Con la tardía y lenta llegada del AVE a Granada se han removido bastantes cuestiones. El exagerado coste de los autobuses que sustituían AVE que no llegaba, desde y hacia Antequera. El talgo que se repuso desde Granada a Madrid pasando por Linares-Baeza. Y para colmo, la supresión del mismo cuando parecía atenderse a la activa plataforma granadina por su tren y algo más. Nadie reparó en el impresentable y eterno agravio a Andalucía oriental. En tal hecho se solapan torpezas varias envueltas entre centralismos estatal y autonómico. Prefiero hoy entrar a la propia realidad del tren de alta velocidad y las sinrazones en que se apoya, que de la desvertebración de este rincón de la península ya habrá ocasión. Recordemos que todo empezó con aquella decisión del felipismo rampante para destacar su visión de gobierno de rico nuevo. Roturar Sierra Morena por Brazatortas para que un pasaje, en su mayoría señoritos o ejecutivos fueran de Sevilla a Madrid. Sí, también se tenían ínfulas europeístas que aún no se han confirmado. El cambio de ancho pensando cruzar los Pirineos aún no cristaliza. Está claro que el vecino francés no está, ni estaba por la labor. Así que ni la llegada a Girona o San Sebastián han seguido fluido camino a París la nuit. Y es que el camino hacia Sevilla se acortó sin pensar que lo que vendría después ha dejado bastantes más sombras que luces. Eso han tratado de explicar Daniel Albalate y Gemá Bel, profesores de la Universiadad de Barcelona, a quienes sigo en este escrito.
Dichos autores publicaron al principio de 2.015 “La experiencia internacional en alta velocidad ferroviaria”comparando los “aves” que circulan por Europa y Asia, lugares en los que está concentrada dicha tecnología. De entre los catorce países que se citan, España lidera en el número de kilometros construídos, que relacionados con su población contrasta con el menor uso de tanta vía. En la mayoría se construían para mayor eficiencia, para cohesionar territorios concretos o por otros criterios políticos. Los costes de la alta velocidad son enormes, tanto en la construcción como en el mantenimiento. Según el relieve y otras característica del territorio los costes son distintos. España presenta unos costes comparativamente bajos, aunque no incluye gasto de expropiaciones y construcción de estaciones. Debido a esos altos costes, hasta 2014 fecha del estudio, sólo las líneas Tokio-Osaka, Paris-Lyon y Jia-Quindao (China) presentan datos positivos. Estas rutas son enormemente densas y conectan grandes núcleos de población que se encuentran en distancias adecuadas para la AV. El resto de líneas tienden a ser difíciles de financiar.
Comparado con otros medios, viene compitiendo con interurbanos. Con relación al avión viene ganando pasaje. Aún así la mayor víctima es el tren convencional, donde los viajes de media distancia se ven en clara desventaja. En muchos casos ni los poderes públicos ni la ciudadanía tiene suficiente consciencia de los costes reales de unos y otros. Con frecuencia se ignora que es la misma adminstración la que ha de financiar también el ferrocarril convencional que con mantenimiento escaso parece poco atractivo ante la novedad del ave. Hay otros elementos que apenas se toman en cuenta ni por la misma administración. El mismo trazado de la alta velocidad y hasta el ancho de la vía , al menos en España, permiten el transporte de mercancías. Estudios sobre el turismo dicen que en principio suman viajeros, pero a la vez descienden mucho las pernoctaciones. Pasada la novedad,
a más largo plazo los efectos son irrelevantes.
Lo que obsevan los turistas va calando entre las personas usuarias frecuentes e incluso en determiandas zonas o sectores de población que van perdiendo oportunidades económicas. Hay comentario que sobre su propia experiencia hace Germá Bel el experto que nos informa. Las personas con pocos medios apenas pueden pagarse la alta velocidad, se convencerán de que este es un transporte costeado con el dinero del común en beneficio de adinerados. Dice a mí me viene bien porque he de viajar con frecuencia de Barcelona a Madrid y en al viaje ahorro tiempo a la vez que con el ordenador adelanto mi trabajo.
Por mi parte, reivindico que se aproveche la nueva tecnología y el dinero común para mejorar trenes y líneas ferroviarias para que toda la ciudadanía pueda viajar con dignidad. Así, como diría el poeta, podríamos subir a un vagón cualquiera. Claro que para eso tendremos que seguir hablando más del tren, venga o no al cuento de lo que nos digan , mañana como ayer.