Cuando estamos en situaciones de crisis como la presente, hay muchas personas que, además de la muerte o enfermedad de un familiar, tienen problemas para seguir adelante. Hay quienes tienen suficiente dinero, un negocio o un trabajo para poder sobrevivir. Por el contrario, quienes no tenían trabajo, era eventual o ha cerrado donde trabajaba, para sobrevivir, tras gastar sus ahorros, si es que los tenía, necesita ayuda. En ese momento todo dios se vuelve hacia el estado o al gobierno que lo administra pidiendo ayuda. Y claro que el gobierno debiera ayudar a todo el mundo que lo necesite, empezando por los que más. Claro que el gobierno de España o de la Junta debiera tener un presupuesto para estas situaciones. Como hemos podido ver en estos días, los hospitales tenían pocos médicos y pocas camas, así como en las residencias de mayores. Por eso hemos visto que han muerto muchas más personas de las que debieran. Y es que los gobiernos tienen el dinero que tienen y según se invierta mejor o peor y los impuestos que la ciudanía paga, se podrán tener lo que necesitamos o no. Queda claro que ha habido un tiempo de recortes y de privatizaciones en el que empresas particulares han obtenido beneficios de hospitales y residencias. Otro tanto se puede decir del dinero gastado en rescatar a los bancos tras el 2.008. Ahora se ha gastado dinero para curar y ayudar a mantenerse a los parados y para que no se cierren empresas. Claro que hay muchas necesidades y el dinero es limitado. Lo que hay habrá que gastarlo bien y si hay que pedir prestado, también habrá que pagarlo, como los impuestos de manera proporcional.
Hemos hablado durante la cuarentena de que hemos de humanizarnos más y engañarnos menos. Convendría que empezáramos recuperando aquel programa de que “Hacienda somos todos” y que entre todos hemos de pagar de manera proporcional. También vendría bien recordar la parábola de las vacas gordas y las vacas flacas. Está claro que ahora estamos en tiempos de vacas flacas pero sobre todo para quienes no se han recuperado de los recortes de salarios y servicios. Habrá que recordar que hace unos diez años se rescataron los bancos y que hoy los ricos son más ricos. Así que son ellos que tienen más reservas o músculo, como se llama hoy, quienes han de arrimar más el hombro. Pero claro, no con caridad. Está feo que cuando se ha necesitado para el desastre de la sanidad madrileña haya ricos que aporten 8,5 millones como caridad cuando en justicia tendrían que haber aportado mil millones en impuestos. Estaría muy bien que aquellas empresas que tienen mucho músculo y que vienen repartiendo cuantiosos dividendos se acordaran de sus empleados y no pedir más de la cuenta al estado para hacer frente a sus ERTES. Ni que decir tiene que, como han dispuesto Polonia, Francia, Bélgica y algún país más de Europa, tampoco deberían ayudar a aquellas empresas que tributan fuera de su país. Por supuesto, que el pueblo ha de tener muy en cuenta qué hace la gente con el dinero en Suiza u otros paraísos, ¿seguir el ejemplo del Rey emérito? No debiera ser esa la conducta de un pueblo cívico. Que algunos como don Juanma no trate de engañarnos diciendo que en Andalucía no hay ricos, y que lo que tenemos que hacer es bajarles los impuestos para que traigan aquí su dinero, no se lo cree ni el asó la manteca en la parrilla. Ya vemos cual es la dirección de ese dinero. Claro que no debe de ir ni hacia Madrid, ni hacia Holanda, ni hacia Irlanda ni a ningún otro paraíso fiscal. Veamos si la UE sirve al menos para eso, acabar con la evasión de capitales y con la deslocalización de empresas a donde se pueda pagar menos a la mano de obra. Por supuesto que no se le ocurra a un neoliberal seguir diciendo que el dinero donde mejor puede estar es en el bolsillo de los ricos. Eso ya lo hemos visto con los muertos del coronavirus, a quienes les habría venido mejor el dinero antes en sanidad, que en corbatas negras después.
Si se avanza en esa dirección, aportando cada cual lo que es justo y pidiendo lo que es estrictamente necesario, se podrá tener dinero para los pagos actuales y para la devolución de créditos posteriores, mejor si se logra un buen acuerdo en Europa. Así se hará frente a los ERTES que sean necesarios, a la ayudas para pequeñas empresas y autónomos que tampoco se olvidaron sus deberes fiscales y otros en vacas gordas. Atender las necesidades cuyo trabajo no está asegurado y que lo vienen atendiendo los más humildes ya sean personas nacionales o inmigradas. Personas a las que agradecemos la recogida de la fruta que tan bien nos ha venido en la cuarentena o el cuidado de nuestros mayores a lo largo del año. Y qué no decir de aquellas personas que se han empobrecido perdiendo su vivienda o los pequeños ingresos que tenían. Para esas personas hasta el señor de Guindos, ex ministro del PP sugiere la renta vital, esto es una cantidad para que la personas pueda supervivir. A ello se ha opuesto un protegido de a señora Aguirre y la santa y madre iglesia que cada año recibe del estados uno once mil millones de euros. Sí, quieren que se sigan viviendo de la caridad en lugar de evitarla. Hay quienes se empeñan en suprimir impuestos y perdure la Caridad que humilla al que la recibe y a la sociedad que la consiente.