús nunca existió está simplemente haciendo alarde de su ignorancia.

Byron McCanet (arqueólogo e historiador de la Universidad Atlántica en Florida): Tanto el bautismo como la crucifixión son historias que los primeros cristianos difícilmente habrían inventado, ya que ninguna de las dos apoyaría sus intereses de ningún modo.

ARGUMENTOS CONTRA EL MITISMO:

Nos detendremos en algunos autores nacionales independientes, es decir, no confesionales, en el estudio del Jesús histórico, para argumentar los errores en los, según ellos, que cae el mistismo.

Antonio Piñero, de excelsa formación académica, catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, indica que la crítica bíblica de hoy considera razonable e incluso perentorio aceptar la existencia histórica de Jesús, aunque se admita que su vida haya podido luego ser moldeada por leyendas o interpretaciones teológicas de sus seguidores y argumenta que los mitistas confunden, cuando niegan la figura de Jesús, al Jesús de la fe con el Jesús de la historia:

1. Hay historiadores externos al cristianismo y otros escritos, absolutamente fiables, que dan testimonio de la existencia histórica de Jesús, como Tácito, Flavio Josefo o el Talmud de Babilonia.

2. Existen textos cristianos antiguos cuyo centro es Jesús: Cartas de Pablo de Tarso, autentificadas, Evangelios Canónicos, Apocalipsis sinóptico de Marcos (incluído en el Evangelio de Marcos), la Fuente Q (colección hipotética de dichos de Jesús, aceptada por los expertos, definida como el material «común» que puede encontrarse en los Evangelios de Mateo y Lucas y que no puede hallarse en otra fuente escrita ni en el Evangelio de Marcos), la crisis planteada por Calígula (recogida en el Evangelio de Mateo), etc.                                                                                                                                              3. Los textos del Nuevo Testamento hacen alusión a muchas figuras históricas comprobables por documentos externos al cristianismo: Juan Bautista, Poncio Pilato, Herodes Antipas, relacionados todos con Jesús.

4. Las remodelaciones y reinterpretaciones mismas de la figura de Jesús realizadas por los evangelistas nos indican que están tratando de modificar un tanto la vida de un personaje real. Si se tratara de un mito, lo hubieran idealizado desde el principio, no habría ninguna diferencia entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe.

5. La existencia misma del cristianismo, sin Jesús no tendría sentido históricamente. Sería necesario montar innumerables teorías -más llenas aún de dificultades- para explicar el nacimiento de un cristianismo, repleto de tradiciones alusivas a un pasado reciente, sin Jesús.

Fernando Bermejo Rubio, doctor en Filosofía y máster en Historia de las religiones y profesor universitario, uno de los mejores investigadores del Jesús histórico de nuestro país junto al profesor Piñero, destaca la existencia de aspectos provechosos del mitismo en el estudio del Jesús histórico y apunta que:

1. En su afán por pulverizar el valor de las fuentes, los mitistas adoptan hacia ellas una actitud analítica que resulta muy útil para establecer hipótesis plausibles en el estudio del Jesús histórico.

2. Muchas obras noveladas pueden incluir detalles históricos, afirman los mitistas, por lo que algunos aspectos de los Evangelios y de las cartas paulinas pueden ser históricos.

3. Los trabajos mitistas suponen un contrapeso a los escritos apologéticos que pretenden minimizar la similitud entre Jesús y pasajes del Antiguo Testamento.

4. Los mististas destacan el carácter infundado de muchas obras modernas faltas de rigor histórico, novelas best seller incluso, lo que facilita el estudio del Jesús histórico.

5. Los mitistas denuncian que en ciertos sectores del ámbito académico, en el estudio del Jesús histórico, se denota falta de objetividad y de sentido histórico, lo que ayudaría a desentrañar las hipótesis más plausibles sobre el Jesús histórico, desechando a los falsos investigadores.

Objeciones al mitismo: El profesor Bermejo Rubio objeta de manera sólida la idea mitista de que no es posible establecer procedimientos para discernir lo que es probablemente histórico de lo que no lo es en el estudio de Jesús y nos dice que:

– Si el Testimonio Flaviano (parte de la obra de Flavio Josefo donde se habla de Jesús) fuera un invento cristiano, ¿por qué tiene una valoración tan negativa de Jesús como muestra en su obra? – En cuanto a la comparativa que hacen los mitistas entre Jesús y otros héroes de la Antigüedad, cuando se recupera a un Jesús histórico de una lectura crítica, se hace una figura que encaja perfectamente en el marco del judaísmo del siglo I con fisionomía personal propia.                                                                                     – Los Evangelios contienen datos plausibles sobre Jesús, si bien van incrementando las dotes del personaje para que compita con los héroes mitológicos antiguos, lo que presupone la existencia real de aquél; así lo vemos en el bautismo de Jesús, adornado con mitos en los Evangelios de Mateo y de Juan. – Por otro lado, Pablo siempre considera a Jesús un ser real, aunque no hable mucho de su vida, como ocurre en otras cartas no paulinas y en Hechos de Apóstoles.                                                                     – También apunta Bermejo que varias tradiciones tienen carácter de recuerdos, por lo que, aunque hayan sido transformadas, tienen que tener un referente real. – Desde el punto de vista de la filología, hay indicios lingüísticos de palabras o frases en arameo en los escritos del Nuevo Testamento que fue escrito en griego.

