La nuevas autoridades andaluzas, como la derecha en general, siguen presumiendo en cuanto tienen ocasión de que bajan los impuestos. Antes de analizar si eso es bueno o malo, tendremos que ver de donde viene esta moda y el sentido que tiene en España y en el conjunto del mundo. Son varios los aspecto que debemos considerar. Por un lado el ordenamiento democrático que nos dimos. Por otro las situaciones que se han ido dando como la última crisis que ha venido influyendo en que los ricos sean cada día más ricos y los pobres cada vez más pobres. Para ello debemos ver los hechos que se han venido produciendo para que lleguemos a tan insolidaria situación.

Empecemos por lo que dice la Constitución de 1.978 que tanto invocan los constitucionales PP y Cs. “España se constituye en un Estado Social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.” Art. 1.1 Título Preliminar. En el 31.1: ”Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrán alcance confiscatorio.” Y en el 14:Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento ,raza,sexo,religón ,opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.”Aclarado el marco constitucional vayamos a las pegas.

Una señora curada de cáncer de cuya mejoría me alegro, como me alegraría de la de todo afectado por esa cruel mal, pide la exoneración fiscal a Amancio Ortega. Comprendo su sentido agradecimiento por la donación del referido empresario. Lo que me gustó menos es que Miguel Bosé, que no está en el mismo caso, sino de defraudador fiscal hiciera lo mismo. De la misma manera, o más, lamento la muerte de un amigo por el mismo mal que con más medios a lo mejor pudiera celebrar también su curación. Por ello tengo muy presente el amplio fraude fiscal que apenas se persigue, o las diversas exenciones que se permiten a los grandes capitales para que hasta les salga “a devolver”. No me olvido tampoco de las fallidas amnistía fiscales o de la huida de capitales a Suiza o similares. Se ensalzan los beneficios que aportan a la sociedad fundaciones o mecenazgos. Creo que, incluso con las mejores intenciones, no se puede atender al conjunto de la ciudadanía como desde un servicio público riguroso. Entiendo que la caridad o la donación no ha de sustituir a la justicia. Se dice que puede ocurrir que, pagando una propina, se deje sin pagar la consumición completa. ¿Estaremos seguros de que eso no es lo ocurrido con don Amancio?

Se demoniza y destruye el impuesto de sucesiones usando y enfrentando competencias de autonomías quienes, como recentralizadores, las quieren sin poder. Separan los bienes heredados del conjuno de posesiones, como si no fueran-aunque nuevos- de sus capacidades económicas. Dicen que dicho impuesto es a los muertos como si no fuera a quienes heredan en España, al igual que en cualquier otro país. Olvidan que dicho impuesto está en nuestro ordenamiento jurídico desde hace mucho tiempo, pero es ahora, cuando los pobres son más pobres, cuando lo quieren extinguir. Decía la gente que el primer millón-se hablaba entonces de pesetas- era el que más costaba ganar. Ahora al tratar de eliminar este impuesto, se trata de que haya menos movilidad social, es decir que el probre con su esfuerzo llegue a ser menos pobre. Dice el experto en Hacienda Ricardo Rodríguez , que por este camino, además de reducir la igualdad de oportunidades,se concentra la riqueza en pocas manos

Otro tanto podríamos decir del IPRF, en el que los tramos de imposición tampoco guardan la debida proporcionalidad para la justicia recaudatoria. Así se viene propiciando que las rentas de trabajo queden cada vez más abajo de las del capital. Se siguen propagando que no hay más salida que la de la creciente injusticia de rentas. Sépase que se rebajan sus impuestos los ricos con ayuda de ignorancia de pobres. Pues quienes tristemente no tienen bienes por los que tributar, dan su conformidad a esa situación, sin enterarse que esa es una de las causas de peores servicios sociales.