Llevo aquí poco tiempo. Hace ya estuve viviendo en la Estación de Linares-Baeza.
Aquel era un tiempo gris.
Sin libertad sociopolítica todo se inunda de vulgaridad en un horizonte de autoritarismo.
Parecía cercano el cambio.
En aquellos tiempos de tibieza había ansia de pensar. Pensamientos diferentes, que nos enriquecían.
Así aparecían “colores” diferentes que llenaban la sociedad de un fuerte deseo de cambio. Parecía posible superar el tiempo gris plomizo. Y más aún parecía posible la justicia.
Viví allí con la sensación que me provoca el cuadro “Almendro en flor” de van Gogh.
En ramas duras y retorcidas despuntan flores blancas que llenan las partes mas débiles de esas ramas. Y en el fondo un fuerte azul de “cielo” que apunta a la utopía y unos rasgos de verde que llama a la esperanza.
Buscábamos flores . Yo las encontraba en muchas historias de ilusiones, de futuros abiertos, de amables palabras que me llegaban cuando me encontraba con las gentes inquietas de la Estación y de Linares. Teníamos inquietud social. ¿Fue una simple “utopia” porque huíamos de la realidad sin enfrentarnos a ella?
Ahora es difícil encontrarse con gente socialmente inquieta aquí, en Linares.
Quizá se hacen manifestaciones para que otros nos ayuden. Pero no para ayudarnos nosotros mismos.
Entonces había gente inquieta en los lugares de trabajo, en las parroquias, en los centros de enseñanza…
Las reuniones se multiplicaban. Y se hablaba de los “medios” para alcanzar la libertad. Los fines parecían claros. Parecía que iba a ser posible borrar el gris.
¿Es que ahora ya hemos llegado a la meta? ¿Qué meta?
La libertad es un camino, camino con “indicadores”.
Desde luego que para ponerle estos “indicadores” que ahora tiene el camino de la libertad, nos hace falta mucha ilusión…
Y al encontrarme de nuevo aquí, me resulta extraño que en nuestro ambiente, donde hay siete mil personas buscando empleo, ni aparezca inquietud social por este hecho ni se presenten alternativas al mismo.
Nuestra sociedad “sabe” producir pero no “sabe” compartir. Y el trabajo es la forma más digna, de crear y repartir la riqueza.
Ahora, en Linares, estamos en una sociedad que refleja una fuerte desigualdad.
Si no se da indignación social ante desigualdades injustas caemos en un “sálvese quien pueda” por un lado y en una economía “sumergida” por otro.
Es fácil ver ahora ejemplos de ambas actitudes tanto entre los económicamente fuertes como en los económicamente débiles.
¿Ha quedado en simple e ilusa utopia aquello que se pensaba hace años?
Hasta pronto.