¡Me duele LINARES!

Cómo no me va a doler LINARES, una ciudad que lo fue todo y que hoy va camino de no ser nada de nada.

¡Me duele LINARES!

Porque tendrá que pasar mucho tiempo para que pueda remontar y volar de nuevo. Vuelo que nunca debió de perder y lo perdió por no saber mantenerlo cuando aún tenía posibilidad de hacerlo.

¡Me duele LINARES!

Cuando la recuerdo en mis años de juventud. Linares entonces estaba viva en su totalidad… todo lo que rodeaba eran proyectos y más proyectos que se ejecutaban con mejor o peor acierto, pero el ritmo hacía, al menos así lo recuerdo, que la ciudad fuera cambiando, creciendo, en definitiva, evolucionando y prosperando. Así queda reflejado en todos los indicadores económicos de la época.

¡Me duele LINARES!

Cuando recuerdo mi colegio, mi escuela SAFA, donde muchas generaciones crecimos y nos formamos bajo unos principios educativos, basados en la promoción de las clases populares, con una formación profunda que exigía el desarrollo de una conciencia de responsabilidad personal y colectiva de compromiso por motivaciones y vinculaciones interiores, para acostumbrarnos a asumir obligaciones, a ser maduros de espíritu, a medir las consecuencias de las propias decisiones, a ensayarnos desde la juventud en un esfuerzo permanente de trabajo. En definitiva, nos preparaban para el servicio a la comunidad.

Y me duele LINARES, porque la SAFA era más que un centro educativo. Fue el semillero de personas extraordinarias que dirigieron durante muchos años la vida empresarial y política de Linares y que “lamentablemente” no todos mantuvieron los principios SAFA.

¡Me duele LINARES!

Repasando su historia, no más allá de mis años de vida. Porque esa historia me hace ver que hubo una época de dictadura que sí supo ver y valorar que el futuro de Linares no debía de depender solo del Sector Minero, que estaba dando los primeros datos de crisis y, por ello, pusieron en marcha proyectos industriales con futuro como el Plan Jaén. ¡NACE SANTANA!. En esta época Linares era un referente como ciudad de progreso, por sus muchas actividades productivas.

¡Me duele LINARES!

Porque no se merece haber tenido unos gobernantes ineptos, inoperantes, incultos, imberbes, incompetentes y todos los “in” que se les pueda poner, además de vagos, vividores y cuantos calificativos podamos añadir, que solo han buscado situarse personal y familiarmente… Y es que el sistema falla por los cuatro costados.
Cómo no me va a doler Linares, si desde 1979 hemos tenido en nuestras manos la posibilidad de poner al mando del municipio a las personas mejor preparadas, pero increíblemente no ha sido así. Y es que el linarense, al igual que en la Pasión de Jesús, ha preferido a Barrabás cada cuatro años. La reincidencia es difícil de entender.

¡Me duele LINARES!

Claro que me duele. Y me duele su gente, que no aceptan o no ven la realidad de lo que ha pasado para llegar al punto donde se encuentra. La realidad no es inventada, la realidad es que Linares no ha sabido o no ha querido cuidar de lo que tenía. Y tenía muchas cosas. Recuerdo aquella huelga salvaje de MSA en 1977, una huelga que no tenía razón de ser, por cierto ilegal, pero fue la excusa perfecta que sirvió de plataforma a muchos aspirantes a “políticos y sindicalistas” para ser los primeros en vivir del cuento y forrarse, hasta la jubilación.

¡Me duele LINARES!

También me viene a la memoria la otra huelga, septiembre 1979, por la negociación del convenio provincial del Metal, que afectaba de lleno a Fundición La Cruz. Recuerdo cómo los Sindicatos (UGT y CCOO) convocaron una asamblea donde la improvisación de los organizadores se hacía necesaria para garantizar el éxito de la misma. Fui testigo de cómo los dirigentes se ponían de acuerdo para no mencionar la palabra “huelga”, solo pedirían el apoyo para seguir luchando por el convenio. Al término de la misma, el resultado fue que la asamblea votó a favor de la huelga. La manipulación y dictadura asamblearia se impuso, y los que no nos unimos a ella, como fue mi caso, nos vimos sometidos junto a nuestras familias a un acoso inaudito.

Fue el preludio, años más tarde, del cierre de la fábrica.

¡Me duele LINARES!

Cómo no me va a doler LINARES, si mi apellido y mi familia son de Linares. Y me duele sus gentes. Gentes que, durante muchos años, han actuado como si no pasara nada, al igual que la orquesta del “Titanic”, tocaban y tocaban mientras se hundía el pueblo.

Se dice, y lo mantengo, que Linares es una ciudad de trabajadores ejemplares y luchadores, pero también una parte importante de ellos lo único que buscaban era la prejubilación o la invalidez, el caso era tener una paga (llámese pensión) de por vida y tener tiempo para sus “chapuzas” y “olivillas”. Y es que la década de los 80 se lo puso a huevo con la “Reconversión Industrial” de Felipe González.

¡Me duele LINARES!

Porque en el terreno universitario no supo, o no quiso, conservar la progresión ascendente para tener un Campus acorde a su potencial. Magisterio, Graduado Social, UNED volaron de Linares. Son ejemplos de la desidia política por la ciudad. Y es que la política universitaria de Andalucía ha sido un desastre total. El distrito Universitario de Granada nunca debió modificarse y la UJA nunca debió crearse. Linares no habría perdido su ritmo de crecimiento y hoy sería una ciudad Universitaria.

Además, me duele porque, en un afán de distraer a la población, se despilfarraba tiempo y dinero en la creación y mantenimiento de la engañosa “Universidad Popular”, que solo sirvió para colocación de más vividores de lo público.

¡Me duele LINARES!

Me duele en el alma la situación de mi tierra natal, pero más me duele la falta de autocrítica.