El conjunto del personal vamos por la calle, en general con nuestra mascarilla, como mandan las autoridades sanitaras, pensando en nuestras paranoias sobre todo lo que trae consigo la covid19: este puñetero bozal, ahora a quedarse en casa, ahora me tomo una caña y un rato la cara libre, que chunga está mi vieja, vaya navidad que espera, yo no aguanto más, mi esa juventud inconsciente, en qué acabará todo esto.

Cuando pegamos la hebra con alguien que no sabemos por donde pajea, nos recogemos en esa cháchara irreprochable. En el mejor de los casos acabamos quejándonos de los políticos que son los culpables de todo y toditos iguales. Cuando llegamos ahí me pongo de una mala leche que no siempre soy capaz de controlar. Cuando se me escapa la lengua, irónico añado igual que todas las panaderas que me queman el pan. Qué tendrán que ver las panaderas con los políticos, me pregunta alguien extrañado. Sonriendo le repongo sí la mía esta mañana me ha dado una barra chamuscada, en cambio a la candidatura que voté está tratando de que esta crisis se resuelva de manera distinta a la de 2.008 y algo están haciendo. Bueno lo de mi panadera no es tan así, lo de hoy ya me lo había anunciado y me lo ha colado. El personal desde su distancia sanitaria me mira con desconfianza pensando de que va el nota este.

Por supuesto que hay políticos responsables y muchos banqueros y algunas peluqueras y un peón de albañil, sin quitar algún médico, pese a que a todos los aplaudíamos hace unos meses. Es lo que pasa en nuestra sociedad, que alguna responsabilidad hay en el conjunto de la ciudadanía, tengan el oficio que tengan. Por supuesto que es distinta a responsabilidad del peón de albañil que el banquero que lo expulsa de su casa con su familia por dejar de pagar la hipoteca durante unos meses. No lo es tanto el traumatólogo que espera en silencio una larga lista de espera de pacientes, como los responsables políticos que se tiraron diez años recortando los presupuestos de sanidad. Tampoco es igual de responsable el periodista que al pié de la noticia manda una crónica más o menos correcta que el redactor que quita o pone de acuerdo con lo que manda el dueño del medio. No. No todas las personas somos iguales estemos en una u otra situación. Tampoco todas pensamos en si cumplimos nuestra responsabilidad, la que nos legitima para exigir la propia al prójimo. Pues debiéramos recordar que tampoco somos tan iguales cuando usamos un servicio, ni cuando trabajamos en él para que el conjunto lo disfrutemos. Vuelvo a lo mismo, es muy bonito despotricar sobre lo de aquí y lo de allá sin bajar a pie de obra. Quien quiera peces ha de mojarse la barriga, lo demás es un desahogo de autoengaño colectivo que no lleva a parte alguna. Y es que ese hablar donde nada se soluciona, debiera ser más prudente por lo que nos pueda tocar en otra función. Esto no quiere decir que nos callemos, sino todo lo contrario, que actuemos con responsabilidad, esto es anticipándonos para que no acabemos hablando de culpas.

Aparte de persona trabajadora o ciudadana que ya lo fue o quisiera serlo, como ciudadana consumidora y persona crítica, puede y debe colaborar por esa satisfacción compartida. En la función del uso de servicios o del comercio debiéramos mostrar nuestra actitud positiva cuando haya algo mejorable y agradeciendo la acogida satisfactoria. Reconocer la cercanía personal y las virtudes en el empeño colectivo favorece la solidaridad siempre. Además, estaría bien que ejerzamos nuestra función política, esta es la de ciudadanía que se preocupa de lo que ocurre en nuestra ciudad, en nuestra comunidad autónoma o en el Estado. Mirar los programas que se presentan en las elecciones es algo que debiéramos hacer y luego pedir cuentas de qué pasó con aquellas promesas. Estaría bien saber quiénes dedican su energía a la defensa de ese programa o a hacer carrera para al final acabar en las puertas giratorias. Por ese camino, estría bien que miráramos bien cómo ayudar a que se elimine la corrupción que acosa a este país. Es eso lo que debe interesar más lo que distintos medios realzan con una información que incide en la anécdota.