Lamentablemente los telediarios nos traen noticias, algunas que nos confunden sobre la pandemia, otras sobre anécdotas en el parlamento, pero pocas, o de pasada, sobre lo que de verdad debiera interesarnos. Quiero referirme hoy a la aprobación de la Ley del Cambio Climático que del Congreso de los Diputados pasa al Senado. Aunque quienes dan la información y quienes la recibimos, aunque entendamos que es asunto importante, en general lo dejamos pasar como tantos otros. Nos enteramos por los de Violencia, Odio y Xenofobia de que ese grave asunto se puede solucionar poniendo diques alrededor de todos los mares para que no suban las aguas. Con la misma brillantez el portavoz en el pleno nos advierte que como esa medida tienen más, pues para conservar la Tierra lo tienen chupado, ya que ellos son los “conservadores”. Dejo de lado lo que, más que al sarcasmo, nos invita a la preocupada tristeza, para compartir lo que señala la mencionada ley a la que no falta quienes la consideren poco ambiciosa.
Pese a la mendaz actitud citada, muchos aspectos de la vida humana inciden en el Cambio Climático. Además de cuantos despilfarros y excesos evitables el conjunto de la humanidad, lo más importante es la contaminación de la atmósfera con CO2 producido principalmente por la industria y el transporte. Esta realidad la podemos constatar con el calentamiento global, que viene propiciando la desaparición de hielo en los polos, que a su vez ocasiona la subida de las aguas marinas. Estos y otros cambios hacen que los veranos sean más largos y calurosos, a la vez que disminuyen las lluvias y son más torrenciales, tormentosas y acompañadas de grandes heladas y huracanes. Todo ello es una realidad que empezó en la Tierra con el uso masivo y continuado de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) que, junto a parte de la ganadería despiden la mayoría del mencionado CO2. A su vez, se fueron eliminando bosques y lugares naturales que aliviaban dicha contaminación. Esos lugares desaparecían con la excesiva expansión de las ciudades y del turismo poco respetuoso en las costas. También los crecientes temporales han ido ayudando al deterioro ya que no se les ha tenido en cuenta para evitar los previsibles daños de inundaciones o incendios. Esta ley nos propone luchar en contra del Cambio Climático de acuerdo con el conjunto de los países del Mundo. Por un lado atacar las causas, disminuyendo el CO2 y otros excesos, y por otro acostumbrarnos a vivir sin que las inclemencias de la nueva situación afecten de manera importante a la vida humana.
Para ello hemos de tener en cuenta que ese CO2 surge en la producción de energía. Conviene recordar eso al pulsar un interruptor, al desplazarnos en un vehículo, al usar una máquina en la casa o en cualquier otro lugar. El compromiso como país es que para 2.030 el 75% de la energía que se gaste en España sea limpia en origen, es decir hidráulica, solar o eólica. Al llegar a 2.050 tendría que ser toda energía limpia. Además de la mayor producción de éstas, hemos de reducir el consumo tratando que sea más eficiente. El mayor aislamiento para menos necesidad de calefacción y de refrigeración, o máquinas más perfeccionadas. Hay estudios de que se puede llegar por este camino al ahorro de hasta el 39 % de la energía actual. Esto, que puede venir bien en el hogar como en la industria, tiene que venir acompañando a la llegada de la energía limpia en el transporte como capítulo determinante. Tengamos en cuenta que el transporte por carretera ahora libera a la atmósfera 84 millones de toneladas de CO2. En 1990 habían sido 51 toneladas. Del total el 21% era de gasóleo y 5% gasolina. Estos vehículos dejarán de venderse e. 2040. Para disminuir contaminación en las ciudades 149 ciudades de más de 50.000 habitantes tendrán que disponer zonas restringidas al estilo Madrid Central. Así se habrá influido sobre una población de 25 millones de personas. La restricción de estos combustibles viene acompañada por la prohibición extraer carbón petróleo o gas en el territorio.
Como se ve es un reto para el conjunto de la población de España para que contribuya en su parte cuota a la salvación del planeta de acuerdo con el pacto firmado en Paris. Ello no conviene tenerlo en cuenta en el día a día como hemos visto al iluminar una habitación o una ciudad, pese a los delirios de ciertos alcaldes, y a cualquier desplazamiento. Siempre será más ecológico, si se puede, hacerlo andando o en un medio colectivo. De la misma manera al construir una casa nueva, o al ver la factura de la energía, la conveniencia del aislamiento. A la hora de la edificación ha de hacerse mirando las incidencias climatológicas. Hay otra cuestión que denuncian para el medio ambiente con relación a la energía eólica que esta no causen mortandad de aves en sendas migratorias. Lo que si está claro es que los problemas humanos, y el cambio climático lo es, se resuelve con conocimientos y respeto humanos a la realidad y la comunidad en que vivimos.