Es recuente escuchar la palabra “comunistas” con tanto desprecio como desconocimiento. De la mima manera, se llega a decir que quienes están a la izquierda del PSOE son “extremistas”, como si ése no fuera un concepto relativo de lo que sabe o siente quien habla. Se le llega a llamar “filoetarra” a quienes en alguna ocasión negocian-incluso con ETA-como hiciera también Aznar en busca de la paz. Desconocimiento de las distintas ideología, hechos reales y exageraciones inconvenientes que vuelven a maltratar la convivencia en este sufrido país. Dejemos al margen ignorancias y olvidos para no recaer en calentones infundados. Ése es el justo propósito de este escrito tal como señala su título.
He de advertir que personalmente nunca me he declarado explícitamente comunista. Sin embargo, he de reconocer que de “comunistas” he aprendido tanta o más dignidad y conocimiento como de muchas personas de izquierdas e incluso-salvando discrepancias-de algunas de derechas. Cada vez que oigo hablar de manera despectiva de esa ideología y de quienes la sintieron y sienten, lamento un gran fracaso. Fracaso personal y colectivo, por cuanto como generación no hayamos o, no se haya explicado bien lo que las personas conscientes de la democracia debemos a tanto sacrificio “comunista”. Hay aspectos históricos, tanto de ámbito internacional o español, como de sentimientos, de ética o de simple reconocimiento que conviene desmenuzar para comprender y comprendernos. Será propicio acercarnos al asunto con más inteligencia y respeto para ponernos en el lugar de ese o esa “comunista”. Reparemos en aquello, que por desconocido de desprecia a diario.
Ya de niño escuché la palabra “marxista”. Pensé que quien así hablaba se había equivocado cambiando una “erre” por una “ele”, tal era la maldad que se daba a entender. Pasados los años, entendí que el origen era Carlos Marx, pensador del comunismo, el socialismo y de tantas otras aportaciones más, sin las que no se podría entender nuestro presente. Tanto es así, que los conceptos marxistas o marxianos-que de ambas manera se citan-forman parte del vocabulario de la filosofía, la economías y de la política. Buscando dar explicación al enfado de marras, di con estas visiones: Es cierto que en el mundo se han aplicado de muy diversa manera las aportaciones de Marx. Lo es también que en la URSS Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, tras la revolución de 1.917 liderada por Lenin, su sucesor Stalin propició un régimen dictatorial y sangriento llamado “stalinismo”. En China, Mao lideró el “maoísmo” que a falta de libertades y sobra de muertes, ha propiciado un desarrollo económico injusto, ahora aceptado sin rubor en el mundo. Marxistas socialistas, antiestalinistas, o troskistas como Orwel se opusieron denunciando más el terror stalinista. La mayoría de comunistas tuvieron un papel destacado defendiendo la democracia frente a la invasión de la Alemania de Hitler. Como la España de entonces era aliada de los nazis, sólo los republicanos exiliados en 1.939 pudieron colaborar por la democracia europea. Entre estos españoles gran parte eran comunistas. Más importante aún resultó la gesta del PCE frente a la Dictadura de Franco en España.
En aquel 1.939, tras la guerra llegó la dictadura, que no la paz. Así, sin libertad ni democracia se vivió en España bajo el control militar hasta que murió Franco en 1.975. Hoy muchas personas hablan de sin saber apenas de Constitución ni de cómo se llegó a ella. Tampoco se sabe de las estrecheces que pasó la mayoría del pueblo y en particular los vencidos en aquella guerra. A la derrota y muerte siguió más muerte, cárcel, exilio, miedo y hambre, mucha hambre. Algunos huyeron al monte con el “maqui” otros a la clandestinidad tratando de evitar una muerte casi segura. Desde estos grupos y desde el exilio se trató preparar resistencia en busca de la democracia y la libertad. En los pueblos se decía de alguien que era de “ideas” si por su pasado o por su actitud se hacía notar discretamente. En aquel tiempo, o después, después nos hemos dado cuenta de que buena parte de aquellas personas eran comunistas.
Hubo entre varias, una importante“caída”o apresamiento de comunistas en la provincia. De entre perseguidos y cautivos había personas de Jaén, Linares, Úbeda, Andújar, y algún otro pueblo. De buena fuente he sabido la estrecha persecución del doctor Castillo en Jaén. En Úbeda era habitual la prisión preventiva de Ramiro o Roldán ante la menor sospecha de movimiento. Tuve noticias del drama de la familia Roldán. Algo muy similar supe después, llegado a Linares, sobre Sebastián Espinosa y otros camaradas. En el caso de los socialistas de Jaén había alguna “caída” menos que acababa en destierros más o menos duraderos. Si esa era la realidad cercana, en toda España -más en las grandes ciudades- el movimiento era más continuo y con presidios más seguidos. En el interior se seguía tras la información de radio Pirináica y los discursos de Pasionaria. De vez en cuando cruzaban la frontera camaradas del exilio para animar y recoger opiniones del interior. “La autobiografía de Federico Sánchez” es un buen ejemplo de las incursiones de Jorge Semprún o Federico. El generoso sacrificio comunista siguió con muertes como la de Julián Grimau y penas de prisión casi eternas como las de Sánchez Montero y de Marcos Ana, o sonada la de Camacho
La entrega fue mayor “hacia la Constitución”. No era fácil que un colectivo clandestino y -por ello- dirigido a golpe de consignas desde Francia, ejerciera la democracia que preconizaba. Tal vez fuera por la distinta visión de la realidad la que retirara a Semprún, Claudín y otros camaradas de las tesis de Carrillo. Éste según versiones de sectores, malbarató hasta la estrategia de “reconciliación” a la búsqueda, a la vez que una paz mejorable, una vejez plácida. Esa contradictoria realidad estalló pronto. Tanto Gerardo Iglesias como Julio Anguita, ambos sucesores consecutivos de Carrillo, marcaron distancias de los estilos y compromisos legados por éste. Gerardo volvió a la mina tras dimitir por la comprometida herencia. Anguita, pese al reconocido prestigio y experiencia política, trató de poner orden interno a la vez que hacía frente al desgate a que lo sometía el felipismo. Tras la enfermedad y la jubilación profesoral se apartó de la primera línea aunque, como Gerardo, tiene muy presente el legado de tan digna lucha. Pese a ese paso atrás, no se resiste a denunciar a esa turba de politicastros aprovechados que presumen de constitucionalistas. “Constitucionalistas” que, por ignorantes, cínicos o ambas cosas a la vez, olvidan que el comunista y catalán Jordi Solé Turade fue “padre” destacado de la Constitución que tanto invocan emponzoñándola, si no lo estaba ya bastante.
Del abrazo de Juan Carlos de Borbón y Santiago Carrillo, un monstruo platónico de dos espaldas, nace un Estado de los partidos que, a partir de entonces y afanosamente, tendrá que ser llamado por todos los medios de propaganda “democracia”, y que formará parte de la mentira que se enseñe a todas las siguientes generaciones, formando parte de libros de texto doctrinales en colegios y universidades. Algo que desde ese momento, será también habitual en numerosas frases de las tertulias políticas mediante la expresión “la democracia que nos hemos dado”.