– Bermejo Rubio también dice que el carácter forzado de algunas argumentaciones mitistas y la acumulación de conjeturas, hacen que la explicación más sencilla sea que Jesús existió tomado como hipótesis, no como certeza, pero sin olvidar que en ciencia, la hipótesis más sencilla es la más preferible.

5. CONCLUSIONES:

Simon Gathercole, de la Universidad de Cambridge, nos dice que Pablo conoció a los discípulos de Jesús y también a sus hermanos” (en referencia sobre todo a Santiago el Justo), por lo que no hay por qué dudar de la existencia del personaje.

Eric Meyers, profesor emérito de estudios judaicos de la Universidad de Duke, informa que solo el bautismo de Jesús por Juan el Bautista y su crucifixión son los dos episodios generalmente aceptados por los expertos, de ellos solo la crucifixión es segura, pero el bautismo es difícil de probar o ubicar; quiere decir que Jesús es un ser real.

Byron McCane, de la Universidad Atlántica de Florida, a quién ya hemos citado, dice que el bautismo como la crucifixión son historias que los primeros cristianos difícilmente habrían inventado, ya que ninguna de las dos “apoyaría sus intereses de ningún modo”, además el historiador fariseo Flavio Josefo dejó en su obra «Antigüedades judías» al menos una referencia indiscutible al “hermano» de Jesús que se llamó Cristo.

Dos décadas después, también escribieron sobre Jesús los romanos Plinio y Tácito; este último detalló que el fundador de la secta de los cristianos fue ejecutado durante el mandato del emperador Tiberio, gobernando Poncio Pilato en Judea.

Bart Ehrman, de la Universidad de Carolina del Norte, también citado anteriormente y no necesitado de presentación en el mundo del historicismo crítico, nos aporta la idea de que escritores, bloggeros y otros adictos a Internet que se autodenominan mitistas, no definen lo que entienden por «mito» y parece que realmente están motivados por el deseo de denunciar la religión en lugar de examinar la evidencia histórica. No conozco a ningún clasicista o erudito de la antigua Roma que piense que la referencia a Jesús en Tácito es una falsificación, afirma Ehrman. Por otro lado, es un completo mito (en el sentido mítico) creer que los romanos mantuvieran registros detallados de todo lo que ocurría en el Imperio.

Gonzalo Puente Ojea, autor polifacético que no necesita presentación en nuestro país, piensa que la obsesión del autor de Marcos por sustituir al Jesús histórico por el Cristo de la fe (Paulino) confiere a la historicidad de Jesús bastante credibilidad.

Podemos decir que el perfil original de Jesús, después de un profundo y multidisciplinar estudio de las fuentes, en el tiempo, en el espacio y en ideología, no concuerda con la pretendida imagen que sus seguidores dan de él, por lo que es muy plausible que Jesús sea un personaje real, nos dice el profesor Antonio Piñero: “nadie tira piedras sobre su propio tejado”.

En palabras del profesor Pedro M. Rosario Barbosa, de la Universidad de Puerto Rico, hubo un profeta palestinense llamado Jesús, proveniente de Nazaret, que pensó ser el Mesías y futuro Rey de Israel, estableció un grupo de seguidores y terminó crucificado bajo el poder romano, acusado por sedición. Luego, los cristianos fueron añadiendo toda una serie de leyendas sobre su persona a medida que pasaron los años y los siglos.

6. PARA SABER MÁS:

-Antonio Piñero (2020): https://www.religiondigital.org/el_blog_de_antonio_pìnero/Contreras-informase-publicacion-existencia-Jesus_7_2300839897.html

-Antonio Piñero (2006): Guía para entender en Nuevo testamento. Ed. Trotta.

-Antonio Piñero (2007): En los comienzos del cristianismo. Ilu. Revista de Ciencias de las Religiones.

-Bart D. Ehrman (2005) Jesús no dijo eso. Editor digital Titivillus.

-Bart D. Ehrman (2022) https://ehrmanblog.org/

-Bart D. Ehrman (2016) Evidencia evangélica de que Jesús existió, en https://ehrmanblog.org/gospel-evidence-that-jesus-existed/

-David F. Strauss (1835) The Life of Jesus Critically Examined. Cossimo Classics.

-Diccionario Glosbe (2022): https://es.glosbe.com/es/es/Mitema

-Fernando Bermejo Rubio (2018): La invención de Jesús de Nazaret. Ed. Siglo XXI.

-John P. Meier (1998-2020): Jesús, un judío marginal. Ed. Verbo Divino.

Jose María Melero Martínez (1997) del Jesús histórico al Cristo de la fe a través de los evangelios. Revista de la Educación de la Facultad de Albacete. (descarga free en Dialnet)                                          – Pedro M. Rosario Barbosa (2020) ¿Existió Jesús? Una perspectiva histórica. Serie de conferencias sobre Jesús de Nazaret en: https://tyngurl.com/uqe9r2z

– Robert M. Price (2000): Deconstructing Jesus. Prometheus Books.

– Richard Carrier (2022): https://mitosohistoria.wordpress.com/

– Richard Carrier (2021): https://mitosohistoria.wordpress.com/2021/03/03/la-historicidadgrande-y-pequena-como-los-historiadores-intentan-rescatar-a-jesus/