Cada vez que rememoro la escena del parlamento en que la bancada de la derecha gritaba libertad dando golpes, he de pellizcarme para aceptar el grado de cinismo del personal patrio. Como el papel y las pobres palabras admiten todo lo que se le quiera echar encima, pues ya vale. Otra cosa bien distinta es lo que pueda entender quien conozca bien la película que así se cuenta. Serán personas tan liberales quienes en su momento abdicaron por conveniencia del pasado dictatorial y ahora lo recuperan abusando de actual Constitución en beneficio de su único interés. Podría retomar el concepto de “libertinaje” que era como llamaban a la libertad de quienes la reivindicaban porque les faltaba para ostentar su propia conciencia sin sufrir `por ello persecución. Hoy volvemos a las mismas, pues las libertades reales están negadas en buena parte a quienes de ellas carecían cuando el poder devenía como herencia de aquella guerra que no olvidan sus vencedores. Valga este preámbulo para reivindicar otra visión de libertad que hoy se difunde menos.
Qué libertad vive la ciudadanía en la democracia actual en la que vive el clima de odio que quienes perdieron en las urnas varias veces el poder político, no aceptan esa realidad. Más bien al contrario insultan, mienten y amenazan por todos los medios (políticos, económicos, judiciales, mediáticos y otros). Mirado con perspectiva, una amenaza que vienen cumpliendo con todo rigor.
De qué libertad y tranquilidad puede disfrutar la ciudadanía amenazada de muerte por millones ante el Jefe del Estado, que calla ante tal delito de odio amenaza y otros. No valen las explicaciones de que son militares jubilados, porque bastantes de ellos han sido responsables de importantes funciones antes de esta situación. Sabiendo además que en los cuarteles campan a sus anchas quienes comparten sus actitudes.
Calla el Jefe de Estado a la vez que los pronunciamientos débiles e inadecuados de otros ámbitos obligados a reprimir tales desmanes. Qué esperar del Parlamento, donde se apoya como “gente nuestra” a estos supuesto delincuentes.
De qué libertad goza la ciudadanía que se siente representada por la candidatura que libre y legalmente acudió a las elecciones. Libertad que quieren cercenar con acusaciones arbitrarias y argumentos tendenciosos quienes en las urnas fueron depuestos por la ciudadanía a la vista de delitos económicos, persecución política y corrupciones varias.
De qué libertades se pueden fiar la ciudadanía al ver que desde ámbitos policiales y con la buena acogida se ha querido desprestigiar e impedir la acción de gobierno con denuncias montadas con recortes de prensa e interpretaciones sectarias de hechos. Ámbitos policiales que, en lugar de depurar conductas delictivas de sus componentes impide la buena imagen de dichos cuerpos.
De qué libertad puede disfrutar la ciudadanía al observar la debilidad del gobierno elegido de manera democrática atacado sistemáticamente desde los entramados del Estado. Entramados ya señalados y que con la connivencia de unos medios que ofrecen versiones al efecto cuando de manera permanente es reprobada por quienes ante quienes en el mismo Parlamento reconocen como su gente a ciertos militares.
De qué libertad plena puede haber con la vigente ley “mordaza” aprobada por quienes acusan de dictadura al actual gobierno la vez que usan las redes sociales al estilo Trump con bulos mentiras amenazas y canto pueda ayudar a desestabilizar al gobierno legítimamente elegido.
De qué libertad presumen quienes atacan deliberadamente a timorata ley Celaá que mantiene la escuela concertada que en detrimento de la maltratada pública. Escuela que sigue ofreciendo un servicio con ideario como si fuera público. Escuela sometida a la orientación neoliberal de espalda a la filosofía. Legislación que renuncia al principio de escuela única y laica que puede derivarse de la propia Constitución. Frente a esta realidad se sigue sometiendo a al poder de la iglesia y del concierto que con el Vaticano viene heredado de la Dictadura.
Pese a toda esa casuística que podemos ampliar, siguen hablando de libertad quienes dentro de los entresijos del Estado gozan de otros privilegios como el de mantener con cinismo la mayoría absoluta de la que debieran haber depuestos hace dos años en la composición del Poder Judicial y otras instancias como la propia RTVE. Pero estos “liberales” mantienen esas injustas ventajas a la vez que llaman delincuentes a quienes piden que se cumpla la ley. Esa libertad que por tal falta de fundamento ni es libertad ni es nada.